Capitulo 43

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El timbre sonó y los estudiantes corrieron en estampida hacia la salida del recinto escolar directo a las residencias. Jack arrastraba con pesadez su mochila Givenchy importándole poco si el artefacto de cuero negro evaluado en 3.000 dólares se ensuciaba.

Todo un modesto.

En la mañana recibió un mensaje de voz de Rapunzel, que había salido "un rato" luego de que sus clases hayan sido canceladas por el resto del día, ese "rato" que cualquier persona con una mínima capacidad de razocinio básico humano interpretaría como unas cuantas horas, acabó en 3 días de parranda sin límites que consecuentemente llevaron a una llamada desesperada desde un teléfono público en una localización perdida.

La extraña conversación se dió más o menos así:

-¿Hola?

-¡Jack! Dios mío, pensé que no me contestarías, qué alivio saber que...

-¡Santo Dios, Rapunzel, estás viva!

-No cariño, lo lamento mucho. Morí de un coma etílico, ¿Quién diría que en el cielo hay señal?, obvio estoy viva imbécil.

-Bueno, Rapunzel, si tu intención era dejar en claro que estás viva, definitivamente desaparecer 3 días no es la mejor forma de hacerlo. ¿Dónde carajos estás?

-¿Me creerías si te dijera que no tengo idea?
Jack entornó sus ojos, y apartó un segundo el móvil de su oído, teniendo acceso a la información del número desde el cual se estaba haciendo la llamada. Lo que vió, no le gustó nada.

(+7) 83993 55294

Él conocía ese código postal.

-Rapunzel... ¿Por qué el número desde el que me llamas tiene el código postal de Rusia?

Si... en definitiva no fue la mejor sorpresa descubrir que tu hermanita quedó varada sin saber cómo en Moscú, Rusia luego de 3 días de borrachera. Pero el lado positivo era que en ese instante la pelidorada debería estar abordando su avión a Inglaterra y la mitad de sus amigos se encontraban esperándola en el aeropuerto, Eugene al ser su novio y el único poseedor de una licencia, a demás de Jack, pero él tenía clase, Marinette por el susto que se llevó en los días de desaparición de Rapunzel, Anna por ser ella "la responsable de los madrazos que esa estupida se merece", y Kristoff... Kristoff... Solo iba por el chisme y para controlar a Anna por si las cosas se ponían salvajes.

El resto, como Adrien, Mérida, Hiccup, Elsa y él, tenían diversas obligaciones y compromisos ese día, y no podían permitirse faltar por una estupidez por parte de la más pequeña de la casa. Jack y Adrien por su parte, obvio que entraron en pánico y buscaron hasta debajo de las piedras en cuanto ya había pasado medio día sin saber del paradero de Punzie, pero luego de un par de horas más de haber contactado con un par de conocidos se tranquilizaron al ver que podría tratarse de otra de las tantas travesías ebrias de Su hermana.

Si, eran una porquería de hermanos.

Luego de hablar por última vez con su hermana menor y aseverarle que tendrían una seria charla luego de su regreso, se aproximó a su auto y directamente fue a su hogar. Debía estudiar para un examen equivalente al 70% de su nota final en la asignatura de filosofía, y si no aprobaba, estaba jodido.

Psicológicamente preparado para, una vez abierta la puerta principal, encerrarse y terminar de aplanar su culo contra la silla de su escritorio por las próximas 7 horas, El peliblanco ingreso a la vivienda.

Pero ninguna preparación psicológica fue lo suficientemente efectiva para poder asimilar el hecho de que lo primero que vió al entrar a la casa, fue a su pequeña rubia platino acurrucada en el sillón de la sala, con su espalda siendo sacudida rítmicamente por los sollozos que salían de su labios.

El mayor se acercó a ella, Aterrado. La inspeccionó en silencio asegurándose de no ver ninguna herida notoria causante del llanto de su novia, y luego de no ver nada, le abrazó.

-Oye- dijo con dulzura -¿Por qué lloras? ¿Qué ha pasado?

Recibió sollozos como respuesta.

-Lo siento, no hablo idioma llanto- le murmuro al oído sacándole una ligerísima, casi imperceptible risa a su pequeña.

-Nada importante, Jack. De verdad- logró articular la rubia, su voz siendo amortiguada por sus brazos y los constantes hipidos en su constipada voz.

-Cualquier cosa que genere alguna emoción en ti, será siempre importante para mi. Dime, Els, solo dame nombre y apellido y lo hacemos parecer un accidente.

Elsa se destapó la cara por completo y débilmente le sonrió.

-¿Qué dices?

La más bajita soltó una risa lastimera.

-Ay Jack- recostó su cabeza en el pecho del albino -tienen razón, no te merezco.

-...

-...

-Oh no, tú no dijiste eso.

Elsa lo miró.

-Es la verdad.

-No, no lo es. ¡Es más, hasta es lo opuesto a la verdad! Es una... una... ¡desverdad!

-Una mentira, Jack.

-Tú entendiste. ¿Quién te metió en la cabeza semejante estupidez?

Elsa suspiró.

-Toothiana Fa-

-¡Shhh!- puso un dedo sobre los labios de la chica -¡No menciones el nombre de la innombrable!

Arendelle lo vio con decepción.

-Demasiado Harry Potter para ti.

-Ese no es el caso, muggle, la cosa es que, ¿quién carajos escucha a la Voldemort con cabello de colores?

-...

-Exacto, nadie, no se lo merece. Todo lo contrario a ti, que si te mereces muchas cosas, entre esas me incluyo, eres mi chica, a la que yo escogí, y nada ni nadie va a hacerme arrepentir de esa decisión, ¿entiendes?

-Pero es que-

-¡Pero nada, Elizabeth! Mejor, pregúntame por qué te amo.

-¿En serio? No voy a-

-PREGÚNTAME.

-¡Bien!- suspiró -¿por qué me amas?

Jack sonrió al percibir como el momento por el que se había preparado casi toda su vida desde que conoció a Elsa había llegado.

-No sabes cuanto me alegra que hayas preguntado- Dijo y luego proyecto una presentación de PowerPoint con al menos 200 diapositivas.

Elsa supo que Jack era el correcto.

El internado (Jelsa, Adrinette, Mericcup, Kristanna) (ES UNA HISTORIA VIEJA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora