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"No tengo interés en ver torneos de gladiadores, padre, lo sabes," dice Louis, sin levantar su mirada del plato que tiene frente a él. No está fingiendo su desinterés ni siquiera un poco.
"Louis."
Louis inhala profundamente, contando hasta diez lentamente. Sobre él, nada se mueve. Tiene que mirar hacia arriba al final de los diez segundos. "Bien," dice, alejando el plato unos centímetros. "Iré, ¿estás feliz?"
Su padre lo mira con una mirada mayormente plácida. "Eufórico," dice secamente, ya alejándose.
Louis no mira su espalda a medida que avanza, pero solo porque su padre podría sentirlo.
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La arena está llena de gente esa noche, todos ansiosamente anticipando el derramamiento de sangre y la violencia. Louis pone los ojos en blanco, sentado a la altura de su padre, y recibe un codo en sus costillas por su molestia.
Ugh Malditos gladiadores. Louis no entiende por qué la gente está tan obsesionada con ellos. La violencia sola es ridícula, y luego está el asesinato.
Al principio, Louis no presta mucha atención a los procedimientos, golpea sus dedos contra sus rodillas y piensa en todas las cosas que podría estar haciendo en lugar de esto. La competencia es como cualquier otra competencia de gladiadores a la que Louis ha ido en su vida, violenta y sangrienta y completamente innecesaria. El rugido de la multitud nunca termina, fuerte y apreciativo, pero es lo suficientemente fácil como para desconectarse. Ha tenido mucha práctica en eso.
Excepto que luego se calla. Louis mira hacia arriba, un poco confundido. "No me di cuenta de que se suponía que iba a haber un recién llegado esta noche," le dice a su padre.
"Una adquisición que hice la semana pasada," le dice su padre, dejando palmaditas en su rodilla. Es una señal clara de que cree que el comentario de Louis significa que va a comenzar a prestar atención, lo cual no es correcto. Louis odia estas cosas. Siempre ha odiado estas cosas.
Luego comienza la lucha, y Louis no puede evitar mirar. El nuevo tipo es más pequeño que algunos de los otros gladiadores, más delgado, pero de todos modos está ganando, aprovechando su velocidad. No es sorprendente cuando gana, inmovilizando al otro gladiador en el suelo y mirando hacia el balcón del Rey para recibir instrucciones.
Por alguna razón, parece más que está mirando a Louis que a su padre. Louis pone los ojos en blanco y mira hacia otro lado, omitiendo el veredicto por completo, y no vuelve a mirar atrás.
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El banquete de esa noche es como cualquier otro en el que Louis haya estado, lujoso e innecesario. Louis hace lo mínimo para hacer feliz a su padre, pasando la mayor parte de su tiempo sentado en una mesa con una copa de vino frente a él. Ha descubierto que es una de las mejores formas de superar estas noches.
"Louis," dice su padre, colocando una mano sobre el hombro de Louis y apretándola, "me gustaría que conocieras a Harry Styles, nuestro nuevo gladiador. Él fue quien ganó la competencia esta noche."
"Encantado de conocerte," dice Louis, dándole un apretón sordo a la mano de Harry antes de soltarla, dejando que su atención se desviara.
Es capturada de vuelta en menos de un segundo. "Príncipe Louis," murmura Harry, en voz baja, como si estuviera destinado a permanecer entre los dos, "¿Disfrutaste la pelea?"
"¿Disfruté viendo a dos hombres adultos golpeándose mutuamente por el entretenimiento de la burguesía?," Pregunta Louis suavemente. "Supongo que podrías llamarlo así."
La única razón por la que Louis no es regañado es porque su padre ya se fue.
Harry no se inmuta. En todo caso, sonríe, la curva es lenta y profunda sobre su rostro. "¿Cómo lo llamarías entonces?," Pregunta.
Louis lo mira, la forma en que se inclina, la postura de su cuerpo, la intención descarada que muestra.
"Déjame detenerte allí mismo," dice Louis, levantando una mano. "No estoy interesado."
"¿En qué?," Pregunta Harry, arqueando una ceja. "¿Gladiadores?"
"Gladiadores, deportes de sangre, tú, todo," dice Louis, dando un paso atrás. "Tengo mejores cosas que hacer con mi tiempo."
Harry da un paso adelante. Uno pequeño, pero se siente vagamente amenazante de todos modos. "Mis disculpas, entonces," dice. "Fue un placer conocerte, Louis."
Bueno. Louis gira sobre sus talones y se aleja, inexplicablemente inquieto. Malditos gladiadores.
