Capítulo 21

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Su captor frunció el ceño al oír el nombre que había pronunciado I-Shui. Se fue acercando lentamente a las rejas de la jaula permitiendo que apreciaran mejor su figura. Era un chico joven con el largo pelo negro recogido en una coleta y los ojos oscuros resaltando en su pálida piel. La espada que colgaba de su cinto daba golpes en su pierna a cada paso provocando un ruido sordo que ceso cuando se detuvo ante ellos.

-Mi nombre es Ren, escoria.- Pronunció con evidente enfado. Luego miró a su alrededor y al interior de la celda varias veces, como si intentase tomar una decisión. Al final suspiró y cuando volvió la vista hacia ellos su mirada había cambiado. Ahora solo reflejaba preocupación y felicidad.- Dioses, no podrías ser más inútil.

I-Shui se echo a reír y casi de inmediato el chico que los retenía se unió a su risa. Himerish parpadeó confuso antes de negar con la cabeza y sonreír.

-No deberías permitir que tu hermana pequeña te hable así, I-Shui.- Le reprochó extrañamente tranquilo.

-Lo que menos me preocupa ahora es el trato que tenga conmigo.- Repuso este acercándose a la verja.- No comprendo Saiko… O Ren, ¿Qué haces aquí? ¿Qué ocurre?

-No podía mantenerme quieta mientras veía como nos atacaban en silencio. En el ejército no aceptan mujeres, pensé que ellos podrían pensar igual y me disfrace. Confiaron en mí, hermano. Llegué a los puestos más altos de su jerarquía. Sé su propósito, pero no sé cómo impedirlo. Necesito  más tiempo, así que no sé qué haces aquí o cuáles son tus intenciones, pero vete y permíteme continuar mi cometido.

-Si pudiéramos irnos ya lo habríamos hecho.- Soltó Yua con rabia, pero antes de que Saiko pudiera replicar  I-Shui se adelantó enfrentándose a su hermana.

-De manera que decidiste tú sola emprender un peligro como este sin saber lo que podía ocurrirte. ¿Se te ocurrió que no eras la única preocupada o la única que sabía que  era personas tangibles las que os atacaban? ¿Pensaste acaso que podían haberte ayudado? ¡Vives en una casa de nobles guerreros! ¿Acaso ninguno de ellos podría haberte sustituido en tu misión, ni siquiera  acompañado? ¿No se te ocurrió pensar lo que podría pasarle a una niña de quince años rodeada de extraños sin conciencia? ¿No pudiste esperarme? Dime Saiko, ¿Pensaste acaso cómo me debí sentir cuando me enteré de que desapareciste?- Una lágrima se deslizó por las mejillas resecas del joven guerrero.- No actúes como si estuvieras sola, ¡No actúes cómo una niña consentida! No vuelvas a preocuparme como has hecho, hormiguita.- Terminó susurrando. Saiko bajo la cabeza durante unos segundos aceptando la reprimenda, pero cundo la levantó sonreía.

-Te dije muchas veces que prefería las mariposas.- Recordó pasando una mano a través de las rejas, I-Shui le sonrió de vuelta aceptando su mano.

-Era lo único que te hacía verte como una niña.

-Saiko.- Himerish se adelantó hacia ellos haciéndoles recordar la situación.- No te molestaremos si quieres permanecer aquí pero necesitamos tu ayuda para salir.- Saiko asintió pero I-Shui volvió a enfurecerse.

-No te dejaré aquí.- Saiko intentó protestar pero su hermano la calló levantado la mano que no le sujetaba.-Eres fuerte lo admito, pero ya tienes suficiente información y no pienso permanecer más tiempo alejado de ti. Vendrás con nosotros y nos ayudaras, pero siempre  a mi lado.- El tono que empleó no favorecía replicas y la chica que se volvió a esconderse tras una máscara de frialdad no parecía tener ninguna.

