Capítulo 9 Escúchame

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Pero ella estaba ahí, con Lorena.

— Me das pena Octavio — dejo de jalonear mi cabello para dirigir mi vista a la víbora maldita frente a mí — Simplemente podrías, olvidar a esa mujer — mueve su pelo claro, dejando su claro escote operado.

No trae el uniforme, simplemente viene como le da la gana, y me he cansado de decirle que se cambié

— Y enamorarte de mí. Al igual que ella, no hay diferencias — No, hay mucha demasiada diferencia entre ella y Ámbar.

Ámbar, era mi mujer. Una linda chica, que se enamoró de un ogro como yo. Que me dió su vida, su cariño y su corazón, las dejo en mis manos.

— Tú eres una... — Quería gritarle todo lo que aguanto — Tú no tienes nada de lo que es ella — Veo si decepción y molestia en sus ojos y sus labios dejan esa sonrisa arrogante — Nada, entiéndelo. Hay una razón por la que estoy contigo, pagando tus cirugías, tus estúpidas compras y tus viajes.  Ámbar no tiene ni siquiera el pelo teñido, mételo eso en la cabeza. Realmente no eras nadie hasta hace unos meses.  — Lo solté.

Se lo dije.

— Estás conmigo por el contrato que tengo entre tú y esa. Sientes algo por mí — mi sonrisa aparece.

— Estoy contigo, porque la amo. Amo a mi esposa, la amo demasiado — Se lo digo poniendo las manos en mi mesa, dejando que se arruguen algunos papeles. — La estoy protegiendo de tus malditas garras que lo única que quieres lograr es que me aleje más de ella. — Cierra los ojos.

— Lo estoy haciendo, claramente — asegura.

No sé que pensará después de todo.

— Sabes que — Calla abriendo los ojos , teniendo furia en ellos. — Se que hablarán de el embarazo de ella. Pero que... Tú dirás — Se levanta caminando a  pasos ordinarios — Que no son tuyos. Van a ver muchos problemas, pero  niegate — ¿Estoy escuchando bien?

— Te estás pasando de lanza, eso es mucho. No lo haré ¡No lo haré! — Grito caminando a la mesa donde estaban las bebidas — Andate a donde quieras... Pero no negaré a mis hijos. Yo... — Me callo teniendo la vista en la botella de Vodka — Son míos, son mis hijos — Me servi con desesperación la bebida en uno de los vasos y lo bebí enseguida.

— Sabes que nunca me alejaré de ti. Eso significa que no los verás. ¿Para qué ponerle alas a las mentiras? , mi amor — No quiero oírla — Dilo, di que la dejaras sola y que te valen esos niños...

Pero comencé a sollozar, comencé a sentirme desagradable, sucio. Un maldito que estaba cayendo más y más en una trampa. En una mentira sin fin.

— Lo harás ¿no?

¿Dónde?

¿Dónde están esos malditos papeles?

......

1:54 p.m.

La rabia, la molestia y decepción en sus ojos, me tenían rendido.

Mi abogado, intento que no hablará. Pero lo hice, hice que ella me odiara, más de lo que ahora lo hace.

Traté de decirle otra cosa. Un mensaje subliminal, pero esto, esto es mucho para ella. Palabras sin sentido salían de mis labios.

Cuando hizo, la lectura del acta de divorcio que yo le mandé a ella.

Breves recuerdos de ella pasaron por mi cerebro. El día en que aquella mujer de lindos ojos azules, entraba triste a mi oficina y cuando le dije que sí, esa alegría que ella misma soltaba.

Manipulado por mi Secretaria © [COMPLETA ✔️]Where stories live. Discover now