Odio los lunes

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(Olivia)

Suena la alarma, me levanto, voy al baño, me visto, me peino, saludo a mi familia, desayuno, me voy. Ando a paso ligero ya que no vivo cerca del instituto. Llevo la mochila algo cargada, ayer me pasé la mayoría del tiempo haciendo un trabajo de geografía. Al llegar a la entrada suena el timbre que marca el comienzo de clases, genial, no me da tiempo ni de saludar a mis amigos. Subiendo las escaleras iba recitando en voz baja la letra de la canción que sonaba a todo volumen en mis cascos. Aula B-22. A lo lejos veo a mi mejor amiga, Vic, es de nacionalidad brasileña pero vive en Philadelphia desde los cuatro años. Es más alta que yo y luce unos definidos rizos negros como el azabache que le llegan hasta la mitad de la espalda. Tiene unos almendrados ojos de color miel que hipnotizan a cualquiera, simplemente es perfecta.

-Tarde, como siempre- dice mi amiga

-Perdona, pero he llegado justo a tiempo, además, no llego tarde siempre- respondo con falsa indignación.

Viendo que el profesor llegaba con algo de retraso, aprovechamos para hablar.

-Odio los lunes- suelta Vic mientras se sentaba encima de la mesa.

-Anda, y yo, ayer estuve toda la tarde haciendo el maldito trabajo de geografia.

Mi amiga resopla cansada, como si recordara cuando hizo el trabajo ella también. Antes de que me responda hablo yo, no quiero hablar más de ese maldito trabajo.

-Pero a ver, ¿tú no tenías que contarme una noticia o algo así?- le digo.

De repente, de un salto baja de la mesa, me mira directamente a los ojos y coloca sus manos con una muy cuidada manicura sobre mis hombros. Llevo siendo amiga de esta chica unos seis años, por eso sé que su mirada claramente me intentaba decir algo, era una mezcla de susto, advertencia o sorpresa, así que me lo tomé como un "cierra el pico, luego te explico".

-¿Qué tal está la pequeña Ally?- pregunto para cambiar de tema

-Pues como siempre, pesada, aunque lleva días preguntando por ti...-me informa Vic. Tiene razón, llevo más de una semana sin ver a su hermanita. Allison es una niña encantadora, siempre ve el lado bueno de las cosas y hagas lo que hagas te va a sacar una sonrisa.

-¿Te importa si voy hoy a verla?-su ceño fruncido me interrumpe, me corrijo de inmediato-a veros, quería decir a veros.

Como si mis palabras lo hubieran solucionado, deja de fruncir el ceño, pero esta vez me dedica una falsa sonrisa, a lo que yo le respondo con una pequeña carcajada.

-Eres lo peor, no sé como te dejo seguir entrando a mi casa...- Vic a veces es de lo más dramática.

-Sé que me amas...-Le lanzo un muy poco disimulado beso y le guiño el ojo.

De pronto, veo como la chica irritante de la clase se pone en frente de la pizarra, da la casualidad que, a parte de ser irritante y pesada, Mackenzie es la delegada. Vamos bien.

-Llevamos quince minutos sin ningún profesor, voy a secretaría a preguntar que demonios pasa. ¿Algún voluntario para acompañarme?

Silencio.

Como la clase no se podía quedar callada sin más, el grupo de los "gorilas", como los llamo yo, empiezan a reírse de algo que se habrá dicho entre ellos, pero, como no, Ryan suelta:

-¿Acaso te vas a perder, lame culos? Te sabes el camino de memoria, nadie ha recorrido este lugar más que tu.

La clase estalla en carcajadas, literalmente todo el mundo se empieza a reír, aunque no tengo muy claro si de Mackenzie, del comentario ó del grupito. En el aula sólo había tres personas sin ningún rastro de gracia en su cara. Una era la delegada, obviamente. La otra era yo, estoy de acuerdo en que Mackenzie es muy pesada, y a mi tampoco es que me caiga del todo bien, pero pasar de eso a reirme en su cara, no lo haría nunca, es más, no me río nunca de la gente. La otra persona era un chico. No sé quién es. No lo he visto en mi vida. Está sentado con el grupito de los gorilas, pero a pesar de eso no parece tan necio como los demás. Un suave pero firme golpe en mi hombro me saca de mis pensamientos.

-Liv, acompáñame al baño por favor- Vic apenas vocaliza por la falta de aire y la risotada que no deja de salir de su boca- me estoy haciendo pis y se me va a correr el rimel.

Pongo los ojos en blanco, no creo que sea para tanto, pero con tal de salir de esa clase me va bien todo. La miro con algo de decepción en la cara, asiento y me agarra del brazo para así guiarme hasta el baño.

-Ya basta Vic... no creo que haga tanta gracia

-Venga ya, se lo merece, es un auténtico grano en el culo.- Abre el grifo y se empieza a echar agua en la cara. Mala idea.- Mierda el rimel.

Aprovechando que tiene los ojos cerrados me sale una risa muda.

-No te veo, pero sé que te estás riendo de mí pedazo de zo...

De sopetón alguien abre la puerta del baño, cosa que interrumpe a mi amiga y no le deja terminar el insulto. La imagen de una pelirroja con el pelo recogido en una trenza, vestido morado y calzas grises aparece. Mackenzie. Tiene los ojos lacrimosos, claramente el comentario de Ryan le ha afectado. Al vernos se queda parada, como si fuera una estatua. Siente vergüenza, lo sé. No quiero avergonzarla más, así que lo único que hago es sonreirle y ofrecerle un pañuelo para que así se pueda secar las lágrimas.

-Gracias- susurra ésta. No quiere que Vic la vea.

Mi amiga sigue sin poder ver. Va a su bola. Se ha metido en un baño para coger papel higiénico y así de alguna manera quitarse los ojos de panda que va luciendo.

Miro a la delegada, le dirijo una sonrisa sincera y sale en dirección a secretaría. Suspiro.

-Vic yo tengo pañuelos arriba, ¿quieres que vaya a buscarlos?- le comunico a mi amiga sin apartar la mirada del espejo gigante de la pared.

-¿¡Y me lo dices ahora!? ¡El papel de estos baños parece de lija!

Al ver a la brasileña despeinada, con los ojos aún cerrados y con la cara llena de rimel, siento como la carcajada de mi vida sube por mi garganta hasta dejarme sin aliento. Ahora soy yo la que llora de risa. Al ver la cara de frustración de Vic hago una respiración profunda, asiento con la cabeza y salgo pitando del baño antes de que me grite.

Llego a la aula B-22, aún no hay ningún profesor, menos mal. Voy a mi sitio, me agacho para agarrar un paquete de kleenex. Al levantarme a una gran velocidad me da un mareo de los grandes. Pierdo el equilibrio pero consigo mantenerme de pie. Resoplo. Odio ser tan torpe, y odio aún más llamar la atención.

Al encaminarme rápidamente hacia la puerta veo al chico que no conozco apoyado en ésta. Le miro fugazmente de reojo, lo cual parece haber percibido. Mierda. Para no parecer una psicópata que sólo observa a la gente decido mirarle y sonreírle en modo de saludo. Él me devuelve la misma sonrisa. Me dispongo a salir en dirección al baño y así evitar una conversación incómoda, pero a unos diez pasos del chico, éste sin quitar la mirada sobre mí, suelta:

-Saluda a Victoria de mi parte.

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⏰ Last updated: Dec 27, 2019 ⏰

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