Crescent Moon ➳ Seventeen

«Capítulo 2»

Para su disgusto, vio a Lian Fei saludando desenvueltamente a otras chicas. Aquellos eran los vampiros que necesitaban ayuda para desenvolverse en pleno siglo XXI, si bien no habían perdido todavía el tren de los tiempos. Eran los vampiros que aún conservaban su poder y no pensaban permitir que nadie del internado lo olvidara. Eran el «Prototipo Septendécim».

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Cuando el castaño terminó de tomar el desayuno, bajó al Gran Salón, que estaba lleno de estridentes risas y de alumnos conversando. Por un par de minutos se sintió pequeño y empezó a merodear entre la multitud hasta que oyó una voz que lo llamaba sobre el tumulto conmocionado.

—¡Jeonghan!

—¡Jisoo! —sonrió y levantó la mano por sobre la cabeza para saludarlo. El chico se abrió camino hacia él pidiendo permiso de manera muy cortés—. ¿Cómo estuvo tu verano? —preguntó una vez estuvieron frente a frente.

—Estuvo bien. Me inscribí a un curso de pintura en Marsella y paseé durante la noche por la Basílica de Notre-Dame para obtener inspiración para los lienzos que debía presentar —dijo con el mismo entusiasmo de cualquier persona que haya tenido sus vacaciones soñadas—. Hice nuevos amigos, aprendí cómo jugar al pool y por fin me convencieron de probar «Les Escargots de Bourgogne». No me arrepiento.

—Vaya, suena demasiado emocionante. Me alegra que la hayas pasado bien —ambos se sonrieron abiertamente, sin poder compartir la experiencia con el resto de los estudiantes humanos que andaban cerca—. ¿Necesitas ayuda para organizar tu papeleo?

—Ya está hecho, lo dejé en el escritorio de la señora Ha —Jisoo echó un vistazo alrededor—. ¿Están Junhui y Minghao?

—Ahora están en Granada, en España. Recibí una postal desde «El Palacio Alhambra». En el escrito decía que se iban a tardar un poco más en volver, están maravillados.

—Es hermoso, pero me apena. Esperaba encontrarme con algunas caras conocidas más. Quiero decir, antes de que venga esa persona desde las cuatro en punto.

—¿Qué quieres decir? —trató de figurarse dónde estaban las cuatro en punto, pero una voz cortó el murmullo de la muchedumbre.

—Jisoo —Lian Fei estiró una de sus manos hacia él, como si esperase que se la besara. El chico se la sacudió una vez y luego la dejó caer, pero la brillante sonrisa de ella nunca flaqueó—. ¿Has tenido unas maravillosas vacaciones? Yo estuve en Miami rompiendo las pistas de los clubes. Totalmente fantástico. Alguna vez tendrás que probarlo con alguien que sepa a qué lugares modernos ir.

—Es una sorpresa verte aquí —soltó Jeonghan—. Digo, es que no pareciste disfrutar mucho el año pasado.

La chica se encogió de hombros.

—Pensé en irme, pero la primera noche que estuve en Miami me di cuenta de que lo que me tenía mal era que estaba usando la anteúltima estación de moda en vestidos y mis zapatos estaban como tres años atrasados. Lo artificial está de moda. Obviamente necesitaba un poco de renovación de conocimientos, por lo que creí que debería pasar unos meses más aquí —Nuevamente, sus ojos estaban posados en Jisoo—. Además, siempre disfruto pasar el tiempo con mis viejos amigos.

—Si quisiéramos aprender sobre moda, no iríamos a un lugar donde todas las personas usan uniforme, ¿No crees?

La boca de Hong se torció tratando de contener una sonrisa. Lian Fei puso sus ojos en blanco, pero su sonrisa se ensanchó aún más cuando se fijó en la vestimenta de Jeonghan.

—Y tú nunca te has interesado en aprender sobre moda, eso está muy claro —le dio una palmadita a Jisoo en el hombro—. Bueno, nos vemos luego —se volvió y su largo cabello se balanceó en su ritmo.