Capítulo 16

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Himerish iba de un lado para otro sin dejar de gritar órdenes. Habían decidido salir esa madrugada. Los caballos estaban preparados, el equipaje también y todos estaban listos para partir, pero aún así Himerish cuidaba que sus hermanos estuvieran bien cuando se fuera. Les había dejado dinero, provisiones e incluso armas, por si las ¨sombras¨ venían a por ellos. I-shui, al contrario, permanecía sentado, absorto a todo el movimiento de la sala. Recordaba la conversación con su maestro. Él le había dicho que no se preocupase. Pues, aunque tenía la misma sensación con respecto a sus acompañantes, dudaba que pudieran hacerles ningún mal. I-shui lo sabía, pero todavía… No quería separarse de ellas. Aunque guardaran secretos, aunque su conducta y todo lo que las rodeaba fuese sospechoso, no quería dejarlas. Había algo en ellas que le hacía sentirse seguro, más calmado, más… Humano.

-¡Ya llegué!!-Escuchó una voz acercarse y le sonrió. Keiko portaba poco equipaje y parecía feliz de ir con ellos. Habían acordado no decirle nada. Si bien ella sabía de las sombras y de la posibilidad de que fueran tras ellas, desconocía datos concretos sobre los enemigos que los acechaban. Y así debía de seguir.

Avanzaron con rapidez hasta llegar al río, donde tuvieron que cruzar por un improvisado puente de madera que habían construido los habitantes de Ashelville. Continuaron con tranquilidad hacía Archeland haciendo las paradas pertinentes para poder dejar descansar a los caballos y a la pobre Keiko, que no estaba acostumbrada a montar tanto. Nada interrumpía la monótona marcha. Himerish era silencioso de por sí,    I-shui no tenía ánimos para conversar y sus dos compañeras parecían preocupadas por alguna razón. Keiko sin embargo no hablaba por la impresión de verse fuera de la ciudad. Miraba a todo con curiosidad, enfrascada en sus emociones.  

Legaron pronto a Archeland y decidieron hospedarse en la posada de Benkei. Él era seguramente el único que los dejaría pasar tan entrada la noche. Se apresuraron con el pensamiento de una buena bebida caliente. Nada más entrar una enorme barriga y el hombre que estaba unido a ella les saludo.

-¡Vaya! Que visita tan inesperada. ¿Qué necesitáis muchachos?- Preguntó animado. La razón por la que estaba en la barra en vez de durmiendo les era totalmente desconocida.

-Algo para entrar en calor y un buen sitio donde dormir, Benkei.- Contestó Himerish mientras se quitaba la capa.- Y alimento para los caballos si es posible.

-Por supuesto que lo es. Poneos cómodos.- Les indicó saliendo de la estancia. Todos se sentaron en una de las mesas. Keiko daba cabezadas intentando no dormirse, y el ruido que hizo la puerta al entrar Benkei la ayudo.

-Aquí tenéis.- Posó cinco vasos de ron.- Los caballos ya están en el establo, y muy bien servidos, he de decir.

-Gracias Benkei.- Himerish tomó un sorbo de la bebida y suspiro complacido.- Dime, ¿Qué hacías despierto a estas horas?

-Esperaba a Zui. Necesita dinero así que se ha venido a trabajar de interna a la posada. Es una buena camarera y no me ha dado razones para dudar de su capacidad. Aún así tarda mucho en llegar con el pedido.

-¿Aceptáis pedidos a estas horas intempestivas?  

-Solo a este vendedor en particular. Sus bebidas son exquisitas, pero él es… digamos que no muy legal. Vende más cosas aparte de alcohol, por lo que no deja que le vean.

-No parece muy seguro para Zui.- Le recriminó Keiko hablando por vez primera.

-Créeme, no es peligroso. Solo algo caprichoso. Zui se habrá entretenido con alguien. Últimamente aprovecha  cualquier ocasión para huir con Aiko.

-He oído que ha desaparecido un leñador. ¿No será el padre de Aiko?- Cuestionó Himerish volviendo a entrar en la conversación.

-Es bastante posible, no lo he visto recientemente. Pero, ¿Por qué iba nadie ha desaparecer?

Antes de que Himerish pudiera responderle, la puerta se abrió de par en par y pudieron observar a un niño que avanzó hasta ellos mientras jadeaba de cansancio.

-Los tienen… ellos… los tienen…- Hablaba entrecortadamente acercándose suplicante.- Tenéis que ayudarlos… por favor… sino… sino…- No pudo seguir y se echó a llorar. Bella se levantó y lo abrazó para que se tranquilizase.

-Chico, ¿Cómo te llamas?

-Tora. –Susurró.

-Tora.- Habló Himerish.- Tienes que explicarnos que ha pasado.

-Yo estaba con Nayo… nos habíamos escapado para jugar… vimos a alguien correr y era la hermana de Nayo… habló con alguien y luego… Aiko nos asustó por detrás… nos riño por espiar a Zui, y ella… ella se acercó a nosotros, pero antes de llegar…cayó… fue rápido y eran muchos… y corrí… pero ellos no pudieron.

Se echó llorar otra vez y ya no pudimos entender nada. Pero no hizo falta. Todos nos dirigimos al lugar donde Tora había estado antes. Keiko nos seguía con miedo y determinación. Sin embargo no pude detectar miedo, ni en Bella, ni en Yua. Mejor. Yo tampoco lo tenía. No dejaría que nadie dañara a las amigas de mi hermana. Ni a ellas, ni a ningún otro inocente.

Los siete templosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora