01 | L o u i s

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      MELANIE ABRIÓ SUS OJOS DEBIDO a una luz brillante; no era solamente una luz brillante: era El Cielo. Frunció el ceño. El Cielo nunca antes había sido tan claro y brillante, había sido oscuro, justo después de la media noche.

       Con un movimiento de cabeza, se incorporó de donde se encontraba; en el medio de la carretera, al lado de un árbol de roble.

     —¿Qué demonios...? —Susurró para sí, mirando a su alrededor. El paisaje era familiar pero muy vacío y desolado.

     Melanie miró a su alrededor para encontrarse con una línea de árboles a su izquierda. Y pronto, reconoció dónde se encontraba: sentada junto a las afueras de su ciudad natal. Miró por encima de su hombro y vio el contorno de las casas a la distancia.

     Pero había algo mal. Todo estaba...  sin color. El ambiente hizo pensar a Melanie en una película en blanco y negro, en donde todo estaba opaco y sin vida. Pero ¿por qué estaba así? ¿Posiblemente estaba soñando?

     Se miró a sí misma, encontrando que era la única cosa con color. Lentamente, se puso de pie y miró a su alrededor.

     A distancia, podía verse una nube de niebla arrastrar sus formas hacia ella. Se estremeció.

     Era como en una pesadilla: todo bien, tranquilo y misterioso antes, y de pronto, un psicópata salta de las sombras y te mata.

      Ella envolvió sus brazos al rededor suyo y se dirigió a la cuidad

      Mientras caminaba, no había forma de ignorar el dolor sordo en todo su cuerpo; su pecho y especialmente su cabeza. Era incómodo. Así el aire se filtró a través de su ropa como la nieve encrespada al rededor suyo.

      Corrió lo más rápido que pudo a su hogar, dejando la bruma atrás.

      Al pasar la señal de «Bienvenidos» de la cuidad, sus ojos se movían de una ventana a otra para tratar de vislumbrar algún movimiento. Pero no vio ninguno. El lugar entero estaba desierto. Sin personas, animales, insectos, sólo nada. Sin señal de vida alguna, excepto por ella.

      —¿Hola? —Ella gritó, sus ojos sus ojos dirigiéndose al agua. Melanie nunca había sido una de esas que lloraban, pero estar tan sola, la hizo sentirse asustada.

       Sabía que ahí había algo mal y que éste, no era el pueblo en donde había crecido. Ese pueblo había estado bien habitado, era un lugar cálido, no oscuro y frío.

       Melanie se acercó a la casa más cercana y tocó tres veces la puerta. Esperó diez segundos antes de intentar de nuevo. Nadie respondió. Las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas mientras miraba al rededor del pueblo fantasma, el pánico creciendo en su interior.

     Nunca se había sentido tan sola...

     Le aterraba pensar que no había nadie más a su alrededor. ¿A dónde podían haberse ido?

       —¿Hola? ¿Hay alguien más ahí? —Chilló, su voz mezclada con pánico. Su respiración era errática y temblorosa—.  ¡Por favor díganme dónde estoy!

        El silencio seguía y ella comenzaba a llorar fuertemente. ¿En dónde estaban todos? ¿Su familia y amigos andaban por allí? La idea la había hecho correr hasta su casa. Vivía como a  cinco minutos del centro de la ciudad, así que la carrera fue rápida. Pero el dolor en su cuerpo la hacía contraerse constantemente. Corrió por las escaleras a su puerta y entró.

      —¿Mamá? ¿Papá? —Gritó frotando las lágrimas de debajo de sus ojos—. ¿John?

       Su hermano siempre estaba ahí para ella entonces, si había alguien más, sabía que podía ser él.

Lucifer  [Español]Where stories live. Discover now