● CAPÍTULO 8.

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Anoche me había alejado de él, me fui a mi habitación y cerré la puerta con seguro mientras rogaba que él no fuera por la llave y entrará sin mi permiso. Cuando mi despertador sonó me levanté rápido para darme una ducha. Al terminar bajé hacia la cocina y vi a Camille preparando alguna nueva receta, la saludé y comenzamos a charlar.

-¿Cómo va todo? -Me preguntó Camille.- Sobre él.
-Ah. Anoche hablé con él, y yo... Le dije que no me acostaría con él hasta saber la verdad de Victoria. -Me asusté al ver como Camille se trapicaba con su café y tocía sin parar. Golpeé su espalda para ayudarle mientras ella miraba hacia arriba y levantaba sus brazos.
-Dios, _____. -Se rió mientras trataba de calmar su respiración.- No sé cómo eres capaz de hablar así con él.
-Yo tampoco, Camille. Pero sabes que cuando algo se me mete en la cabeza...
-Nadie lo saca hasta tener respuestas. -Terminó la frase por mí.
-¿Crees que me lo diga con tal de acostarse conmigo?
-Sí. -Me respondió como si fuera la cosa más obvia del mundo.- De seguro que sí.
-¿Este domingo tienes día libre?
-Como todos los domingos. -Me sonrió.- ¿No extrañas tu libertad?
-Mmm...

Cuando firmé contrato con Justin, y antes de que tuviera mi entrevista con él, siempre planeé trabajar los siete días de la semana en su casa. Sin vacaciones, porque si quería estar con él, debía estarlo siempre. A veces extrañaba mis salidas con Camille, pero había que ver el lado positivo: Si a fin de cuentas yo no terminaba con Justin, al menos tendría mucho dinero ahorrado.

-A veces. -Respondí luego de mi reflexión.
-Me gustaría volver a atrás. -Dijo nostálgica, negué.
-No, así estoy bien. Aún deseo que Justin decida hacer vacaciones así nos lleva.
-Todos esperamos eso, ____. -Rió.- Espero que él te diga sobre ella, así te metes de nuevo en su cama. -Me miró riendo, sí, era lo que yo también quería.

Era domingo, los días pasaban y él no me decía nada sobre ella. Me había buscado más de una vez para que yo cayera en sus encantos, pero eso no pasaría. Estaba encaprichada y hasta que no tuviera lo que quería, él no tendría lo que quería él. Claro, estos rechazos a él no habían sido sencillos. Realmente pensé que una noche me violaría.

Flashback

 

Estaba en mi cuarto, las doce marcaba el reloj de mi mesa de luz. Terminaba de poner crema en mis brazos cuando la puerta de mi habitación fue golpeada, me puse de pie y al abrir vi a Justin del otro lado. Su rostro era extraño, sus ojos estaban caídos y tenía una sonrisa tonta en sus labios. Pasó y me apoyó en la puerta mientras se cerraba.

-Estás sexy. -El olor a alcohol llegó hasta mí, estaba borracho, se notaba en su voz.
-Aléjate. -Le dije seria y firme, pero él rió negando.
-No, Dawson. -Sus palabras se arrastraban, se acercó a mí y me besó fuerte. Traté de separarme en un intento fallido porque sus manos no soltaban mis brazos.
-Basta. -Apenas pude me alejé, lo miré seria mientras él fruncía el ceño.- Aléjate de mí.
-No. -Trató de besarme, pero le evité.
-Ya te dije, hasta que no me digas de Victoria no tendrás nada de mí. -Él gruñó furioso.
-¿Por qué tanta mierda con Victoria, eh? ¿Qué importa ella? No te diré nada y tú harás lo que yo te diga, ¿Escuchas, _____? -Sus palabras eran firmes aunque se le enredaban.
-¿Y qué si digo que no? -Él no se quería alejar de mí y estaba incómoda, los borrachos me incomodaban.
-Me importa una mierda. -Me besó fuerte sin dejarme escapar. Sus labios sabían a ron y su lengua intentaba entrar en mi boca, pero no la abría.- Abre. -Me dijo, pero no le hice caso y cuando menos lo esperé, una cachetada en mi mejilla.- Te dije que abrieras, perra.

