Capítulo 9: "Gracias"

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Erick

Despierto y siento un brazo que me rodea, si Pimentel me está abrazado mientras duerme. Saco su brazo de mi y me levanto, agarro mi celular para ver la hora y marcan las 7:00, muy temprano, eso pasa cuando te duermes temprano.

Entro al baño y me doy una ducha, me visto bien abrigado porque hace mucho frío y la estufa a leña está apagada.

Me acerco hacia la puerta y la llave no está ¡idiota!, con la poca leña que había dentro prendí la estufa. Al ya estar voy a la pequeña cocina y preparo el desayuno, que consiste en café, jugo de naranja natural, y Sándwich de aguacate.

–Buenos días. –saluda todo somnoliento.

–¿Por qué mierda te guardaste la llave?

–Es muy temprano, Erick, no empieces.

–Colón para ti.

–Sabes, vete a la mierda. –dice pero rapidamente hizo una cara como que se arrepintió de sus palabras.

–Siéntate que se enfría café. –le ordeno serio.

–¿Dormiste bien? –pregunta mirándome.

–Si... ¿vos?

–También.

Suena su celular, atiende y se va hablar fuera de la cocina, me muero de ganas de ir a escuchar pero no lo hago.

–Eran mis amigos, me acaban de informar que Braasa acaba de ir a prisión por el resto de su vida.

–Así que fue él.

–Así es, puedes volver cuando quieras, yo ya debo irme me tengo que encargar del papeleo y otros casos.

Empieza agarrar sus cosas, y me encantaría decirle que no se vaya, que se quede un rato más pero no lo hago.

–Adiós Erick, espero verte pronto.

–Gracias. –digo mostrando una pequeña sonrisa.

–¿Por?

–Por todo.

Sonríe, prende su auto y se va.

Ay Joel. Cierro la puerta y vuelvo a la cocina a seguir mi desayuno.

No quiero volver, no quiero ir y saber que Fred no estará más con nosotros, no quiero ir y tener que enterrarlo, no quiero, no quiero despedirme, saber que no podre abrazarlo me duele, me duele muchísimo. Y es todo mi culpa, debí de traerlos conmigo, pero no, no lo hice y no me lo voy a perdonar nunca.

Empiezo a guardar mis cosas, y de repente veo algo que me llamo la atención, una sudadera que no es mía, tiene su olor.

La guardo también con mis cosas, ya teniendo todo listo para ir, porque debo de hacerlo, llamo a un taxi que hay cerca de aquí por eso mismo.

–Hola, era para pedir un taxi, en donde están las cabañas.

–Buenas, lamento informarle que hasta el miércoles no hay taxis disponibles.

¡Maldita sea! Corto la llamada y me recuesto en el sillón. ¿Y ahora qué hago?

.....

Joel

–¿Tú?

–Yo. –respondo sonriendo.

–¿Qué haces aquí?

–Volvi para buscarte, me enteré que no habrá taxis por la radio, se acerca una tormenta es por eso, así que vine. –hago una pausa observando su reacción– Vine, por si querías irte y no tenías con qué.

No todo es lo que parece - JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora