"Lo que importa es el camino que recorrimos juntos, los recuerdos que creamos en esa oficina con nuestros seres queridos. No importa cómo termine esto, sino lo felices que fuimos juntos. Siempre estarán en mi memoria, todos y cada uno de los momento...
Ao empezaba como siempre su día, presentándose muy temprano en la oficina para preparar todo para la reunión. Sabía que Mei no lo haría. Saludaba a todos los que se encontraba en el edificio, era muy respetado y todo parecía ir de maravillas hasta que abrió la puerta...
—Wah! —se espantó de verla en la oficina. ¡Era la primera vez que ella llegaba antes que él! —¿qué paso? ¿Te caíste de la cama? Jajaja —le fue inevitable no hacer ese chiste. Pero se detuvo de repente al ver su mirada asesina. —ja ja... —ahora se había puesto nervioso. Tal vez recibiría un golpe de esos que siempre recibía injustamente.
Pero para su sorpresa ella solo suspiro cansadamente.
—veo que no salió bien la cita...—dijo Ao con pesar, de alguna forma ya se lo esperaba.
—hu...—resoplo —vine temprano para adelantar trabajo —comento, estar en su casa solo la deprimiría.
Ao noto que estaba triste, la conocía y sabía que se hacia la fuerte. —Mei...
—de seguro te debes de estar burlando de que siga soltera —soltó fastidiada antes de que él dijera nada.
—¡eso no es cierto! ¡Tu eres la única que cree esas cosas! —siempre era la misma historia. Ella solo mal interpretaba todo como de costumbre.
—¡Eso es mentira! ¡Ahora debes de estar feliz por no comprar mi regalo de bodas!
—hu?! —Ao comenzaba a perder la paciencia. Por qué él debía aguantar su enojo de que fuera rechazada.
—¡de seguro te debes de estar burlando por las estupideces que hice!
Ao comenzaba a enojarse—¡se acabó! ¡se lo diré! —ahora si pensaba decirle solterona.
—¿tan poca cosa soy? ...—su voz se quebró y Ao se sorprendió.
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—ni siquiera... me dejo decirle lo que siento... —comenzó a llorar, aunque no quería hacerlo. —me siento tan patética... —se cubrió la cara.
Ao guardo silencio y se acercó a ella y la abrazo. Y mientras acariciaba su cabeza como si se tratara de una niña, resoplo cansado al recordar que seguiría siendo su niñero por mucho tiempo más. Mei lloraba en su pecho como una niña. Solo Ao conocía ese lado de ella, solo él.
—el Hokage es un estúpido —soltó como si nada sorprendiendo a Mei tanto que dejo de llorar.
—oye! ¡es el Hokage! —le regaño levantando la vista para verlo, aun tenia sentimientos por él.
—lo sé, pero eso no quita que lo sea —dijo como si nada. Y viéndola a los ojos le dijo lo que creía —porque no fue capaz de ver lo grandiosa que eres.
—eso lo dices porque eres tú... Nadie más piensa eso... —hizo un puchero.
Con solo escuchar eso deshizo su abrazo de golpe—esta mujer es un dolor de cabeza—pensó irritado. ¡Le había dicho lo que realmente pensaba y ella no podía tomarse en serio sus palabras!
