Paz

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- Fue genial, sinceramente genial. Me encantas le dije a Isabel y la besé nuevamente.

- Para mi es como un sueño, Andrea, jamás pensé que una chica como tu se fijarla en alguien como yo.

- Alguien como tu? Pero si eres perfecta Isa, hermosa, inteligente, la mejor chef del mundo para mi. Hablando de eso, tienes hambre? Por que a mi me dio un apetito voraz.

- Vale, vayamos a la cocina y veamos que preparamos.

Ya en la cocina abrí una botella de vino. Isa preparó un sándwich de esos de revista, con esta chica terminaré obesa, de seguro. Amo sus ojos, su forma de ser y amo que cocine, debo reconocerlo. Durante nuestra comida ya muy de madrugada, Isa me contó de su hermana Teresa, quien, a pesar de ser menor que ella, parece la mayor, pues siempre la ha cuidado. Me contó de sus problemas con las drogas durante una mala etapa de su adolecencia, de cuanto extrañaba a su madre hasta el día de hoy. Mi pobre Isa, le ha tocado una vida muy compleja, y aún así, ha sabido salir adelante. No puedo hacer más que abrazarla, besarle sus manos, me provoca esta mujer una ternura indescriptible. Luego de un buen rato conversando, le digo que vayamos a dormir, ya en la pieza me besa apasionadamente, con un deseo que se traspasa hasta los huesos y nos amamos nuevamente con desenfreno, la besé cien veces y creo q es poco decir. Antes de dormir ambas estábamos entrelazadas con una increíble sensación de paz y satisfacción.

A la mañana siguiente, seguíamos abrazadas, que felicidad sentirse querida y deseada plenamente, y que sea un sentimiento mutuo, ay Isa!, que me hiciste, me tienes loca.

- Hola dormilona, le digo cuando abre sus ojos, que tal dormiste?

- Como no lo hacía desde que era una niña, me dice y sonríe.

- Vamos a desayunar, le digo. Quiero prepararte mi especialidad, panqueques.

Pareciera que todo es más lindo junto a ella, el día está maravilloso, con un sol radiante, hasta las flores del jardín parecen estar con todos sus colores vivos, es increíble lo que hace el afecto.

- Andre, te quiero mucho, me dice mi Isa.

- Yo también te quiero mucho hermosa. Apareciste y cambiaste mi vida, de hecho, me devolviste la vida.

- Y tu, giraste la mía en 360 grados. Hacía mucho tiempo  que no recordaba tanta felicidad.

La miro y la abrazo con todas mis fuerzas, como quise hacerlo desde aquel primer día en el bar, desde ahora Isa, yo te cuido.

Estaba escrito que te amaría.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora