Capítulo 66: Vienen por ti

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Sam bajó del vehículo, y trotó hacia mí, ignorando a las demás personas presentes.

―¿Estás bien?, ¿sucedió algo? ―preguntó preocupado, mientras tomaba mi rostro entre sus manos. Verlo de cerca, con la escasa luz de la farola que nos alumbraba en el estacionamiento, bastó para que pudiera ver golpes en su rostro y manchas de sangre en la sudadera gris que llevaba.

―¡¿Y a ti qué te pasó?! ―cuestioné alarmada, mientras papá miraba la escena atónito.

―No es mi sangre, no te preocupes ―dijo suspirando, y yo tomé sus manos, mirando sus nudillos morados y con la sangre seca de otra persona―. Solo quería ver si estabas bien...

―Voy a llamar a la policía ―anunció mi padre, y de inmediato le sentí tensarse a Sam.

―No, no lo hagas ―pedí antes de que Terrence tomara su teléfono―. Sam es mi amigo, no es necesario que llamemos a la policía.

―Pero...

―Somos novios ―interrumpió el rubio, y mi padre nos miró consternado.

―Eso no es cierto, Rebbeca no tiene novio ―repuso la niña, quien se había mantenido mirando toda la escena con auténtica devoción.

―Todavía lo somos ―discutió Sam, dirigiéndose directamente a la niña―. Mañana nos vamos a dejar.

―Rebbeca ―llamó mi padre preocupado―. ¿Qué es lo que está pasando?

―Prometo que no es nada ―supliqué, tratando de que no interfiera en mis problemas. Aunque en realidad, muy en fondo estuve pensado en qué pasaría si le pedía ayuda para que también solucione esa cara de mis líos. ¿Lo haría como la persona responsable que yo todavía no era?―. Sam es mi amigo, de verdad.

―No puedo irme tranquilo, no puedo dejarlas solas ahora ―dijo abatido.

―Llévanos al hotel, estaremos bien. Confía en mí, por favor.

―Está bien ―respondió un poco dudoso, y sabía cuánto le costaba―. Pero, ante cualquier cosa, me llamarás. ¿De acuerdo?

―De acuerdo.

―Dana, cuida de tu tía. ¿Está bien? ―Ella asintió―. Si ella no llama, llama tú.

―Sí, señor ―dijo sonriente, mientras llevaba su mano hacia la frente en un gesto de milicia.

―Nos vemos luego, Sam. Cuídate, ¿sí?

Él asintió en mi dirección, y luego formó una sonrisa cautivadora para dirigirse a mi padre: ―¡Adiós, suegro!

Me palmeé mentalmente, y Terrence me miró cuestionando aquello, sin mediar palabras.

―Vamos al auto, pa.

***

Mi padre nos llevó hasta el hotel, nos compró comida, y también se aseguró por quinta vez de que llamaríamos si sucedía algo, para luego marcharse con Jo porque tenía que dejarlo en la "guardería de mascotas".

Yo decidí darme un baño, mientras dejaba a Dana dormir tranquila; no solo yo había tenido un día largo.

Mientras llenaba la bañera de agua helada, me desvestía y pensaba.

Después de saber el secreto de Amber, volvía a encontrar un cabo que podía estirar, para desenredar un poco la maraña que tenía en mi mente. Aunque algo me decía que aquello no estaba resuelto del todo; además, se sumaba la situación de Maddison y Dana.

Cuando todo estuvo listo, me sumergí en el agua helada. Aquello se sentía como congelar mis alborotadas ideas, congelar también mi mente, mi tiempo y el mundo. Eso era lo que necesitaba, congelar todo y poder descansar unos minutos de toda esa confusión mental que me tenía acorralada.

Luego de unos cuántos segundos abrí mis ojos, aún sumergida bajo el agua, y miré hacia la luz que se distorsionaba con el movimiento de las ondas que se formaban sobre la superficie, desde el lejano techo; dejé el tiempo correr, sin ganas de intentar volver a tomar aire.

Volví a cerrar los ojos y dejé escapar todo el aire que tenía en mis pulmones, tratando de que con las burbujas que despedía, también lo hicieran mis preocupaciones. Cuando ya no tenía más por soltar, tras un par de segundos más, mi cuerpo quedó tieso, al igual que el agua, y la luz del techo. 

Entonces creí comprender lo que me pasaba, y comparé ese momento con la situación; necesitaba la calma. Debía dejar de preocuparme, para lograr que los problemas que me cubrían se calmen, y así poder ver más legiblemente la solución.

La luz era mi solución, necesitaba aclarar todo y emerger.

Me quedé sin oxígeno, y también sin paciencia; entonces salí del agua, dispuesta a buscar esa luz, o prender alguna linterna.

Salí del cuarto de baño envuelta en una toalla, con la idea de dormir solamente envuelta en las cobijas; ya que no me había dado tiempo de coger ropa limpia. Pero cuando visualicé mi cama, vi sobre ella el bolso que siempre llevaba al hospital. Lo abrí y me encontré con mi pijama, y ropa para ir al hospital al día siguiente, junto con mis elementos médicos y una nota.

"No sabía qué bragas elegir, entonces te traje las que traías puestas el día que nos hicimos amigos.

Tu todavía novio, Sam."

¿Qué debía hacer? ¿Enojarme por meterse a mi departamento nuevamente o adorarlo por aquel gesto?

Estaba indecisa.

Me vestí a toda prisa, comprobé que Dana estuviera dormida y salí de la habitación, sabiendo que lo encontraría en el estacionamiento o en algún lugar cercano.

Dicho y hecho. Ni bien salí del hotel, me encontré con su Jeep aparcado cerca de la entrada, con él dentro fumando un cigarrillo con las ventanillas abiertas. Ingresé del lado del copiloto, y lo sentí sonreír, mas no volteé a verlo; simplemente miré mis frías manos, y traté de darles calor con mi aliento.

―¿Qué estás haciendo aquí?

Él volvió a suspirar y tiró su cigarrillo por la ventanilla, bajo mi mirada expectante.

―Tengo que protegerte ―contestó, clavando su mirada en la mía.

―¿Por qué? ―indagué, pero antes de que pudiese contestar, volví a cuestionar―: ¿de qué?

Sam tensó la mandíbula, y se pasó sus manos por la cara, frustrado. Incluso llegué a pensar que gritaría o golpearía algo; grande fue mi sorpresa cuando levantó la cabeza y giró su rostro hacia mí, con los ojos rojos, de los que brotaban espesas lágrimas.

―Ellos lo dijeron ―dijo con la voz rota, no sabría decir si asustado, enojado o algo de eso―. Ellos vienen por ti, Becky.

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¡Buenas buenas! ¿Qué hayyyyy, nigga? 
Yo solo quería avisarles que quedan pocos capítulos, y que de solo pensarlo ya me da taquicardia. Alta emoción.

Los quiere con su pequeño corazoncito en problemas, Juno

Un pequeño gran problema [COMPLETA]Where stories live. Discover now