Día 6: El propuestas

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Había pasado tres días fuera de Karmaland por algunas cosas de mi trabajo. Extrañaba la tranquilidad de mi casa, a mi lindo cerdo Manolo y también extrañaba a Auron.

El viaje me sirvió para darme cuenta que Auron significaba algo muy especial en mi vida pues cuando me estuve riendo con algún compañero pensaba en Auron, deseando que estuviera ahí conmigo, o cuando estuve solo en la habitación de hotel desee escuchar una de sus tantas bromas.

Pensé en la posibilidad de que me gustara y después de una larga charla conmigo mismo concluí que así era, sin embargo como no quería arruinar nuestra amistad dejaría que nuestras vidas fluyeran.

Llegue a Karmaland antes del atardecer. Pase a alguna tienda a comprar algunos vegetales para Manolo el cual se había quedado en mi casa pero Auron le había cuidado durante esos días.

Pase por la casa de mi amado secreto, percatándome de que no se escuchaba ningún ruido. Se me hizo un tanto extraño pero no lo suficiente como para investigar.

Llegue a mi casa, abrí la puerta y Manolo se abalanzo contra mí.

-¿Cómo has estado pequeño?- Dije mientras me agachaba para estar a su altura y de esta forma acariciarle de mejor manera. Estuve durante unos segundos así, hasta que un ruido atrajo mi atención- ¿Frederick?, ¿Qué haces aquí, compañero?- el pollo se me quedó viendo y comenzó a caminar hacia mi patio trasero. Decidí seguirlo porque parecía que me estaba guiando. Pasamos la estatua de Manolo y la casa de invitados.

Ahí, en medio de algunos árboles pude divisar una mesa pequeña, con dos sillas, una botella de vino, dos copas y un candelabro. La zona estaba ligeramente iluminada con pequeños farolillos. La noche había caído apenas unos segundos atrás, dándole a toda la escena un aspecto místico. Todo era demasiado bonito, tanto que me dejo impactado.

-Luzu, ¿Tomarías una cena conmigo?- Escuche la voz de Auron. Voltee a verle, estaba bien vestido, un pantalón de mezclilla que combinaba a la perfección con una camisa negra y aquella corbata roja que le hacía resaltar sus ojos. A su alrededor unas pequeñas luciérnagas empezaron a brillar. No podía creer como un ser tan maravilloso y perfecto existía en el mundo y que además lo tuviera delante mía.

-Emmm... si- Dije mientras bajaba unas escaleras que parecían un tanto improvisadas.

-Genial, pues vamos- Dijo sonriendo ampliamente. Yo voltee mi rostro tratando de que no viera el sonrojo de mis mejillas.

Ese chico me causaba esas reacciones con lo más normal del mundo. No sabía si podría aguantar tanto tiempo sin confesarle mis sentimientos.

Después de comer mientras platicamos un rato hablando sobre nuestros días separados. Auron se puso serio en algún punto quedándose en silencio. Se terminó su copa de vino y volvió a servirse, tomo hasta la mitad y se levantó.

-Luzu, ¿Recuerdas el día de tu primera consulta?- Arreglo algo y después se puso a un costado de la mesa. Yo asentí- Ven, levanta- me levanté un tanto extrañado y fui con él. Coloco mi mano sobre su cintura y la otra la unió con la suya entrelazando nuestros dedos.

-¿Pero qué pasa, Auron? ¿Qué es todo esto?- El solo se empezó a reír y comenzamos a bailar al ritmo de una balada. Ni aun ni yo éramos muy buenos bailarines pero ahí estábamos en medio de la montaña, bajo la luz de la luna, simulando bailar.

De un momento a otro se apoyó en mi pecho, dejándome en blanco.

-Tu propuesta, la deniego - Sentirlo tan cerca combinados con esas palabras, me hacía tener una revolución de sentimientos. No sabía con claridad que sentimiento tenía en mi mente.

InusualWhere stories live. Discover now