Capítulo 26: Explicaciones

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—...Se me pegaron dos garrapatas —finalizó Jasper, soltando un suspiro—. Ellas son Queen y Dakota. Mis hermanitas menores.

Volví a darles un repaso. Podía ver el parecido. El cabello oscuro, casi negro. Los ojos azules. Las cejas pobladas... Eran como una versión más pequeña y más atractiva de su hermano mayor. Eran preciosas, como sacadas de una revista.

Una de las dos me sonrió. La otra, estaba demasiada ocupada con la mirada en otra persona.

—Soy Queen —se presentó la que me había sonreído—. Y... ella es Dakota.

—Chicas, ellos son Alex y Harmony. A Tessa ya la conocen.

La rubia sonrió.

— ¿Hoy es el día de llevar a tus mocosas al trabajo y no me había enterado?

—Insistieron en visitarme.

Dakota batía sus pestañas y sonreía con coquetería. Yo la observaba, sintiéndome celosa de una estudiante de preparatoria. Jamás podría hacer algo como eso. Coquetear. Por lo menos sin quedar como una estúpida. Muchísimo menos con tanta naturalidad, no creía que estuviera en mis genes. Una molestia se acentuó en mi pecho, que rasqué con la palma de mi mano intenta aliviar la presión.

Estúpidos celos que jamás iba a admitir que había tenido.

—No sabía que Jasper tenía compañeros de trabajo tan guapos.

Otra vez esa molestia.

Teressa observaba todo con una sonrisa. Podía ver el brillo burlón en sus ojos, le encantaba alimentarse del sufrimiento de los demás.

Por supuesto, Alexander estaba ajeno a todo. Parpadeó muy despacio cuando notó que esa frase iba dirigida a él.

— ¿Yo?

«Estúpido».

Su pregunta le arrancó una risa a Dakota. Queen, a su lado, rodó los ojos.

—No veo a nadie más —respondió con coquetería. Volvía a batir sus pestañas.

Bueno, tenía que parar. Yo, no ella. Ella podía hacer lo que quisiera, yo necesitaba calmarme y dejar de comportarme como... como si fuéramos algo y tuviera derecho a sentirme de esa forma.

—Podrían irte las chicas —comenté.

Dakota posó sus ojos en mí como si por primera vez notara mi existencia. Se le escapó una mueca de asco. Una. Mueca. De. Asco.

—Ya. —Sonrió—. No es el caso.

Teressa se estaba aguantando las risas en una esquina.

—Niñas. —Jasper las tomó a ambas por los hombros—. Estamos a punto de abrir, ¿Sí? No hagan demasiado revuelo. Pueden quedarse en una de las mesas y alguno los atenderá.

Dakota lo miró a Alex. Por supuesto.

«Detente de una vez. Te estás poniendo celosa de una niña».

Ambas acabaron asintiendo con la cabeza, y tomaron asiento en una de las mesas del fondo. Las que le tocaban a Alexander.

Bufé.

«Estúpidos celos».

La jornada fue un infierno. Desde que abrimos las puertas, hasta que cerramos. Aunque las gemelas resultaron ser bastante amables. No conmigo, claro, mas podía apreciarlo cuando hablaban con Teressa. Casi parecía que la admiraban. Era un poco adorable. El lugar estuvo repleto, como siempre, y cuando llegó nuestro momento de irnos, estaba agotada.

Destruyendo al chico ideal (CI #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora