Capítulo V. Navidad y Cumpleaños

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Era un día cerca de Navidad, y el Zorro y el Sabueso, ya unos jóvenes, fueron a celebrar a donde el restaurante del Pavo Real, un restaurante fino en la ciudad, pero que era tolerante a los animales del bosque; ahí brindaron por la Navidad y por todos los años que habían mantenido esa relación a pesar de sus mundos diferentes, el Zorro lo hizo con un fresco de uva, el Sabueso con un fresco de hierbabuena y eucalipto, alzaron los cristales, y dijeron salud por la Navidad que llegaba. Aquella Navidad como cada Navidad, el zorro le compartió como siempre los chocolates que conseguía con Señor Conejo, los cuales comían siempre con ilusión. Además de aquello, esa Navidad el Zorro le regalaría un libro que el sabueso añoraba leer, y el sabueso estaba muy contento.Pasada la Navidad y el año nuevo, se acercaba el día del cumpleaños del Sabueso, y el zorro quería regalarle algo para aquella ocasión. Él sabía que le gustaban las pelotas, pero aquella que le había regalado probablemente ya se había arruinado, y en el bosque solo podía conseguir pelotas así de sencillas, y esta vez le quería sorprender, así que decidió ir a la ciudad a buscarle una mejor pelota, de hecho él tenía una pelota de caucho que le había regalado su amiga jirafa hacía un tiempo, una hermosa pelota de caucho, era una pelota de ciudad, pero esa no se la iba a regalar, porque a él se la habían regalado, así que ahorró lo suficiente, calculando cuando costaría, y se dispuso visitar solo la ciudad. Sin embargo, aún le daba un poco de miedo, así que fue a pedir consejo a Señor Búho sobre cómo moverse en la ciudad, pero él le aconsejó no ir solo, porque la ciudad era peligrosa para los animales del bosque, le dijo que si iba, debía acompañarse de algún amigo de la ciudad en quien confiara, pero el único que conocía de la ciudad era el sabueso, bueno, también a gato negro, pero como se conocían temía que fuera arruinar la sorpresa, así que tuvo que decidirse a ir solo. Él era muy libre y no tenía que decir a dónde iba, pero en esa ocasión sí le dijo a su mamá que iba a ir con su amigo el Mapache, que era el único al que había dicho a dónde iba, y con quien podrían averiguar si le pasaba algo; y así partió a la ciudad. Llegar no le era tan difícil, ya había ido varias veces con el sabueso a diferentes lugares, entre esos al centro de ventas, que era justo a donde quería ir.



El Zorro y el Sabueso. Un Cuento de NavidadWhere stories live. Discover now