—¡Hey! —Hansol llamó la atención del confundido chico desde el pasillo del piso de abajo—. ¡Sal de esta infierno!

—¡Vete! —gritó su madre en guardia delante del americano—. ¡Cariño, vete!

Delante de los ojos de Jeonghan, ambos se miraron el uno al otro en un segundo de reconocimiento confuso, pero entonces, la vampira le saltó encima al cazador para derribarlo al suelo y comenzar a combatir.

El chico corrió, y si bien sabía que alguien tenía que parar aquello, era consciente de que él no iba a poder porque no sabía cómo ni tenía la fuerza necesaria para luchar. Si pudiera encontrar a Seungcheol, tal vez él sabría cómo hacerlo. Seguramente el podría suspender el ataque de Adamās, pero no tenía ni la más remota idea de dónde encontrarlo.

De camino a las escaleras, Yoon comenzó a empujar a los estudiantes hacia abajo, y en lo que iba haciéndolo, observó a Seokmin en pijamas junto a Seungkwan, observando el caos con consternación mientras corrían lo más rápido que podían.

—¡Vete a los dormitorios! —incluso aunque el vampiro no se haya girado para verlo, Jisoo debía haber sentido que el castaño estaba allí, porque le gritó.

—¡No puedo! Hay una lucha en la mayoría de los edificios. ¡Estamos aislados!

—¡Planearemos algo!

Jeonghan le iba a responder, pero fue interrumpido por una voz tan grave que fue audible por encima de los gritos y el ruido de la alarma contra incendios.

—No lo escuches. Tienes que salir de aquí.

Cuando se dio la vuelta, vio a Baekho. Tenía las armas atadas en una correa en forma de bandolera alrededor de su pecho y mucha sangre sobre su mejilla.

—No tienen que perseguirlo. Él es seguro y diferente, lo prometo.

—Tú no sabes distinguir a un vampiro de un humano aún, Jeonghan —dijo él. Su risa torció las cicatrices sobre sus mejillas—. Déjame que te cuente un secreto: Todos los que se han quedado en este edificio para defenderlo son vampiros. No hay más humanos, así que podemos terminar el trabajo.

—Por favor, ¡Te han mentido! —el castaño exclamó—. ¡La vampira que ustedes cogieron no decía la verdad!

—No eres el más adecuado para saber cuándo te han mentido, chico. Te sugiero que confíes en mí y bajes. Si no lo haces, será tu cabeza —sostuvo el walky-talky que tenía en el cinturón—. Traigan la antorcha.

El fuego era una de las pocas cosas que de verdad mataba a un vampiro, y los cazadores de Adamās querían quemar Septendécim.

Jisoo cogió a su amigo y lo arrastró hacia la escalera, pero cuando intentó hacerle bajar, el otro se soltó como pudo.

—Escucha, ¡Tenemos que irnos!

—¡Pero tengo que ir a los dormitorios!

—¡Dijiste que no se podía! —gritó aún más fuerte cuando el otro se giró—. ¡Jeonghan!

A pesar de los gritos que llamaban a su nombre, el mencionado subió las escaleras con dos saltos para después correr entre los dormitorios. Debía dirigirse al nivel superior. Un par de luces parpadeaban en el vestíbulo, pero no miró muy expresamente, solo saltó a la azotea. Algunos vampiros y humanos habían tenido la misma idea. Baekho había dado la orden demasiado pronto, y toda la gente que corría estropelladamente para tratar de salvarse lucía desesperada. De todos aquellos humanos, Jeonghan era el único que entendía qué ocurría, y quería decir que era su responsabilidad alcanzar el dormitorio para asegurarse de que todos los alumnos habían escapado con éxito.

Crescent Moon ➳ SeventeenWhere stories live. Discover now