Leves aplausos cortaron el silencio que solo había sido perpetuado por mi entrecortada respiración.

-¡Gran trabajo, Picasso estaría orgulloso!- Renjun seguía aplaudiendo de pie en la entrada de mi habitación- Creí que demorarías más pero supongo que te has vuelto meticuloso con los años.

Apreté la lengua en el interior de mi mejilla y sonreí con sorna por el sarcasmo que destilaban sus palabras.

Al sentarme en el sofá mis ojos se fijaron en las costillas que sobresalían de entre la carne del cadáver reposando en la alfombra en una incómoda posición.

-Habla rápido, di lo que quieres.

Limpié con una toalla húmeda la sangre de mi rostro. Él se acercó a la chica con el traje de lentejuelas y sumergió el dedo en la sangre que aun brotaba del cuello abierto. Miré como lo hundió en su boca y luego una mueca apareció.

-Joder, demasiado amarga- se alejó de la chica admirándolo toda a su paso, incluso las paredes salpicadas-. Así qué... ¿Por fin decidiste que el pulgoso no valía la pena?

Ni siquiera yo reconocí el cruel sonido que nació desde mi garganta.

Me adelanté para tomar el vaso olvidado de whisky.

-No. Él fue quien lo decidió.

Renjun pareció sorprenderse, me escaneó desde la distancia antes de pararse a mi lado y arrebatarme el licor.

-Felicidades, los perros no siempre son buena compañía.

-No estoy para bromas- sabía que estaba siendo duro con él, pero Renjun clavaba el puñal en el centro del problema-, desaparece.

Pero sonrió y luego alejó el vaso de mí, volviendo a colocarlo sobre la mesa.

-Claro que no lo estás, mataste a la cena incluso antes de probar el postre.

-Renjun...- se sentó en mi regazo de costado y besó sonoramente mi mejilla manteniendo sus labios allí. Tomé la mano que intentaba entrar en mis pantalones. Le miré con un sentimiento pesado y amargo- ¿Por qué siquiera me quieres?

Él se detuvo.

-¿Es un pecado?- sus iris se enrojecieron, por un momento vi al mismo muchacho que convertí en una noche brumosa- Vamos, ¿Es algo realmente insoportable que te quiera?

Su frente se apoyó en la mía y tomé sus caderas impidiéndole moverse.

-Yo... lo elegiría a él y lo sabes.

-Jeno, ya no puedes elegirlo. A mí no me importa a quien pertenezca tu corazón, porque el mío te pertenece.

Cerré mis ojos con fuerza recibiendo un beso casto, hacía algún tiempo no recibía uno de estos, no de Renjun. Pero luego me besó un poco más y me dejé llevar.

No era justo, no para él. Pero cómo detenerme de hacerle esto si él era... Renjun. Algo que nadie entendería, fue mío desde el momento en que le convertí, sonaba despreciable y horroroso pero era la verdad.

Ni siquiera Jaemin podía compararse a esto que tenía con Renjun, porque Jaemin era a quien yo amaba y Renjun era una extensión de mí. Una parte que nunca desaparecería.

Habíamos sido explosivos juntos desde el primer instante en que le vi y me pidió a gritos que le trajese a mi lado. Quizás en vida yo no le hubiese mirado, en cambio, a Jaemin, era imposible no mirarle ya fuese siendo humano o siendo esto que ahora soy.

Hacerlo entre cadáveres no era algo nuevo para nosotros. Morboso e irrespetuoso pero Renjun se sentía como en un parque de diversiones. Joder, había olvidado lo bien que se sentía estar en él.

Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}Where stories live. Discover now