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había estado llorando fuerte, y ni siquiera lo había notado, sus mejillas estaban mojadas y su nariz rojiza.

frotó sus ojos mientras hipeaba, sentado frente a la puerta.

eran las cuatro y treinta y ocho de la tarde, su casa estaba vacía al igual que su estómago, además, su novio había ido a comprar la cena pero no había dejado que seungmin lo acompañara porque su rodilla estaba lastimada y no quería que se empeorara.

pero cuando kim estaba solo era un completo desastre, intentaba relajarse pero se sentía asustado varias veces, más ese tipo de tardes, cuando afuera llovía fuerte y su hyung no estaba para decirle que todo estaría bien.

no era dependiente, claro que no, solo que había ciertos días en los que no podía mantenerse solo ni un poquito.

de pronto, luego de pasar minutos suplicando al cielo, el sonido de la cerradura lo sacó del llanto. su carita se iluminó y se levantó del suelo con la rapidez que su rodilla se lo permitió.

se quedó parado frente a la puerta con las manos en su pecho esperando, entonces la perilla se giró, y un sonriente hwang se dejó ver, con un paraguas en una mano y una bolsa en otra.

-ya llegué, cielo -avisó sin alzar la vista, cerrando la puerta detrás suyo y dejando el paraguas en el suelo. -¿dónde estás, seung-

-¡hyunjin! -corrió apenas pudo hasta su novio, abrazándolo por el cuello con todas sus fuerzas -aunque estas no fuesen tantas-.

-ah, minnie, espera -sonrió al abrazar a su pequeño con su mano libre, acariciando su espalda, estiró el brazo hasta poder colocar la bolsa sobre la mesita del recibidor y entonces, con ambas manos libres, levantó al menor en sus brazos, haciéndole rodear su cintura con sus piernas.

-no quiero volver a quedarme solo en la lluvia, hyung, lo pasé muy mal. -expresó con una voz temerosa, aferrándose más al más alto, hundiendo su rostro en su cuello.

-lo siento, mi amor, de verdad lo siento -besó la oreja de kim. -pero estás lastimado, además no podía dejar que salieras con este clima y pescaras un resfriado.

-pero fue eterno -finalmente había conseguido dejar de llorar.

-minnie, vivo contigo, podrás verme todo el tiempo, ¿está bien? -comenzó a caminar hasta dejar a su novio sentado sobre el sofá. -pero, adivina qué... -se acercó a su oreja. -conseguí tu comida favorita. -le hizo cosquillas en el estómago después.

seungmin rió y hyunjin volvió a la puerta para tomar la bolsa, luego de eso caminó hasta la mesa del comedor y la puso sobre esta.

-¿cómo sé que realmente es mi comida favorita y no alguna cosa desabrida? -el menor se puso de rodillas en el sofá y recargó los brazos en el respaldo, mirando hacia la cocina, de la cual hyunjin salía y volvía a entrar.

-debes venir a averiguarlo, pero te prometo que si te lo terminas, después podrás comer pastel y beber leche. -hwang salió nuevamente de la cocina con un par de platos.

-hm... -lo pensó un momento, llevándose la mano a la barbilla. -¿leche de almendras o de arroz?

-la que tú quieras, cielo.

seungmin bajó del sofá y se acercó al comedor a pasos lentos.

-¿puedo beber cuanta yo quiera?

-claro que sí, amor.

kim sonrió victorioso, sus ojitos brillaron y, con más confianza, se sentó en el comedor.

-traje pastel del que mas te gusta, así que depende de ti si ese se queda para ti o me lo quedo yo. -volvió a hablar hyunjin, sirviendo la bebida en los vasos de ambos y luego acomodando los cubiertos.

-no te preocupes, hyung, si lo gano yo te daré la mitad. -el pequeño habló dulcemente, mientras una amplia sonrisa se formaba en su rostro.

amaba compartirlo todo con su novio.

-eres un solecito, ¿lo sabías, minmin? -el más alto se agachó para depositar un suave beso en la frente del menor. luego volvió a servir la comida.

pero, sí, amaba mas a su novio. se amaban, nadie más que ellos sabía cuanto lo hacían.

la tarde se acabó entre sonrisas y divinas pláticas, seungmin ganó justamente el pastel y hyunjin, luego de felicitarlo sirvió la leche en su vaso, aunque esta vez había preferido la de arroz.

ese atardecer, hwang se ganó el ver la preciosa sonrisa de su novio agradeciéndole, y no deseaba nada más que eso, nada mas que vivir al lado del niño más tierno y bello que sus ojos habían visto, sonriéndole y abriéndole los brazos para permitirle estar cerca de él.

t e a  ; hyunminWhere stories live. Discover now