Dahyun dio un pequeño salto y su rostro paso a ser el de sorpresa, molestia y algo de miedo, el hombre a su espalda parecía satisfecho con su actuar y con una sonrisa se quedó como si nada. Sana lo notó y su rostro no tardó en ponerse rojo, unos ojos tan serios que asustaron a Dahyun.

-¿Qué acabas de hacer?- Habló alto, con intención de que el resto escuchara.

-Y qué con eso- Respondió antipático el hombre.

-Tú no le haces eso a alguien, menos a alguien indefenzo- Reprendió Sana.

Las demás personas comenzaban a mirar mal al hombre, susurraban malos comentarios que lo hicieron irritarse.

-Bien, pues tú no te metes en asuntos ajenos

-Lo haré porque no me es ajeno

-¿Qué es tuyo? ¿Tu novia?- Preguntó con tono burlón.

Sana pensó, podría usarlo como otra de sus estrategias de coqueteo y dar un indudable sí, pero la situación parecía ser más seria y no quería jugar esta vez.

-Da igual incluso si no es nada mío, tú sólo no haces eso, es asqueroso- Sana finalizó mirandolo con recelo.

-Ya vete, por favor- Una mujer mayor indicó al hombre, quien en la parada siguiente rendido bajó- No le hagan caso, hacen una linda pareja

Una sonrisa avergonzada salió del rostro de Dahyun, quien miró al suelo con sus mejillas visiblemente rojas como un tomate, aunque Sana también estaba algo sonrojada, pero orgullosa mantuvo su cabeza en alto.

En esa misma parada subió más gente, Sana no quería arriesgarse a pasar la misma situación, rodeó con timidez a Dahyun y la acercó unos pasos, haciendo que la más baja estuviera a solo centímetros de su pecho, segura. La pequeña sentía que sus mejillas no aguantarían más de lo rojas que estaban, quería controlarse, pero la contraria parecía ser tan dulce que su blandito corazón se dejaba llevar.

Con altos y bajos llegaron a la recidencia de Sana, converzando con un poco más de soltura y con Dahyun cada dos frases diciendole gracias, ella no tenía el valor para enfrentar a un acosador, pero Sana se presentó como una valiente héroe.

-Bien... aquí estamos- Dahyun miró al suelo algo triste.

-Uh... sí, aquí es...- Sana rascó su nuca pensando en algo, tampoco quería decir adiós- ¡Hey! Pero... permiteme compensar esto- Miró al rededor- ¡Allí! Un carrito de comida, si no tienes nada que hacer... ¿Te gustaría comer algo en mi departamento?

El rostro de Dahyun se iluminó tanto que Sana ya sabía que la respuesta era sí, de hecho Dahyun aseguró tener toda la tarde, por lo que Sana le ofreció quedarse y mejor pedir comida a domicilio. Dahyun por un momento sintió que era arriesgado, ella no conocía a Sana ¿Y si era peor que el tipo del autobús? No, no podía serlo, sentía que no era así y esta vez no se equivocó.

Sana le hablaba de forma tan dulce y era tan atenta, que Dahyun nunca pudo haber imaginado que en ese momento era vista como un trozo de carne fresca, a punto de ser deborada por una feroz león. Sana estaba esperando alguna señal, algo que le dijera que estaba bien actuar sin remordimientos, aunque por un momento lo olvidaba y disfrutaba de las anécdotas y chistes de la chica.

Hasta que el tópico que Sana quería había llegado.

-¡Oh...!- Exclamó con dramatismo fingido Dahyun- No estoy hecha para el amor, las chicas que me han gustado... bueno, son un mal recuerdo

-¿Mal recuerdo?- Sana alzó una ceja y Dahyun se sintió bien de que no le diera importancia a que hablara de chicas- ¿Por qué? Yo sólo tengo buenos recuerdos

Oh, Sana claramente los tenía, además de dejar ver, por primera vez, con suma naturalidad su sexualidad. Se escuchó un suspiro de parte de Dahyun.

-No lo sé... soy del tipo de persona que en serio se enamora- Sana vio su linda oportunidad irse- No me gusta las cosas de solo un rato, y pareciera que siempre juegan así conmigo- Admitió con la cabeza agachada.

-Oh...- Sí, Sana deshechó la oportunidad.

Sana en un inicio pensó que si las cosas no se daban con Dahyun, no tardaría demasiado en decirle que ya era tarde y que debía volver a su casa, pero no quiso hacerlo.

Se quedaron más rato hablando, Dahyun era buena en ello, comentando su forma de ver la vida, dejando ver su linda forma de ser y soltandose con confianza, una que ni ella misma creía tener con una desconocida, pero Sana estaba fascinada escuchandola. A Dahyun también le agradaba la forma en la que Sana hablaba, le pareció una chica muy inteligente para decidirse a estudiar la carrera de idiomas, cuando podía halagaba el buen uso que tenía del coreano. Pero también se le hacía muy tierno contrastar la torpeza de Sana, como caía comida en su polera sin querer y como se distraía fácil del punto central cuando explicaba algo.

Estaban sentadas juntas en el sofá y para Sana era demasiado distractoria la sonrisa de Dahyun, volvía a verla a los ojos y sentía su boca entreabierta, eran como dos estrellitas brillantes. Cada cosa que salía de la boca de Dahyun le gustaba, cada razgo de Dahyun le gustaba, Sana no se percató de que estaban a pocos centímetros de distancia y que sus alientos chocaban.

Dahyun cerró sus ojos y se entregó al sentimiento, quizás Sana luego la deshecharía, ya daba igual salir con el corazón roto otra vez, no puede volver atrás.

Y Sana pensó que sería muy cruel besar a Dahyun una vez y no volverlo a hacer jamás, pensó que ni ella lo aguantaría ni se podría permitir hacer sufrir a Dahyun.

Sana no contó hasta diez y la besó.

10 segundos - SaidaWhere stories live. Discover now