Capítulo 14: Traición polvorienta

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Hay puñales en las sonrisas de los hombres; cuanto más cercanos son, más sangrientos.


William Shakespeare



† † †



De repente, abrí los ojos lo máximo posible mientras respiraba agitada. Me veía en mi cama, en mi habitación.

"Joder, menuda pesadilla..." pensé, maldiciendo entre dientes.

Me puse la mano en la cabeza, y me quité el sudor frío de mi frente. Por suerte había regresado al mundo real. Aunque no sabría diferenciar entre el mundo de las pesadillas con este. Tampoco había mucha diferencia entre ambos mundos. Me incorporé mientras me restregaba los ojos, terminando de desperezarme. Salí de la cama, y cogí el móvil a revisar las notificaciones y mensajes que tuviera. Ignoré la mayoría por ser superficialmente basura, hasta que me topé con un mensaje de mis queridos amigos pálidos. Cita en mi cementerio. Dentro de una hora. 


                                                               † † †


- No Lyla, me niego rotundamente. - confesó Jack ante mi petición.


- Estoy de acuerdo con Jack esta vez. - admitió Eric seguidamente.


- ¿En serio me váis a negar vuestra ayuda? ¡Es mi mejor amiga, y no pienso que vuelva a irse de mi lado otra vez! - exclamé, indignada.


- Has de pensar que solo era una carta. Y encima recibida de un modo un tanto extraño, por no decir totalmente. ¿Y si realmente no fuera Angelica? ¿Y si fuera una broma de mal gusto? - insistió Jack. - Yo no me fiaría ni un pelo.


- ¿Y quién conocería mi historia con Angelica? Solo ella y yo sabemos nuestra historia, nuestros secretos, nuestra forma de hablar. Angelica y yo éramos un mundo, un mundo que se partió en dos y se separó, alejándose mútuamente de un día para otro. Además, reconozco su letra, y la letra de la carta es la de ella. Estoy convencida.


- No te inventes falsas ilusiones Lyla. - acusó Jack. - Estarás afectada por su desaparición y te imaginarás qué...


- ¿Que me lo he inventado todo? ¿Que pienso que está viva cuando en realidad es un gilipollas que nos ha estado espiando y quiere hacerme una broma de mal gusto? ¿Me estás llamando loca acaso?


- Yo no... - intentó arreglar Jack.


- ¡Cállate! No quiero oír nada más de tu boca... ni la de ninguno de vosotros. Decís ser mis amigos, cuando en realidad sóis unos falsos. Unos verdaderos amigos me apoyarían y ayudarían en lo que fuera. En lo que fuera...


- Eh, que yo no he dicho nada. - se quejó Alex, dolido.


- Callaos joder. Entiendo cómo te sientes Lyla - empezó Veronica - pero no hace falta que heches la culpa a todo el personal por una tía que ni conozco.

Retrum 3: Labios de Ébano [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora