II. It Doesn't Have Your Name, Does It?

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Septiembre 2, 1983Hawkins, Indiana8:00 am

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Septiembre 2, 1983
Hawkins, Indiana
8:00 am

—¿Quieres darte prisa? —Billy salió de casa caminando hacia su Camaro jugando con las llaves en sus dedos mientras esperaba a que su hermanastra saliera. Segundos después, esta apareció con su patineta en mano—. Estabas a nada de irte en patineta —espetó el ojiazul mientras abría la puerta del conductor y tomaba asiento encendiendo el motor a la vez que su hermanastra tomaba su respectivo lugar como copiloto.

El Camaro arrancó y recorrieron su camino a la escuela del pueblo de Hawkins. Después de 15 minutos de trayecto en silencio incómodo llegaron a la escuela. Max bajó del auto azotando la puerta para molestar a Billy, quién la miraba para asegurarse de que no fuera directamente a hablar con su amigo de color: Lucas Sinclair.

Continúo conduciendo a más de 40 km hasta que encontró su lugar de estacionamiento en la escuela preparatoria. A pesar de no tener nombre, todos sabían quién ocupaba ese lugar en especifico y no se atrevían a mirarlo siquiera porque eso podría traerles graves problemas. El rubio se hizo respetar desde el primer día en que llegó a ese pueblo, sobre todo por el aura tan engreída y agresiva que irradiaba.

Al ser un pueblo tan pequeño y con habitantes que parecían conocerse, hubo rumores que se corrieron rápidamente respecto al chico malo de Hawkins. Algunos decían que estuvo en prisión, otros que había matado a alguien en una pelea de bar o algo similar. Eso no le importó, al contrario, para él mejor porque eso significaba que no se meterían con él por miedo.

La mañana transcurría con normalidad para el californiano. Encendió un cigarrillo y dió una calada sintiendo el humo de tabaco recorrer su garganta. Siguió su camino y al entrar al estacionamiento hizo rugir el motor llamando la atención de todos los alumnos. La sorpresa de observar un Camaro color negro de una generación anterior al suyo estacionado en su respectivo lugar ocasionó que su pie dejara de presionar el acelerador. Suspiró y golpeó el volante de su preciado y amado Camaro del ‘79. Después de pensar unos segundos decidió estacionarse lo suficientemente cerca para poder conocer a quién quiera que fuera el dueño de ese auto.

Le daría una lección, pensó Billy.

Bajó de su auto con expresión de satisfacción al saber lo que sus entradas causaban en los estudiantes: chicas a las que les alborotaba las hormonas con solo guiñarles, sonreírles o pasar a su lado y novios celosos que lo miraban con ojos fúricos.

Arrojó el cigarrillo que tenía en mano y comenzó a caminar hacia la escuela.

Arrojó el cigarrillo que tenía en mano y comenzó a caminar hacia la escuela

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𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐎𝐃𝐒 𝐒𝐎𝐌𝐄𝐖𝐇𝐄𝐑𝐄 » Billy Hargrove [Pausada, En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora