Quédate conmigo

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Entre varios edificios públicos de cierta ciudad que, por muchas razones, será cauto que me inhiba a citar,  sábado por la mañana,  sola antes de ir a visitar a mi padre y su nueva familia. Tenía los audífonos puestos escuchando <<Hold back the river>> de James Bay.

Había pedido una rebanada de pastel de ferrero, lo pido cada sábado por la mañana junto con un capuccino con Javier, el cajero.

 - Alinna, ¿que sorpresa?-dice Javier con ironía

- Buenos días, Javier- dije sonriendo mientras con la espalda empujaba la puerta para ir las mesas del exterior.

- En un momento te llevo lo de siempre.

- ¡por eso eres mi favorito!- grite mientras la puerta se cerraba.


Acomodé mi bolso, y mi libro favorito Yo fui esclava. Después de un momento, cerré mis ojos, la brisa fresca jugaba con mi cabello.

<<Hold back the river, hold back

Hold back the river, let me look in your eyes

Hold back the river, so I

Can stop for a minute and see where you hide

Hold back the river, hold back>>

La música fue repentinamente silenciada, abrí los ojos abruptamente; era una llamada de mi mejor amigo, Jonas. Contesté sin quitar la mirada del pastel, mientras jugaba con el tenedor.

-Alinna Vjör Esteves Quiroga?

-hola, Jonas, ¿qué pasa?-respondí sonriente

-nada... ¿acaso no puedo hablarle a mi mejor amiga?-dijo intentando mostrarse indignado.-sólo llamaba para decirte que quería acompañarte- apareció una sonrisa en mi y me ruboricé-¡oye!

Comenzó a mofarse, por fin levanté la mirada y lo observé, estaba parado frente a la mesa con una pequeña caja envuelta malamente con papel china color amarillo, me levanté de mi silla después de un rato y corrí a abrazarlo. -Es para ti- dijo estrechándome el objeto mal envuelto y mirándome con una gran sonrisa, estaba sonriendo mientras observaba aquel objeto, nos sentamos, trataba de quitarle la envoltura sin romper tanto la envoltura, levanté rápidamente la mirada con una sonrisa de oreja a oreja, -Dios mío- dije mientras cubrí mi rostro con mis manos. Él solo sonreía.

-sabía que te encantaría

-¡Pues claro que lo sabìas!- lo mirè tiernamente y lo volví a abrazar.- Muchas gracias.

- Muchas denadas- correspondió mi abrazo.

-Flashback-

Jonas y yo nos conocemos desde el segundo año de primaria, nos molestábamos y nos hacíamos travesuras todo el tiempo, recuerdo que su primera travesura hacia mí fue cuando estábamos en tercer grado, en ese San Valentín me regalaron un globo muy lindo de helio, todos íbamos bien arreglados, yo iba con mi largo cabello café, rizado artificialmente; Jonas, el niño más envidioso y sin escrúpulos de la clase tuvo la atrocidad de reventar mi lindo globo y mojarme mi cabellera bien arreglada. En ese momento, dio pie a una pequeña "guerra", claro, solo éramos unos niños, ¿qué era lo peor que podíamos hacer?

Nos arruinábamos las fotos, no quitábamos la comida, nos tirábamos del pelo, nos pateábamos en las espinillas (de las piernas), nos rayábamos, una vez me trasquiló el cabello, nos empujábamos, nos pegábamos chicles, nos obsequiábamos comida que encontrábamos en el suelo, antes de sentarnos nos quitábamos la silla, y así duramos hasta sexto grado, ahí fue cuando todo cambió, él seguía queriendo jugar pero yo ya tenía otra perspectiva, otras prioridades, conseguí amigas y lo típico...crecemos.

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