Al despertar traía la ropa del día anterior, la luz se asomaba por la ventanilla. Mis manos estaban rojas y mis muñecas estaban amoratadas. Me levanté y al sentarme sobre la cama sentí cómo mi cuerpo temblaba y mis piernas dolían. Me puse mis zapatos y a paso lento y tembloroso salí de la habitación. 

Caminando me di cuenta de que estaba en el primer piso, subí al elevador y me encontré con el chico. 

- Buenos días, ¿estás bien ___? –me preguntó el chico amablemente, yo ni siquiera lo miré. 

Al llegar a mi piso, metí la llave de mi camarote en la cerradura y abrí la puerta. Adentro estaba Matthew, Nash y mi hermana. 

- ¿Dónde estuviste? –preguntó mi novio preocupado- Te estuvimos buscando toda la noche. 

No lo miré y no saludé a nadie, me sentía lo suficientemente débil y sucia como para mantener esta conversación. Caminé a la habitación y ellos me siguieron, me quité los zapatos, tomé una toalla y entré al baño, emparejé la puerta y abrí la regadera. Yo aún tenía la ropa puesta cuando el agua me empapaba. Las lágrimas salían con la misma fluidez que las gotas del agua al recorrer mi cuerpo. 

- Amor, ¿estás bien? –preguntó Matthew desde la puerta. No respondí, ¿qué le iba a decir? ¿La verdad? Claro que no. Tal vez me creería y… qué con eso, no podría borrar lo que hicieron y tampoco curaría las heridas que me causaron. Tampoco encontraría a quienes me hicieron esto, ni siquiera los vi. 

- Amor… ¿Qué pasó? –giré mi cabeza para verlo y él estaba viéndome, ahora estaba más cerca de la regadera. 

Me senté en el piso de la regadera y recargué mi cabeza en donde el agua aún me pudiera mojar. 

- ____, ¿qué tienes? –preguntó ahora cerca de mí. Él cerró la llave y yo agaché la cabeza. Las lágrimas seguían sobre mis mejillas y mi cabello empapado no me permitía verlo. Él tocó mi mano y yo la aparté de él.

Me sentía tan poco digna de su tacto, me sentía sucia. Él no se merecía a alguien sucia y usada, él se merecía a alguien limpio, sin ninguna mancha en su cuerpo. No alguien como yo. Se acercó a mí y trató de abrazarme, yo me hice pequeña me estremecí ante su tacto. Él se alejó de mí y se me quedó mirando, yo observaba mi reflejo en el suelo del baño, tenía un aspecto terrible. El maquillaje corrido y la cara pálida, mis labios los tenía adoloridos, así como cada parte de mi cuerpo lo estaba. 

- ¿Qué pasó, por qué no quieres hablar? –preguntó él a mi lado, pero sin tocarme. No respondí. 

- _____… amor, me preocupas –dijo un tanto alarmado. Puso su mano mi hombro. 

- No… -susurré- no me toques –pedí, a lo cual él inmediatamente alejó su mano de mí y entrecerró los ojos. 

- ¿Por qué? –preguntó en un susurro también. 

- Ya no más –susurré de nuevo. 

Él se puso de pie y se sentó en la tina que estaba frente a mí, solo observándome. Yo me quedé allí empapada, sintiendo como el mundo se me venía abajo. No soportaba sentirme tan poco mujer, tan vacía y tan utilizada. Todo me dolía, pero no se comparaba con el dolor que sentía en mi corazón, me habían violado. Mi autoestima estaba por los suelos, ¿quién se interesaría en alguien cómo yo? 

Cerré los ojos y dejé que mi mente se apagara, no quería ver a nadie, no quería hablar con nadie, admito que prefería estar muerta que estar así. 

Messages [Matthew Espinosa] ADAPTADA | TERMINADAWhere stories live. Discover now