Capítulo 5 ( Miedo)

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(Narrador omnisciente)

- Vamos Shindo - espetó el azabache irritado, arrastrando al rubio por las escaleras - Esta broma ya no es graciosa.

- No digas mi apellido - dijo irritado el rubio - Lo odio - esto último lo espetó en un susurro que aún así fue muy claro para el azabache - déjame aquí, puedes irte, igual no necesito a nadie.

- Si claro, vamos, por lo menos camina tú solo - el azabache abrió la puerta de su habitación y con un impulso acostó al rubio en su cama - Listo, te traeré agua para que por lo menos digas que fuimos buenos anfitriones.

El azabache estaba a punto de irse cuando el rubio lo tomó de la mano - quédate - espetó el rubio adormilado.

- Vamos, ¿qué te sucede? Si primero me dijiste que me vaya, además no puedo permitir que hagas el ridículo, quería mi venganza pero no de esta manera, todo se salió de control.

- Yuu por fin me hizo caso - espetó el rubio con una sonrisa - sabes lo difícil que es hablar contigo y tu egocentrismo.

- Bravo, ahora te burlas de mí - espetó el azabache con recelo - No sé ¿Por qué te importa tanto mi atención? si tienes a todos enamorados de ti, aparte eres el señor perfección.

- ¿Enamorados? ¿Amor? - aquellas palabras habían causado un ataque de risa al rubio - sabes por lo menos ¿Por qué la gente se acerca a mí? ¿Por qué tengo que ser perfecto?

- Lo tenía, pero ahora que lo dices no lo sé - ver al rubio en ese estado era lo que más quería, ¿Por qué ahora se sentía tan mal?

- A todas las personas les importa mi apariencia, y todo el dinero que mi familia tiene, sabes lo divertido que es para las chicas presumir - el rubio dejó caer su cuerpo al colchón - y nací en el orgullo y elegancia, con un libro de reglas que es más importante que yo para mis padres.

- Vamos Shindo, soy tu peor enemigo no deberías contarme eso - Suspiró Yuichiro sentándose al borde de la cama - tal vez lo use para perjudicarte o peor aún para chantajearte.

- Yuu-chan no es así, él no se esconde tras una máscara de simpatía - el rubio pasó su mano por el contorno del rostro del azabache, haciendo que este se sonrojara.

- Mejor duerme - Yuichiro apartó la mano del rubio de su rostro.

- Yuu-chan, estás avergonzado - Mikaela sonrió - que adorable.

- ¡Ya duérmete! - el azabache tomó el cubrecamas y envolvió al rubio - me largo.

Yuichiro estaba apunto de levantarse de la cama, pero Mikaela lo abrazó, cayendo junto a él en la cama - Vamos Yuu-chan, duerme conmigo - dijo el rubio apegando el cuerpo del azabache, pero antes de que este pudiera apelar, Mikaela había caído rendido.

- Prometo que será la última vez que te ayudo - Yuichiro observó el rostro de Mikaela; realmente era hermoso, pero jamás lo admitiría; aún así, verlo de esa forma inocente y tranquila, le reconfortaba. Sacó su celular dificultosamente, ya que el rubio lo tenía atrapado, capturó esa escena en la foto; ya mañana se burlaría de él.

- Yuu-sal, todo fue un éxito, lastimosamente, no me diste la reacción que quería, así que no te ayudaré con - comentaba felizmente Shinoa hasta que vio una escena magnífica - Akane - rápidamente sacó su celular; Mikaela abrazaba a Yuu de la cintura, mientras el azabache abrazaba al rubio del cuello y escondía su rostro en el hombro de este - Ara, ara, Yuu-sal, qué bien escondido te lo tenías - Shinoa trató de despertar a su hermano, pero recibió un gruñido por parte de Mikaela y no permitía que se lo acercara - Lo siento, tigre. Sólo quería despertar a mi hermano - buscó rápidamente una cobija para taparlos - Ya decía yo que hablas demasiado de Shindo.

Shinoa salió del cuarto dispuesta a enseñarle esa foto a Mit-chan; ahora sabía con qué chantajear a su hermano.

A la mañana siguiente, el rubio se removió un poco al despertar, pero vaya sorpresa al encontrar a Yuichiro entre sus brazos; al intentar alejarse, el azabache se lo impidió. Con esfuerzo, logró salir de la casa del moreno.

- Maldición, esto no es fácil - Mikaela caminó rumbo a su casa, pero sin percatarse de que había olvidado su chompa - No se supone que quien debía caer así era yo, le dije cosas que no debía - al llegar a su casa, vio a su madre en el sillón.

- Mikaela, rompiste las reglas - la mujer rubia se levantó del sillón - ¿Qué dirán de nosotros ahora? No sabes que hemos mantenido la admiración de todas las personas.

- Madre yo - el rubio intentó decir algo, pero llegó el señor Shindo.

- Mikaela, si ibas a llegar a esta hora, mejor no hubieras regresado - espetó el rubio que bajaba las escaleras.

- Eso lo heredaste de tu maldita familia, la mía siempre ha sido estricta en los horarios - la rubia miró al hombre despectivamente.

- Agradece que heredaste todo de mí, a ser una maldita ególatra como tú - el hombre tomó su maletín, para salir rumbo a su trabajo.

- Y ahora te vas, por eso los Shindo son considerados la familia más fría de toda la ciudad - la mujer comenzó a mofarse de su esposo.

- Mejor sigue con tus múltiples amantes, me voy - el hombre regresó a ver al rubio menor - ve a cambiarte que apesta a alcohol y un Shindo jamás daña su imagen.

- No son amantes son admiradores y entre más tenga es mejor - antes de que su madre terminará de hablar, el de orbes zafiro fue a su habitación tomó algo de ropa y la metió en una maleta, escapando por la ventana a un hotel cercano.

- Ya eres un adulto, Mikaela, esto no te debería afectar - se decía el rubio a si mismo acostado en la cama del hotel, enseguida a su mente llegó las palabras de Yuu " Todos te aman" - "amor" pobre iluso.

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~continuara~

Hola queridos lectores

lo siento si me demore una eternidad en actualizar la historia

Bueno espero que les guste mi fanfic <3

si les gusto voten

y si desean alguna dedicatoria pueden escribirme

si hay una que otra falta de ortografía sepan disculparme.'^^

~Hasta el próximo capitulo ~

Palabras que duelen, acciones que matanWhere stories live. Discover now