Capítulo 6: Perder

Start from the beginning
                                    

Lloré, lloré y grité hasta que mi garganta cedió. Pero el dolor no disminuyó. Seguía allí, constriñendo con sus dolorosas espinas mí ya marchito corazón.

- ¿Por qué? – Pregunté a la nada - ¿Por qué tuve que nacer como un Beta? ¿Acaso no merezco amar también?

Por primera vez desde hacía muchos años, me resentí de mi condición y maldije al amor. Maldije mi maldición y maldije a mi padre. No podía soportarlo, a cada instante, el dolor se hacía más intenso y las espinas se volvieron venenosas flechas.

Y solo deseé que eso acabara.

Deseé cerrar los ojos y solo desaparecer.

Programé la nave en la que había llegado a Ravonia a un destino lejano, no me importaba mucho cual. Solo quería alejarme de todo y de todos. Así que sentándome frente al timón, miré por última vez aquel anaranjado mundo.

- adiós Blonko, te amo – los propulsores de la nave se activaron y pronto aquel bello mundo se volvió solo una pequeña luz entre millones de estrellas.

o0o

El tiempo pasa y yo he avanzado junto con él.

Luego de Rook me negué absolutamente a tener otro compañero, esta vez de verdad. Todos aquellos a los que mi abuelo envió, los rechazaba y los mandaba a otro escuadrón.

Poco a poco comenzaba a volverme como aquel Ben que conocí a los diez años y a quien tanto le reproché su conducta sin saber todo lo que había pasado. Ahora podía entender su mirada cansada y su frio habla. Era el Ben que ya se había cansado de todo y de todos.

Gwen intentó animarme a volver a amar, que Blonko no era el último ser en la galaxia, pero no podía, no porque no quisiera seguir adelante, sino porque me negaba a tener que volver a pasar ese dolor otra vez. Uno del que todavía no lograba recuperarme.

Había días en los que no recordaba a Rook, pero también había otros donde el dolor de su perdida era tanta que no podía dejar de llorar. Esas noches donde debía recurrir a pastillas para dormir para así poder descansar.

Para cuando cumplí los veintidós años casi pasaba todo mi tiempo consiente en la forma de XLR8, acabando con los criminales de forma rápida donde fuese necesario. El abuelo, mi madre y Gwen se preocuparon por mi salud, pero siempre les decía que estaba bien. Incluso hicieron que Blonko me llamara desde Ravonia para preguntar por mí. Casi no había cambiado, aunque parecía más alto. El hermano pequeño de Blonko también intentó hablar conmigo, pero esquivaba cualquier tipo de pregunta sobre mi estado. Solo un saludo cordial, dos preguntas rutinarias y cortaba la llamada diciendo que había una emergencia.

Hoy es diez de marzo y me encuentro frente al espejo del baño revisando aquella vieja marca en mi clavícula que, a pesar de los años, no acababa de cerrar. Verla era un recordatorio de lo cruel que podía ser el amor y lo doloroso de perderlo. A veces sentía como esta ardía, provocándome horribles dolores, pero estos pronto desaparecían.

A pesar de todo logré mi objetivo. Me volví el héroe número uno del universo, haciendo de nosotros los Betas seres a la misma altura de las otras castas, aunque aún se nos consideraba malditos.

Tomé aquel líquido anaranjado y con ayuda de un algodón, comencé a tratar aquella herida. Necesitaba volver a patrullar pronto, no deseaba quedarme solo con mi mente demasiado tiempo.

Luego de acabar aquel proceso ya rutinario, acabé de vestirme y me dirigí a la pequeña cocina que la torre tenía incluida, para prepararme un rápido desayuno antes de volver a transformarme.

Entonces escuché el sonido que hacía el alta voz cuando alguien del exterior deseaba comunicarse conmigo. De mala gana tuve que contestar.

- Ben al habla.

Beta βWhere stories live. Discover now