-Te quiero hermano, pero antes de marcharme debo inventar un destino y una razón para mi partida. No hay necesidad de perder una fuente de información como esta. Os buscaré cuando termine, lucharé a tu lado, pero tengo que terminar lo que empecé.- La joven miró desafiante directamente a los ojos de su hermano, quien no tardo mucho en suspirar y levantar su mano para acariciar el rostro de su hermana mientras asentía. Saiko cerró los ojos un segundo, disfrutando de esa caricia protectora que la hacía sentir como una niña de nuevo antes de recuperar la compostura. No era momento de ser sentimentales.

-¿Puedes sacarnos?- Preguntó Himerish de nuevo.

Saiko se echó para atrás analizando la situación, miró por primera vez a las acompañantes de su hermano y de su maestro con una mirada inquisitoria pero no preguntó al respecto. Acabó negando con la cabeza.

-Sé que es una jaula creada por la magia de prestado de Haruka, impide que las ninfas utilicen su poder.- Comentó señalando a las dos chicas.

-Espera, ¿Cómo sabes…?

-Os he dicho que tengo información. Sé lo que sois y sé para qué os quieren, pero esto es algo que debemos discutir cuando estéis libres.

-Pues apresúrate.- Pidió Yua con enfado.- ¿No tienes la llave?

-La llave de una celda de tal importancia solo la tendrán los jefes.- Protestó I-Shui.

-Yo soy uno de los cinco jefes del Yori Takai.- Declaró Saiko con fuerza sorprendiéndolos a todos.- Aún así no puedo utilizar la llave sin que se enteren el resto de los regentes de este grupo. Tenemos que destrozar las rejas de alguna forma.

-Luego tendrás que explicarme más detenidamente eso de que eres uno de los jefes del Yori Takai.-Le avisó su hermano con una mirada seria.- Ahora sí, creí que era imposible romper estos barrotes.

-No es imposible, pero no sé cómo funciona la magia de prestado de Haruka, por tanto…

-Es la segunda vez que nombras esa ¨magia de prestado¨.- Interrumpió Bella.- ¿Qué significa?

-Haruka es humano, no posee ningún poder especial, pero hay alguien que se lo cede momentáneamente para que podamos seguir con nuestros intereses. Una de las vuestras.- Anunció Saiko dirigiéndose al escritorio para no enfrentar sus protestas.

-Ninguna ninfa cooperaría en algo tan descabellado.- Aseguró Bella dando un  paso al frente, invitando a alguien a contradecirla. Himerish e I-Shui se miraron y se negaron a dar su opinión al respecto, pero Yua si habló.

-Yo no estoy tan segura, además para crear esta jaula es necesaria la magia del nacimiento del mundo, debe haber sido una de las hijas de Gea. ¿A cuál crees capaz de algo así?- Las acusaciones de Yua eran claras, pero Bella no podía estar de acuerdo con ella. Sea cual sea la traidora no era nadie conocido para ella.

-Si una  hija de Gea la ha creado una hija de Gea la destruirá.- Declaró Bella muy segura.- Necesitamos la ayuda de nuestras hermanas.

-¡Espera! ¿De verdad confías en Hiraky?- Preguntó Yua con los ojos refulgentes de furia.

-No tiene por qué ser Hiraky, Mia también puede socorrernos.- Bella se giró hacia Saiko mientras se quitaba el colgante en forma de lágrima que colgaba de su cuello.- Utilízalo para pedir ayuda.- Pidió al mismo tiempo que se lo pasaba a través de las rejas.- Acércate a cualquier árbol que encuentres en tu camino y coloca la lágrima sobre él, solo tendrás que hablar para que Lea oiga tu voz. Explícale la situación, pídele que llame a todas nuestras hermanas y tráelas aquí.- Bella hablaba con urgencia y Saiko asintió ante la gravedad de la situación.- Date prisa, solo tienes hasta el anochecer.

-Lo sé.- Contestó la otra chica, pero antes de dar un paso se detuvo sorprendida.- ¿Cómo sabes lo que pasará a media noche?- Preguntó lentamente.

-Porque tú lo sabías. Ahora corre.- Saiko parecía confusa todavía pero no replicó. Se despidió de todos con un gesto y salió por la puerta intentando disimular su ansiedad. Cundo estaba a punto de cerrar la puerta oyó: ¨Buena suerte hormiguita¨.

 

  

Los siete templosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora