Vida de inconsistencias

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Eldía de hoy tuve una cita médica... de todo el proceso solo me quedó el nombre dela doctora, Denisee, una mujer hermosa, con una voz arrulladora, reprendiéndomepor mis hábitos de mierda... dijo, no te sirve de nada salir a correr todas lasmañanas si en la noche comes las tres comidas del día. Doctora, no tengo nadaque hacer, la comida es un refugio, creo, fue lo que le dije. Ella merespondió, no te puedes estar quejando de tu peso ni tus problemas de salud sino eres coherente con lo que haces... y bueno tengo que ser sincero, desde quequedé soltero no tengo ganas de comer, paso casi todo el día sin ingeriralimento, de vez en cuando un poco de agua es suficiente... el problema es que sise presenta la oportunidad de comer exagero con las porciones, me gusta ir porhamburguesas, papas fritas, todo lo que tenga grasa y mientras más grasiento,mejor... no hay nada tan seductor como una hamburguesa de tres pisos llena detocino y queso gratinado, acompañada de una coca con su porción de papasfritas... sencillamente perfecto... antes me cuidaba mucho con la comida, hacíaejercicio, me cuidaba bastante, pensaba que el cuerpo atlético y musculoso eraperfecto para atraer chicas, me mataba haciendo abdominales, pecho, piernas,glúteos, todo, lástima que mi cuerpo no expresaba el esfuerzo realizado. 

Descuide la alimentación cuando ya no tuve con quien ir a comer, ir a mercar deforma saludable me daba desidia, era aburrido, lo interesante de ir a comprar aalgún mercado era hacer esas bromas de doble sentido, ahora no me sentíaanimado para ello. Mis problemas comenzaron a aparecer con ese descuido, lagastritis fue la primera, deje de usar la hora de almuerzo en el trabajo parapoder realizar los objetivos diarios rápidamente e ir a la casa a jugar. Fuetodo lo contrario, comenzaron a darme más trabajo. La segunda enfermedad enhacerse presente fue el estrés, dolores de cabeza, ansiedad y otras cosas queme dijeron era producto del estrés... en ese entonces lo único que me relajabaera comer y no podía comer cualquier cosa, la cerveza dejó de estar entre misbebidas, esta era una de mis mejores herramientas para combatir el estrés,quedándome sin opciones opte por los asados, comía asados casi todos los días,esa era la última actividad que me ayudaba a controlar el estrés... tambiénterminó por irse, me diagnosticaron sangre espesa, no podía comerla porqueaumentaba el hierro de la sangre y con los niveles que tenía podía morir antesde los cuarentas... que vida, con esta cita médica, la doctora pidió que haga unareestructuración en mis hábitos, me pidió coherencia entre lo que hacía, lo quedecía y lo que esperaba de la vida... estas palabras me acompañaron durante todoel camino de regreso, le doy la razón, aunque un discurso pierde fuerza cuandose ve la coherencia del orador.

Mi Doctora me dijo que no fume, que con elproblema en mi sangre el fumar potenciaría mi problema... al salir de la cita vicomo salió al balcón de su consultorio a fumar. Supongo que a ella no le haceningún daño, un pensamiento irracional, pero fue lo que pensé en ese momento...asi llegue a darme cuenta que todos somos incoherentes con algo, damos consejossobre cómo sobrevivir a los problemas pero no podemos aplicarlos a nuestrapropia vida, decimos que podemos desenvolvernos mejor que otros pero no somoscapaces de lidiar con nuestras propias cargas. Queremos tener cuerposmusculosos y comemos cuanta basura se atraviesa, yo doy consejos a empresariosy no tengo ni una empresa. Supongo que es una vida de inconsistencias porquesolo nos basamos en apariencias...

Diario de un hombre modernoWhere stories live. Discover now