Mis ojos se pusieron vidriosos y ardían. Perra. Él me había dicho perra. No sé que me dolía más. Si esa fea cachetada o aquella palabra que había utilizado para nombrarme. Perra. Solté un sollozo, no quería verme débil ante él, pero no lo podía evitar. Él me soltó del fuerte agarre y sus ojos se preocuparon.

-____... -Me susurró y yo negué. Me alejé de él y sequé mis lágrimas. Él quiso acercarse, pero yo abrí la puerta.

- Vete.
-_____...
-¡Vete! -Le dije más fuerte esta vez, él salió por la puerta y yo la cerré. Me había lanzado en mi cama a llorar como una adolescente en su primer mal amor.

 

Fin Flashback.

 

Eran las tres de la tarde y estaba sola, Camille estaba en su día libre y Scarlette había salido a comprar unas cuantas cosas que necesitaba en el jardín. Al parecer el filtro de la piscina se había roto y había que cambiar un motor de algún sistema de riego. Justin no estaba, le habían invitado a un partido de golf al cual yo sé iba solo por compromiso. Él detestaba el golf. Y en efecto, Kenny y Richard se encontraban con él. Miré el reloj nuevamente y calculé. Tenía tiempo de ir al mall a comprarme  alguna que otra ropa y luego volver. De seguro Justin llegaría casi a media noche. Le dejé a Scarlett una nota y salí por mi auto.

Miraba una tienda de zapatos, había tantos de distintas formas y tamaños. Unos más caros que otros, y más estilosos que el resto. Entré y había dos chicos tras el mostrador. Uno de ellos me miró apenas entré y yo le devolví la mirada, me sonrió y yo le devolví el gesto. Me acerqué a unas bellas sandalias de tacón alto, estaban de moda y hace días tenía ganas de comprarme una.

-Hola, preciosa. -Me habló el chico que me había mirado desde el mostrador.
-Hola... Erick. -Leí su credencial.
-¿Cómo estás? -Se veía agradable y como de mi edad.
-Bien. ¿Tú?
-Bien. -Asentí y miré nuevamente la sandalia.- ¿Qué número buscas?
-Oh, este me queda bien. Me lo voy a probar.
-De acuerdo. Si te gusta me avisas y te traigo una caja con un par. O te ayudo a buscar algún otro que te agrade.
-De acuerdo. -Me senté en un pequeño sillón y me probé la sandalia, me venía a la perfección. Sonreí satisfecha y me la quité para dirigirme a Erick otra vez. Él escribía algo.- Me las llevo.
-Te quedan perfectas. -Me guiñó el ojo. Era atractivo, sus ojos verdes me intrigaron. Fue a alguna parte y volvió con una caja, la abrió y dentro de ella estaban mis nuevas sandalias de tacón alto.- ¿No quieres ver algo más? -Miré a mí alrededor y decidí que con esto estaba bien.
-No, gracias.
-Bien, $119 entonces. -Le entregué mi tarjeta de crédito y él hizo su trabajo.- Espero verte pronto, linda.
-Sí, también yo. -Tomé mi bolsa la cual contenía la caja y sonreí.- Adiós.

Cuando quise acordar, eran las siete de la tarde, me había recorrido unas veinte tiendas en tres horas y pico. Tenía que regresar a la casa de Bieber. Conducía tranquila y al llegar me di cuenta que Justin ya estaba aquí.

-Hola. -Saludé cuando entré, Scarlett me sonrió junto con Richard. Vi a Kenny y Justin salir de su oficina.- Buenas tardes.
-Buenas tardes. -Respondió Kenny, pero Justin pasó por mi lado. Desde el incidente de la noche en la que él estaba borracho había dejado de acercarse tanto a mí.

Fui hasta el segundo piso y sentí pasos detrás de mí, pero no volteé, no hasta que un brazo me dio media vuelta en mitad del pasillo, era él.

-Tenemos que hablar.

EN SU CAMA (justin Bieber y Tu)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz