•Cuentos de media noche• (Sᴏɴᴛᴀɪʟs)

II

El erizo me llevó a un comedor, claro, después de haber pasado por un pasillo enorme y unas escaleras aún más enormes... Muy distinto a todo lo que había en el orfanato, ya que este lugar era 20 veces más enorme...

-¡Vaya!- Dije asombrado al ver la gran cantidad de comida que había en la mesa, -Sonic, ¿a caso vendrá alguien más? No quiero incomodar con mi presencia.- Pregunté con timidez.

-No, Miles. No te preocupes. Sinceramente no tengo ni idea de qué es lo que te gusta comer o cuál es tu comida preferida, así que decidí comprar diversos tipos de comida... Japonesa, mexicana, italiana, etc. Ya que no sé cocinar- Pude notar su vergüenza al decir lo último, pues se rascaba las púas y volteaba hacia otro lado, con una sonrisa.

-Tranquilo Sonic, no soy muy exigente- Mencionaba mientras me acercaba a la silla y me sentaba, la mesa estaba con cientos de platillos y estaba dispuesto a probar cada uno de ellos.

-Vaya, entiendo... ¿Gustas que te consiga algo más para tu comodidad?- Cuestionó aquel erizo, mientras veía algo asustado como devoraba la comida.

Después de pensar un poco, contesté -Uhm... Necesito unos cuantos trozos de madera, un serrucho y un desarmador... Si no es mucho pedir- Dije algo apenado, iba a pedir más cosas. Pero no quería verme un aprovechado.

-Es un pedido algo extraño para un adolescente pero, de acuerdo zorro. No tardo, ¡dame 2!- El erizo salió y entró de nuevo en 2 segundos, pensé que había olvidado algo; pero al ver que traía todo lo que le había pedido, me sorprendí. Su frase era literal, tardó 2 segundos, tal vez menos.

-¡¿Cómo hiciste eso?!- Pregunté con asombro, casi me caía de la silla. Era sorprendente.

-Oh... Creo que tampoco lo mencioné... Eh, soy alguien muy... MUY veloz, ¿Te sorprende?- Contestó con orgullo.

-Sí, es totalmente genial... No como estas dos cosas- Me levanto de la silla y le muestro mis dos colas con algo de molestia. Todo este tiempo intenté juntarlas, disimulando que tenía solo una cola.

-Oh... ¿Por qué dices eso? ¡Seguramente es genial!- Cuestionó el erizo mientras me daba palmadas en la espalda.

-Soy un ser anormal, no deberían existir esas dos cosas en mi trasero ¿sabes?, las demás personas del orfanato me molestaban desde que tengo memoria y eso nunca fue agradable -

-Espera, ¿vienes de un orfanato? Y segunda, ¿Hacerte burla por ser... Diferente?- Algo extrañado e impactado, contesta.

-Sí.- Contesté mientras miraba a otro sitio, incómodo.

Mientras se tocaba la frente con una mano, me responde -A ver Miles, la gente le teme a lo diferente por el simple hecho de que eso sea mucho más genial que ellos... No deberías sentirte mal por aquello que te hace especial- El erizo finalmente me dio un abrazo amistoso, sin importarle que probablemente olía a muerto.

Aquellas palabras me hicieron sentir bien, pero después de todo, solo es un chico desconocido. Al final de este día terminaríamos siendo desconocidos de nuevo.