¡¿Quién fue?!

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Ellos eran conocidos por ser los más fuertes y temidos soldados de la nación. Todos los respetaban y veneraban por sus grandes poderes y habilidades.

Todos estaban orgullosos de esos soldados que no le temían a nada... excepto a dos cosas.

Una; los Ackerman. Esos chicos los aterraban a todos. Sus miedos hubiesen quedado ahí, pero uno nuevo se desbloqueó, haciéndolos temblar y chillar del terror.

Su nuevo miedo desbloqueado era... Erwin Smith enojado y.... sin cejas.

Sasha ahogó una risa e infló los mofletes mientras apretaba sus manos con fuerza, tratando de dejar de reír ante la imagen.

—¡¿Quieres callarte?! —le susurro Connie con enojo, dándole un tremendo pisotón en su pie.

Dio un grito ahogado y sostuvo su pie mientras daba brinquitos sobre el otro.

Todos los soldados estaban parados firmemente en fila, dándole la cara al comandante Erwin, el cual se veía increíblemente gracioso sin sus características cejas pobladas.

El hombre los veía con seriedad absoluta, casi traspasando lo más recóndito de sus almas para de alguna forma encontrar al culpable de aquella gran aberración.

Sus cejas habían desaparecido esa mañana. Cuando se levantó de su cama dispuesto a un grandioso y productivo día, jamás imagino que al verse en el espejo de su baño encontraría su bello rostro sin sus excéntricas cejas.

No encontraba alguna explicación lógica para la desaparición de sus cejas, pero la encontraría sin importar que. ¡Por el bien de la humanidad, debería encontrar al culpable o de lo contrario hacer que todos pagaran!

Su azul y analítica mirada recorrió a cada uno de sus soldados, esos que conocía perfectamente bien de pies a cabeza. Los Ackerman estaban casi descartados al ser lo suficientemente serios y maduros para no cometer una locura contra su mayor. Casi, pues también conocía lo raros que podían ser también.

Sus principales sospechosos eran Sasha y Connie, quien el último caso siempre se veía arrastrado en las travesuras de la joven castaña.

También estaba Hanji, la chica loca de lentes. Desconfiaba sumamente de ella cómo desconfiaba de esos dos primeros chicos, incluso pensaba de alguna posible alianza entre ellos para arrancarle a sus preciados bebes. Obviamente tenía motivos para sospechar de esos tres individuos, pues los había escuchado ya muchas veces burlándose de sus cejas por lo pobladas y gruesas que eran.

Eso era un golpe bajo para la autoestima del adulto, pero jamás se dejó doblar ante los insultos y apodos. ¡Estaba orgulloso de sus cejas!

Así que ahí estaban, los tres principales sospechosos. Connie temblaba de pies a cabeza, tratando de disimular su miedo con su porte firme y su mirada pegada a la nada. Sasha mantenía una sonrisa nerviosa, tratando por todos los medios no soltar una tremenda carcajada, y Hanji miraba fijamente y con los ojos entrecerrados sobre los dos huecos que ahora se encontraban sobre sus ojos.

—No lo preguntaré dos veces, así que quiero que me escuchen bien y me den su rápida respuesta —entrecerró los ojos y los miro filosamente —. ¿Quién fue?

El silencio inundó el lugar y los soldados se miraron entre sí de reojo, esperando a que uno hablará y se delatará a sí mismo o por lo contrario apuntará hacía alguien más. Sin embargo, nadie parecía querer decir algo.

La ahora inexistente ceja del adulto comenzó a tener un tic.

—Sasha.

La nombrada respingo en su lugar para luego enderezarse torpemente.

Evitando matarnos | LeviMikaWhere stories live. Discover now