Cep podía ser muy infantil cuando estaba enfermo.

—¿Te sientes un poco mejor ahora?

—No, sígueme tocando el pelo —sonrió con los ojos cerrados.

Sí, era un minino que se relajaba cuando le tocaban el cabello y las orejas.

—Kumi.

—¿Hm?

—¿Eres feliz?

—Sí ¿Por qué? —le preguntó extrañada.

—¿Eres feliz conmigo?

—Sí, lo soy.

Él levantó la cabeza y la miró a los ojos.

—Lo siento.

—¿Por qué? No entiendo.

La miró y luego le dio un suave beso, tomándola por sorpresa.

—Por haber hecho las cosas mal. Hoy miró a nuestros hijos, te miro a ti, y se que jamás hubiera sido tan feliz sin ti, si tú no hubieras sido mi Umi'et.

—No soy tu Umi'et.

—Sí lo eres, sé que no tuvimos tiempo de realizar la ceremonia, pero Kanat'ma sabe muy bien lo que tú significas para mí. Siempre que te veo dormir, no puedo-

—¿Qué? ¿Me ves dormir? —sonrió divertida, interrumpiéndolo.

—¡Por supuesto que sí! Te miro, y pienso en lo estúpido que fui todos esos años sin ti, siguiendo a una persona que no era la indicada. Te miro y recuerdo cuando éramos niños, siempre estábamos juntos, y a tu mamá no le gustaba —sonrió.

—Siempre dijo que eras un estúpido —rio, haciéndolo reír a él también.

—Lo sé, tu mamá no me quería, creo que ella ya sabía que me iba a robar a su tierna hija —sonrió mirándola a los ojos—. Y tener muchos hermosos cachorros con ella —le dijo travieso, antes de besarla deseoso.

***

"—¿Qué te pasó? —le preguntó preocupada la pequeña, observando la herida que tenía en el brazos su Shi-e'tu.

—Me lastimé mientras trepaba, pero no te preocupes, estoy bien —sonrió, intentando ocultar su dolor.

—Claro que no, eso se ve peligroso. Haré una venda para ti, mi mamá me enseñó —sonrió Kumi.

—¿Segura?

—Sí, espérame aquí —le dijo mientras se iba corriendo.

Cep se sentó en una roca, y balanceó sus piernas, mientras esperaba a que Kumi regresara. Todos los niños de su edad eran muy hábiles para trepar, saltar o correr, menos mal.

Tal vez por eso Mikaeli no quería que Kumi estuviera cerca de él... Porque no era un macho fuerte.

Miró la herida de su brazo, y luego se puso de pie, marchándose de allí. No quería que Kumi una vez más tuviera problemas con su mamá por culpa de él."

Siguió hundiéndose en ella, una y otra vez, aún después de correrse, sin querer salir de su interior, o dejar de besarla. Amaba poder estar de ese modo con ella, hacer el amor con Kumi, poder decirle que le amaba, y que aquello no era sólo sexo, porque él estaba enamorado de ella.

Le gustaba cuando ella lo abrazaba por la espalda, pegándolo a su cuerpo, piel contra piel, sin querer ninguno de los dos separarse del otro.

—Te amo —susurró contra su oído, besando suavemente su cuello al descender sus labios sobre su piel.

—Yo también te amo, Cep —sonrió acariciando su espalda.

—Te juro por nuestros hijos —le dijo levantándose un poco de ella, para mirarla a los ojos, corriendo unos mechones de cabellos de su rostro—. Qué éste año iremos al Kok'ta a presentarnos como una pareja.

—Hm ¿Ahora sí quieres que todos sepan que soy tu mujer? —sonrió mirándolo, acariciando sus brazos.

—Todos saben qué eres mi mujer —pronunció bajando a sus labios, robándole un beso corto—. Y qué te amo —le dijo dándole un segundo beso—. Y qué soy feliz a tu lado.

Kumi lo tomó del rostro, deteniéndolo a escasos centímetros de su boca, sin abrir los ojos.

—A veces siento que todo esto es mentira, que tú sólo... Estás conmigo por los niños.

—¿Por qué piensas eso? —le inquirió extrañado.

—Siento que estás esperando que Shimei termine con su marido, para ir tras ella.

—Kumi.

—Sé lo mucho que la amabas, lo que sufriste por ella, lo enamorado que estabas. Y cuando recuerdo eso... Sólo pienso en la veces que estuvieron juntos —pronunció bajo, desviando la mirada.

La tomó del rostro y lo giró para que lo mirara.

—Si tan sólo pudiera cambiar el pasado lo haría, te juro que lo haría. Me habría quedado a esperarte, me hubiera guardado para ti, como tú lo hiciste conmigo... Yo lo siento tanto, sé que te lastimé mucho, perdóname —pronunció en un tono lastimero, abrazándose a ella.

Y Kumi sabía que estaba diciendo la verdad, su aroma delataba lo afligido que estaba.

—Tal vez a los catorce o quince años habríamos pasado juntos el Kok'ta, te habría presentado como mi mujer, y... Y si no hubiera sido tan estúpido tú no tendrías tantas inseguridades ahora, pero no sé cómo demostrarte que lo que siento es real. Si tan sólo pudiera hacerte sentir lo que siento cuando estamos juntos, cuando te veo, cuando te beso, cuando hacemos el amor. Yo te amo tanto, y no sólo porque eres la madre de mis hijos, sino porque estoy enamorado de ti, de la mujer que eres.

Ella lo abrazó a él, y depositó un suave beso en su hombro.

—Yo jamás dejé de amarte.

—Y yo jamás dejaré de hacerlo ahora. Tú mamá tiene razón, soy estúpido, pero si aún quieres aceptarme de todos modos como tu compañero, me harías el hombre más afortunado del mundo.

—¿Y cómo no hacerlo? Si ese siempre fue mi sueño —sonrió cálidamente, antes de besarlo.

Había deseado tanto ese momento, desde pequeña, y finalmente se haría realidad.

...

Creo que a esta historia le faltaba un cierre 💕

KumiWhere stories live. Discover now