"Lo que importa es el camino que recorrimos juntos, los recuerdos que creamos en esa oficina con nuestros seres queridos. No importa cómo termine esto, sino lo felices que fuimos juntos. Siempre estarán en mi memoria, todos y cada uno de los momento...
Y Mei se sorprendió de que se separara de ella tan bruscamente, y más al verlo molesto. Aunque estaba acostumbrada a ver ese ceño fruncido. Lo que no sabía es que ese ceño fruncido ella lo producía porque siempre llevaba al limite la paciencia de Ao.
—eres una tonta... —murmuro cruzándose entre brazos.
—hu?! ¡¿Que dijiste?! —se molestó.
—¡que eres una TONTA! ¡Solo mira lo que lograste! —y le apunto la ventana con vista a Kirigakure. —¡¿crees que Kirigakure se hubiera levantado y salido de la pobreza con alguien patético al frente?¡ ¡No! ¡Lograste que la Alianza confiara en Kirigakure! ¡Algo impensable! ¡No solo eso! ¡Hiciste que dejara de ser una aldea aislada y terrorífica! ¡Incluso hay turistas de otras naciones dando vueltas por aquí! ¡Lograste lo que ningún Mizukage logro! ¡Y para rematar eres una de las mujeres más bellas! ¡Y si Hatake no lo puede ver es porque además de ser ciego es un estúpido también! —se alteró tanto que termino agitado por la falta de aire.
Mei abrió grande los ojos y no podía hablar de la sorpresa. Era la primera vez que le gritaba de esa manera.
—así que deja de decir estupideces. —termino. Ahora estaba preparado para recibir su castigo. Mei lo mataría, pero dijo lo que pensaba, así que se podría decir que valió la pena.
Pero en lugar de eso recibió algo mejor —gracias Ao.
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—...—no esperaba eso.
—tienes razón...el Hokage es un ciego y un estúpido —dijo más animada.
Ao suspiro cansadamente, al menos la moral de Mei se había levantado y eso era lo que importaba.
—solo resiste. Nos queda hoy y mañana. —le dijo. —luego podremos ir a embriagarnos por ahí.
—hu, lo haré. —respondió más tranquila. Hace tiempo que no salía con Ao y realmente quería hacerlo.
Pero entonces fueron interrumpidos cuando alguien llamo al puerto.
—entre—ordeno Mei con su voz firme.
Era Chojuro —Mizukage sama, El Hokage acaba de llegar. —informo tímidamente su asistente.
—...
—creo que deberías decirle la verdad. —opino Ao.
Mei respiro profundo y busco su asiento —para que~ ya casi terminan las reuniones~ jajaja~—intentaba escapar. Ao solo la veía cansadamente.
Resulta que los Kages no eran impuntuales, sino que Mei había modificado el cronograma de Konoha para que Kakashi asistiera temprano a las reuniones, para así ella tener la oportunidad de acercarse y conocerlo. Pero lamentablemente su propia responsabilidad impedía que su plan se llevara a cabo a veces.
—Ao, distrae al Hokage—ordeno mientras tomaba unos documentos y fingía estar ocupada.
—...—se aguantó de quejarse. Sabía que Mei actuaba como una niña cuando se enamoraba, y que todas sus acciones eran movidas por sus sentimientos. Sentimientos que eran sinceros. —bien, iré —dijo de mala gana.
—te lo agradezco Ao~ —le sonrió.
—si si claro —le respondía mientras se iba de la oficina.
—¿algo más Chojuro? —pregunto al notar que el joven no se retiraba.
—si —dijo acercándose —un mensajero del Sr Fukui manda a preguntar si tendrá tiempo hoy a la noche para cenar en el Hotel Ran, es para hablar de algunos detalles del Hospital.
—hi, cierto. No he tenido tiempo para hablar de esas cosas. —recordó que tenia ese tema pendiente desde que inició la semana de reuniones —dile que sí. Pero que nos veamos en otro lugar. Dile que le espero en su Restaurante —no quería cruzarse con Kakashi.
—está bien. Ahora lo informo. —dijo Chojuro y se retiró.
—vaya...tengo tanto trabajo ...—se quejó. Y dio vuelta su silla dando a la vista a Kirigakure. —pero vale la pena. ¿No esa así, Ao? —sonrió.
[...]
Ao abrió la puerta de la sala. Debía entretener al Rokudaime y a su asistente para que no se aburran. —Buenos di- ...! —pero se detuvo de golpe al encontrarse con la escena.
—...—lo pensó bien y decidió retirarse silenciosamente. Era mejor para todos y no tendría que distraer a nadie.
Kakashi y Shizune estaban durmiendo apoyados sobre la mesa de la sala. El sueño les había vencido.
