Mucho mas que amigos - Capítulo 27

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Carlos no podía mas, estaba a punto de estallar.

Sandra era tan receptiva… respondía a el de manera tan natural… Le seguía el ritmo completamente y pocas mujeres habían sido capaces de eso.

- Carlos, por favor…

Sonrió.

La estaba torturando, volviéndola loca de placer. Paso su polla por su empapada vagina, una y otra vez, sin penetrarla, sabiendo que eso no sería suficiente y solo la haría desear mas.

- Te necesito dentro de mí, Carloooooos…

La desesperación de Sandra era evidente en su voz y a Carlos le excitaba verla asi.

Sumisa.

Suplicante.

Y completamente a su merced.

- ¿Has aprendido la lección, peque?

Seguía sus movimientos, lubricando su erección con su humedad, mientras Sandra asentía a la vez que gimoteaba.

- Sisisisi!

- ¿Volverás a tocarte sin mi permiso?

- Nononono.

- ¿Sigues tomando la píldora?

- Siiiii, Carlos!

Le dio un azote a la vez que la penetraba con fuerza, haciendo que ella gritara ante la inesperada invasión.

La sensación era increíble. Aun tenía la joya anal en su interior, haciendo que estuviera muy apretada. Dos fuertes embestidas después, Sandra se deshizo en un intenso orgasmo.

Carlos agarro sus caderas con fuerza y embistió una y otra vez hasta que se corrió con fuerza dentro de ella, soltando un fuerte gruñido.

Ambos se desplomaron sobre la cama, agotados y con la respiración entrecortada. Carlos tuvo cuidado de no aplastarla con su peso y la beso con ternura en la sien.

- ¿Estás bien?

- Mmmm, mejor que bien.

Sonrió y se levanto con cuidado, haciéndola gemir cuando salió de su interior. Con cuidado, le saco también el juguete.

- Ahh, diosssss.

Le mordisqueó un cachete de manera juguetona y fue hacia el cuarto de baño dejando los juguetes para limpiarlos más tarde. Cogió un paño húmedo para Sandra y volvió al dormitorio. Sandra no se había movido y tenía los ojos cerrados. La limpio con delicadeza y se metió con ella en la cama, tapándoles a los dos. Ella se acurruco en sus brazos.

- Mmmm, ¿podemos hacer eso otra vez?

- Siempre que quieras, vida mía.

Le beso el hombro.

- Te quiero Carlos.

Y con esas palabras, se quedo profundamente dormida.

*-*-**-

Sandra despertó feliz unas horas después. Podía sentir los brazos de Carlos a su alrededor, con una mano posesivamente agarrando un pecho, y su polla semi erecta en su trasero.

¡Por fin es mío! Pensó, más contenta de lo que había estado jamás.

Fuera ya era de noche y en el reloj digital de la mesita de noche, pudo ver que ya eran las 9. Tenían todo el fin de semana por delante y pensaba pasarlo exactamente donde estaba, en la cama. Y no solo porque Carlos debía estar agotado por el viaje y la manera salvaje en la que habían hecho el amor.

Se excito de nuevo de solo recordarlo. Tenía muuucho tiempo perdido que recuperar.

Carlos era increíble, y junto con los juguetitos… explosivo.

Nunca antes había tenido tantos orgasmos en una sola tarde. Tenía que devolverle el favor de alguna manera…

Sonrió.

Sabía exactamente cómo hacerlo.

Intento levantarse pero los brazos de Carlos se tensaron a su alrededor.

- ¿Dónde crees que vas, peque?

La voz ronca de Carlos en su oído, le causo escalofríos.

- Solo quiero darme la vuelta.

Aflojó un poco, solo lo justo y ella se giró para mirarle. Aún tenía los ojos cerrados y le estaba empezando a crecer la barba, dándole un aspecto más masculino, si eso era posible. ¡Estaba para comérselo! Y era completamente suyo, para hacer precisamente eso…

Le beso los labios con suavidad, luego la mejilla, la mandíbula, bajando por su cuello, haciendo que el soltara suaves gruñidos de lo más sexys.

- Sandra, ¿Qué haces?

Se giró un poco y Sandra lo empujo un poco más, poniéndolo boca arriba. Se lamio los labios al ver lo duro que estaba.

- Mmmm… creo que es la hora de cenar.

Se colocó a horcajadas sobre él, y lo lamio sin aviso, sin preámbulos, haciendo que Carlos pegara un respingo.

Jadeo al notar la lengua caliente y juguetona de Sandra lamiendo toda su longitud. Y cuando lo tomo entero en su boca, bueno casi, ya que no cabía del todo, Carlos gruño de verdad.

- Joder pequeña… así, sigue asiiiii….

Usando las dos manos y la boca, Sandra lo llevo al borde de la locura una y otra vez, haciéndole perder el control. Carlos enterro las manos en su pelo y tiro suavemente, haciendo que gimiera a su alrededor y chupara con mas fuerza.

- Asi peque, sigue nena.... Ten cuidadoooo...

Con un ultimo grito ronco, Carlos se corrio en su boca, y Sandra no derramo ni una sola gota. Le encantaba el sabor de Carlos, y mas sabiendo que nadie, nunca mas, tendria el privilegio de probarlo. Solo ella... para siempre.

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