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¿Cuánto tiempo se tarda en borrar algo permanente?

¿Cuándo crees poder caminar y respirar normal, sin necesidad de detenerte a recuperar energías?

¿Cuánto demorará una razón para poder creer que hay motivos para seguir adelante?

Unos ojos esmeralda opacos clavaron atención en el concreto, un pedazo que fue tapizado para caminar sobre el jardín de aquel parque con iluminación escasa, en invierno, junto a la nieve y un eco provocado por el viento cuando quiere llamar su atención a los habitantes.
Apenas entraba en conciencia los meses que vivió sin Mikaela, aquellos momentos de calidez y felicidad se escaparon como un suspiro pero dejando un hueco en el corazón y, simplemente, jamás será sencillo aceptar tal momento difícil de superación.
Ese era el día, uno que no quería imaginar.

Sus manos estaban más abajo de los cero grados, sus mejillas rojas y un aliento oculto en una bufanda vieja que le regaló su tío Guren en épocas Navideñas, dejando en el olvido la de cierto rubio; pensó en la posible opción de que jamás llegaría a la cita que acordaron unas horas antes e incluso que ya no le importa el después de ese día, si debían soportar el dolor o simplemente cortar todo de raíz y seguir con ese pedazo robado mutuamente, yendo en los rincones y ciudades perdidas esperando encontrar aquella razón para recuperar su aire.

¿Era lo correcto?

¿Podía deshacerse de todo ese montón de veneno que le comía lentamente en segundos?

No lo sabía, tenía que intentar con varias vendas que ocultaban sus heridas.

—Yū...

La nota grave de esa voz marcada en él lo obligó a levantar poco a poco su mirada, encontrándose finalmente con el receptor de su cita.
Seguía siendo tan cuidadoso con su vestimenta: saco, un suéter debajo lo suficientemente grueso para protegerlo de enfermedades, guantes y una bufanda que... Oh, vaya, tampoco le importó llevarse otra que no fuera la suya creada con sus propias manos.

Hecha de un color distinto al favorito del dueño, nada que tuviera relación con su personalidad y gustos, eso significaba que ella se la dio.
Era increíble, en tan poco tiempo y conseguía una pareja en menos de lo que se oculta el sol, llevándose varios halagos y envidias por parte de los demás conocidos del rubio, más de los que obtuvo cuando reveló estar en su ex relación con él. No importaba ya, eso quería todo el mundo: un desperdicio para el mundo como Shindo, el hombre más envidiado y popular de todo Japón.

No ganaba nada estar con semejante persona como él.

Obtuvo la fuerza suficiente para estar de pie ante el contrario, evitando el contacto visual con éste; sentía una penetrante atracción de mirarle un poco, sin embargo ésta no le ganaba la batalla interna de ser débil, olvidar todo y comenzar de nuevo cuando ya tenia una persona más en su camino.
Con esa naturaleza tan pura sin poder conseguir de sí mismo.

—Mikaela...— lo llamó apenas con el tono adecuado para ser escuchado, siendo solo él en su público que debía expulsar de una vez de su vida. Solo él, quien se quedó para saber miles de razones por las cuales actuaba según su intuición, y el siguiente en conocer el lado que juró nunca sacar. Apretó con fuerza las mangas de su chamarra y su boca oculta debajo de la bufanda evitando ser observado en el momento que mordía su labio inferior reteniendo las lágrimas al intentar decir esas palabras —... Sabes el por qué te cité, ¿verdad?.

El rubio podía parecer estar firme y sin querer recibir palabras de quien estuviera frente a su persona, pero no podía hacer lo mismo con alguien como Yūichiro, el hombre que aún quedaba en su corazón a pesar de todo; a quien intenta borrar a través de una preciosa mujer aceptada por la sociedad y tuviera una vida asegurada para su madre, quien tenía problemas con su negocio mundial debido a los estereotipos de los demás.
Sobretodo, que dejaran de atacar a su ser más preciado; su madre le había dejado el camino libre para amar a quien su corazón eligiera sin pensar dos veces, sin embargo ese no era el momento ni la época para hacerlo.

After Moon |MIKAYUU|Where stories live. Discover now