Después de refrescarse con dos vasos de limonada fría y disfrutar del arequipe que el trajo su padre volvió a la habitación como atraída por su celular y al encenderlo vio que tenia un nuevo mensaje. Con manos temblorosas lo leyó.

"¿Hay algo de lo que te arrepientas?" Preguntó él.

"No, aunque he tomado muy malas decisiones siempre he pensado que arrepentirme no es una opción, después de todo sea lo que sea que hiciera, algo me motivo a hacerlo y todo deja una enseñanza. Mi turno, ¿cómo es que no has perdido el interés en mí?" la primera vez que jugaron las preguntas empezaron siendo sobre temas sin importancia sus sueños, deseos, esperanzas y hasta temores, pero era evidente que después de tanto tiempo ambos tenían claro que era lo que motivaba su relación.

"Espero que algun día me cuentes alguno de tus errores, sabes que yo nunca te juzgare. En cuento a tu pregunta, sabes que hay mucho mas en ti que me atrae con locura, esto no es solo el sexo aun cuando estamos condenados al secreto eterno; nuestra historia no es nada sencilla, pero tenemos una historia juntos. Voy yo, ¿recuerdas la primera vez que estuvimos juntos, aquel día en que te hice el amor?" el cuerpo de Isabel tembló ante el recuerdo y se vio obligada a respirar profundo y tomarse un momento antes de escribir su respuesta, incluso su corazón se aceleró, rememoraba aquello siempre que tenia oportunidad lo cual solía sucederle mucho mas pronto de lo que debería por su bienestar, se estaba aferrando a un sentimiento fugaz y desgarrador que así como la hacia feliz de igual manera la lastimaba en las mismas proporciones.

"¿No has escuchado aquello de que una mujer nunca olvida su primera vez? ¿Crees que yo olvidaría la mía?"

2 años atrás...

"¿Puedes salir? Te invito a comer un helado antes de que te vayas y me abandones" Isabel soltó una pequeña risita al leer su mensaje, era 20 de diciembre y al siguiente día viajaría a casa de su abuela para pasar las festividades de navidad, no volvería hasta enero, pocos días antes de su cumpleaños y desde que le informo de su viaje se empeñaba en asegurar que lo estaba abandonando.

"Me pongo zapatos y salgo" le informó, de inmediato se levantó de la cama, se puso unos zapatos, una chaqueta, tomo un poco de dinero y salió aprovechando que estaba sola y su familia aun tardaba en llegar, en cuanto abrió la puerta Eduardo ya la esperaba frente a su casa, vivían en el mismo conjunto a tan solo un par de casas de distancia.

-¿De que quieres tu helado? Yo creo que comprare un tarro de reserva para pasar la tristeza en la que me dejas –dijo él robándole una carcajada.

-Que exagerado, Eduardo, y luego dicen que las dramáticas somos nosotras las mujeres, pero claro, no son de mirarse a un espejo y ver lo trágicos que puedes ser ustedes cuando se lo proponen –él la tomo por la cintura los alrededores estaban solos así que podían disfrutar de un poco de privacidad y un par de caricias robadas, era lo único que tenían.

Para ese entonces su historia ya tenia un par de besos robados, pero nunca habían intentado pasar de ahí.

Al llegar a la heladería Isabel pidió uno con sabor a maracuyá y Eduardo uno de queso con bocadillo, decidieron sentarse en el pequeño parque frente a su casa mientras disfrutaban de su comida, ambos eran fieles amantes de helado, incluso en una oportunidad compraron un tarro enorme y lo compartieron sumándole unas gomitas y un poco de crema chantillí, ya eran muchos los detalles que los unían.

-¿Me vas a extrañar, bonita? –preguntó él tras sentarse en el césped recostándose en el tronco de un árbol y permitirle a ella apoyar su espalda en su pecho.

-Tal vez –respondió ella misteriosa con una pequeña sonrisa.

-Pues mas te vale que si lo hagas porque yo no se que voy a hacer teniéndote tan lejos, ¿con quien conversare o iré a comer helado si no estás tú? –ella soltó una risita y le dio una pequeña lamida a su helado, estaba poniendo todo su empeño para no relacionarse con él mas de lo debido, conocía sus intenciones y sabía que acercándose o uniéndose a él de alguna forma la única que terminaria sufriendo seria ella, tenia la mala costumbre de apegarse mas de lo que debía a las personas, en especial a aquellas que no le convenian en lo más mínimo, era como si le gustara jugar con fuego aun sabiendo que terminaria quemada.

El secreto de tus besosजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें