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hyunjin no quería dejar ir a su rayito de sol, y aunque a ambos se les hacía tarde para la escuela, las ganas de soltar su cintura eran inexistentes en ese momento.

—hyung, por favor, tengo que levantarme, ¡ya es muy tarde! -el menor de cabello castaño quiso librarse de los brazos de su novio, pero le fue imposible, suspirando rendido luego de unos segundos intentándolo sin parar.

el más alto sonreía, con el rostro hundido entre el cuello y el hombro de kim, sonriendo con los ojos cerrados.

—no vayas a la escuela hoy, cielo, hace mucho frío, quédate en casa con hyunjinnie. -seguía sonriendo mientras mantenía una expresión de máxima comodidad en su rostro.

—de qué me sirve quedarme en casa si tú te irás más tarde. -hizo un puchero, tratando de lucir serio ante su pareja.

—no me voy a ir a ningún lado, quiero quedarme aquí y mimarte todo el día. -se aferró más a él. —¿quieres que te prepare un baño? ¿que pida pastel de chocolate? ¿quieres que juegue contigo a la granja de perritos? ¡lo haré! pero quédate, minnie.

lo pensó por un momento, la idea de jugar a la granja de perritos había sonado realmente tentadora.

—pero yo realmente debería ir a la escuel-

—bebé, quédate.

se quedó sin palabras o argumentos, soltando un gruñido de derrota. era un niño obediente después de todo, aunque eso pudiese causarle problemas.

—está bien. -tomó la frazada y se cubrió con ella nuevamente, tratando de no dejarse llevar por la comodidad, porque aún seguía molesto con hyunjin por hacerlo quedarse.

—gracias. -lo abrazó aún más fuerte, repartiendo besos húmedos y suaves por su tierno y delicado cuello.

seungmin no pudo evitar reír ante las cosquillas.

luego del almuerzo, su falso enojo estaba olvidado por completo, ya que su novio se había encargado de traerle pastel y, aunque fue algo pesado para su pancita, se sintió muy feliz.

ahora, kim jugaba tranquilamente en la sala, con la pijama y un hoodie de hwang puestos. estaba sentado en el suelo mientras soonie se mantenía dando vueltas por el espacio.

—ah, soonie es realmente ruidosa. -dijo hyunjin al entrar a la sala y sentarse en el sofá.

—es que tiene frío. -explicó el menor, haciendo un puchero mientras fingía tristeza, luego soltó una risita y se puso de pie, yendo de prisa hasta el regazo de su novio.

—¿ya no estás molesto? -le preguntó, acariciando la espalda del pequeño mientras lo miraba con atención.

—no, hyung. -sonrió suavemente, después su expresión cambió completamente a una de tristeza, lo cual alertó al mayor. —bueno, creo que lo estoy un poco...

—¿de verdad? -cambió su rostro de tranquilidad a uno de preocupación. —¿por qué?

—me dijiste que ibas a mimarme pero no me has dado ningún beso. -hizo un mohín mientras sus ojitos se aguaban considerablemente rápido.

hwang frunció el ceño.

—pequeño, te llené el cuerpo entero de besos esta misma mañana.

kim miró directamente a los ojos de su novio y, con la mirada llena de sutiles lágrimas, señaló sus cerezos, que seguían formando un tierno puchero.

—ah, minmin. -el castaño cubrió sus ojos y rió bajo, negando con la cabeza. en su interior, estaba muerto de amor.

—entonces... ¿hyunjin no va a darme ningún beso? -la mirada entristecida y caprichosa seguía ahí, perforando el corazón de hwang con balas de azúcar.

el más alto tomó a su pequeño novio entre sus brazos y lo llevó hasta la habitación que compartían, luego de cerrar la puerta, lo sentó en el borde de la cama.

—jinnie... -comenzaba a desesperar, mirando como el mayor solo lo observaba sin decir una palabra o hacer algo.

—¿amor?

—quiero un beso. -lloraría, de verdad lo haría si el otro no se acercaba a él, porque estaba siendo muy injusto al dejarlo ahí sentado esperando y no hacerle absolutamente nada.

hyunjin recargo sus manos a los costados de las rodillas de kim, quien se sorprendió al tenerlo repentinamente cerca de su rostro. la mirada de su hyung era intensa pero dulce también, haciendo que sus lindas mejillas se colorearan de un sutil color rojo.

—¿qué estabas diciendo, pétalo? -le sonrió, observando con detalle el tímido rostro del menor. —luces tan bonito cuando me pides algo. -su risa se escapó de su boca, dejando caer la mirada para tomar un respiro.

—deja de jugar conmigo. -exigió, con un nudo en la garganta y los brazos cruzados.

—no estoy jugando contigo -le tomó del mentón, acercándose a él con una sonrisa realmente llena de adoración. —bebé, ¿estás molesto conmigo?

para el pequeño, su tacto era hipnotizante, su olor característico era tranquilizante y su lejanía desesperante.

—hyunjin, tan sólo quiero un besito. -replicó.

—una vez más, amor.

—hyung, bésame ya. -al borde de las lágrimas, pataleo mientras se abrazaba del cuello del contrario.

sonriendo lleno de satisfacción y cariño, hwang terminó con la distancia que separaba sus labios de los de seungmin, besándolo con lentitud y suavidad, tomando un lugar sobre la cama con el castaño debajo de él.

las palabras se volvieron tacto, el llanto se convirtió en una melodía armónica y efímera que por segundos lograba salir de la boca de kim. su desesperación de minutos antes se convirtió en la hazaña de amor más secreta entre hyunjin y él.

entonces, estuvo agradecido de que le hubiese hecho quedarse en casa en aquella ocasión.

t e a  ; hyunminWhere stories live. Discover now