Capítulo 14 | La verdad sobre Alan

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Era viernes por la noche y estábamos sentados en una mesa del pub Camelot. Yo tomando un refresco y Alan... Alan ni había tenido tiempo de pedirse nada, acribillado por mis recriminaciones y preguntas. ¿Por qué había pasado de mí? ¿Por qué me había besado? ¿Quién era? ¿A qué jugaba?

Al final, acorralado, había suspirado en señal de rendición y había decidido sincerarse. O eso decía.

-Pues verás, Silvia, yo no soy lo que piensas que soy. Yo, en realidad....

Contuve la respiración. ¿Iba a ser mi primera ruptura? (Primera ruptura sin que hubiese ni siquiera relación, ya me entendéis).

-Yo en realidad no soy como vosotros -soltó, enigmáticamente-.

-Como nosotros ¿quienes? ¿Qué dices? Los... ¿los heterosexuales? -añadí de sopetón al volvérseme a pasar por la cabeza la idea de Carla.

Él sonrió, como divertido, pero a la vez apesadumbrado.

-No, mira, Silvia, te lo voy a contar, pero por favor no me interrumpas. Y si piensas que estoy loco, o si no quieres saber nada de mí, lo entenderé. Pero escúchame toda la historia.

Asentí, escéptica ante lo que iba a decir. ¿Otra excusa elaborada?

-Yo soy un tipo de persona especial. No me refiero a que me crea especial, superior al resto. Todo el mundo tiene algo especial, me imagino.

»Pero yo, y en realidad, otros como yo, tenemos una vida diferente. Para empezar, somos inmortales. Mejor dicho, yo y los que somos como yo, no podemos envejecer, aunque sí "morir" con una muerte violenta, si alguien nos ataca. Tenemos algunas habilidades: normalmente somos más rápidos y fuertes que la mayoría de personas. Pero eso conlleva debilidades. Por ejemplo, yo no puedo ver la luz del sol. No podemos,ninguno de nosotros. Nos causa un gran daño y si estamos más de unos minutos ante el sol, podemos quemarnos.

- Qué... -empecé a decir, con la boca abierta y la mandíbula casi en el suelo.

-Sí, lo entiendo, suena a una locura. Pero créeme, es verdad -me paró.

»No soy el único, en esta ciudad hay quizás dos centenares como yo, porque es una ciudad grande. En otros sitios hay más, en otros menos. Nosotros nos denominamos a nosotros mismos los "retoños", que es otra palabra para referirse a los "hijos". El término viene de que creemos ser hijos de alguien maldito, hace muchos siglos, según cuentan algunos entre nosotros.

»Hay quien dice que somos los descendientes del ladrón que se burló de Cristo en la cruz. Otros, que venimos de algún ser mitológico, como los cihuateteo, unos seres que en la cultura azteca que se decía que en su origen fueron mujeres que murieron en el parto y atormentaban a los vivos, o las súcubos, espíritus de la noche que acosaban a los hombres. Muchas de vuestras leyendas sobre seres inmortales, feéricos, sobre semidioses o mitologías, provienen de algunos encuentros con nosotros. Hay quien dice que somos los descendientes de Caín, el hijo de Adán que mató a su hermano, Abel, y fue maldito por Dios a vagar por la Tierra.

»Pero yo no sé si creer ninguna de esas historias porque te garantizo, Silvia, que no todos somos malvados. Yo soy como un chico de mi edad... o más bien lo intento ser, porque llevo viviendo mucho tiempo y he acumulado más sabiduría que alguien de mi edad aparente, como es lógico. Pero intento hacer el bien siempre que puedo. Aún así, como te he dicho, no soy el único de los retoños que hay, ni en esta ciudad, ni en el mundo. Y hay otros que no son tan benignos.

»Los hay que conspiran para obtener poder o riquezas. Para manipular a los humanos como si fuesen sus títeres. Para aprovecharse de ellos, para obtener conocimientos, para divertirse. Para hacer cumplir sus deseos... cualesquiera que sean. Entre los retoños nos reconocemos y a veces entramos en conflicto, aunque yo prefiero evitar al resto y no meterme en líos, porque hay algunos de ellos muy peligrosos.

Me había quedado de piedra. Absolutamente inmóvil, incapaz de procesar nada.

-Hay una cosa más Silvia, -añadió-. Y es que... bueno, somos hemófagos.

-Hemo... ¿qué? -conseguí articular dos palabras. Bueno, palabra y media, pero ya era mucho decir en mi estado.

-Hemófagos. Que yo, y el resto de retoños, nos alimentamos de sangre.

»Tranquila, ninguno de los retoños necesita matar a nadie para alimentarse de su sangre, pero sí que la beben sedando a las personas. Luego no se acuerdan de nada, es como si fuera una transfusión de sangre. Aún así, no es voluntaria, claro, es algo que hacen engañando a la... a la "víctima". Y a mí eso no me gusta, por lo que yo me alimento de sangre de animales. Entre los retoños, soy algo así como una especie de vegetariano, algunos incluso imagino que se reirán de mis escrúpulos... pero no me gusta importunar a ninguna persona.

Esto último lo dijo con una media sonrisa, como si pensase que quitaba gravedad a todo lo que acababa de soltar.

Noté como la sangre me hervía. Había soltado que era un "vegetariano" como para quitarle hierro a la sarta de chorradas y mentiras ridículas que me había soltado en la cara, burlándose de mí.

-Mira Alan, tenías una salida aún a mano. Me podías decir que te equivocaste devolviéndome el beso el fin de semana pasado. Que estabas hecho un lío toda esta semana y por eso no me habías contestado. Me habría dolido. Habría sido algo deshonesto, pero al menos directo y sin alargar el drama. Que me hayas soltado esta.... -las manos me temblaban de la indignación- esta mamarrachada de historia de película de ciencia ficción o de novela de fantasía... ¿qué te has creído que eres? ¿Te piensas que por ser algo mayor que yo te puedes reír de mí en mi cara con estas imbecilidades? Tengo una situación complicada en casa y lo último que me hace falta es algún machito intentando reírse de mí... -las lágrimas me llenaron los ojos-. ¿Estás grabando esto... haciendo una broma para enviársela a tus amigos, o para colgarla en YouTube? ¿Te divierte esto? ¡Vete a la mierda, imbécil!

Me levanté como un huracán y le tiré el resto de refresco a su atónita cara y en casi el mismo movimiento dejé un billete en la mesa para pagar por la consumición, saliendo del pub como una exhalación, con dos lagrimones recorriéndome las mejillas. No miré atrás.

Besos a medianoche *COMPLETADA*Where stories live. Discover now