Amor, ¿Dónde estás?

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Ella se ríe y todo parece estar bien.

Pero nada estaba bien, yo le fallé de nuevo, rompí la promesa y llegué tarde. Puedo recordar su mirada triste cada vez que llegaba tarde a casa o aquella mirada llena de decepción y tristeza.

-¿Cómo terminamos así?

Entro en la habitación y camino hasta el armario. Su extensa colección de zapatos esta ordenada y veo los pares que faltan. No se los llevo todo pero si varios pares ¿Eso significa que va a regresar? Tal vez solo necesita tiempo para pensar, un cambio de aire, tal vez solo esta muy enfadada y esta es su manera de castigarme. La maleta tampoco está, faltan algunos vestidos, faldas y blusas. Cierro la puerta del armario y me siento en la cama, saco mi teléfono y marco su número. Nada. Me manda al buzón de voz. Vuelvo a marcar su número porque necesito escuchar su voz. Necesito escucharla, saber que ella esta bien. Solo quiero escuchar su voz pero nada. Este no puede ser nuestro final, ella no se pudo ir sin ninguna explicación. Busco por toda la habitación en busca de una nota, de algo pero no encuentro nada. Bajo las escaleras hasta la cocina, ella suele dejar notas en el tablero plateado que esta ahí pero no hay nada.

-¿Dónde estás Amelia?

Mi teléfono suena pero lo ignoro, cuantas veces debí hacer eso, ignorar una llamada por estar con ella. Ella esperó demasiadas veces por mí. La recuerdo sentada en la mesa del comedor con velas rojas en la mesa, y la cena fría por esperarme. Ella siempre se veía decepcionada cuando yo llegaba tarde, trataba de disfrazar su decepción con una máscara de frialdad pero yo la conozco. Al principio solíamos discutir por eso y después dejamos de hacerlo, ella se cansó de discutir. Ya no hablábamos excepto por temas de trabajo, ella me solía decir que mi vida giraba en torno al trabajo y yo me molestaba por que ella no entendía que solo lo hacía por ella, por darle todo lo que ella merece. La última vez que discutimos fue en octubre, otoño, su época favorita del año, una semana después de su cumpleaños. Yo le prometí una cena especial para compensar lo que sucedió en su cumpleaños. Pero no pude llegar, cuando llegué a casa ella estaba sentada en el sofá esperándome. Estaba molesta, triste y cansada. Me odie por decepcionarla una vez mas. Recuerdo sus palabras y el tono en que lo dijo. No había emoción en su voz, ni dolor, ira o cualquier otra emoción, nada. Como si estuviera tan cansada de esperar que incluso las emociones la han dejado. Y parecía que era así, se veía agotada, sus brazos caían a sus costados en son de derrota. Mi Amelia jamás aceptaba una derrota, ella no se siente derrotada. Mi Amelia levanta el mentón y piensa en el siguiente movimiento.

-Estoy paralizada en la cama esperando a que vengas, esperando una llamada. Estoy paralizada pensando en ti, mis sentimientos me mantienen aquí esperando por ti. Espero y espero, en eso se resume mi vida y nuestro matrimonio en este momento. Yo espero y tú no llegas. Espero acostada sola en la cama, espero sentada en la oscuridad de la sala. Te espero sentada en el comedor con la comida helada, te espero sentada en un restaurante al que prometiste llegar. Te espero el día de nuestro aniversario, el día de mi cumpleaños, siempre estoy esperando por ti y tú no vienes a mí ¿Cuánto más debo esperar? ¿Porqué no vienes por mí?

Recuerdo que después que ella dijo eso me miro un momento antes de desaparecer hacia nuestra habitación. Debí darme cuenta en ese momento que la estaba perdiendo. Porque Amelia nunca se retira sin luchar. Ella es fuerte y siempre tiene la ultima palabra pero parece que esa Amelia ya no estaba ahí. Ella no se gano el apodo de la hija de Satanás por nada, ella se gano ese apodo a pulso, es fría y algo despiadada con quién debe serlo y cuando va a juicio ella siempre va a ganar. 

-Aún podemos salvar este matrimonio, somos Amelia y Nicolás, no nos rendimos hasta hacerlo bien.

Tomo las llaves de mi auto y manejo hasta la oficina. Amelia tuvo que decirle algo a Valentina, su asistente, ella tiene clientes, no se iría sin ninguna explicación. Ella es alguien muy profesional como para dejar a sus clientes sin ninguna explicación. Valentina debe saber algo y si no sabe ella, estoy seguro que Stella lo sabe, ella es su mejor amiga.

Por favor, no dejes de amarme ✔Where stories live. Discover now