❝ Cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible ❞
Una semana enteramente dedicada a Rubius y Vegetta, donde estos inician con su gran aventura marital.
¿Qué sorpres...
Como un río fluye con certeza hacia el mar, cariño, así vamos tú y yo, algunas cosas estaban destinadas ocurrir.
Toma mi mano, toma también mi vida entera, porque no puedo evitar enamorarme de ti.
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En la enorme mansión de Vegetta777 se encontraba el grupo de héroes de Karmaland, o mejor dicho, familia (porque con tantas aventuras vividas ya se consideraban familia).
Con la música a alto volumen, las luces apagadas pero con luces de colores prendidas gozaban de la enorme felicidad y el buen ambiente que se había formado.
Pero a lo lejos se hallaba un joven de cabellos albinos que se había alejado de la pequeña sala para respirar un poco de aire fresco y admirar con entusiasmo la enorme construcción que había realizado Vegetta, además de observar los cuadros con sarna.
Vaya que este hombre a veces tenía sus momentos de egocentrismo.
Soltó un suave suspiro antes de dirigirse a la parte de arriba, subiendo por las escaleras, dejando a la vista el espectacular cielo nocturno con millones de estrellas, pues aún no construía el techo de la mansión. Soltó una pequeña carcajada, ese tipo se pasaba muchísimo con sus casas, ¡Le quedaban preciosas!
—Pienso ponerle mármol y mas cristales morados —aquella voz conocida hizo que se sobresaltara y volteara a ver al portador de aquella voz—. Sabes que me gusta crear casas chulísimas.
—Y bien que lo sé —soltó con una suave sonrisa en sus labios—. Siempre me han gustado como te han quedado.
Samuel soltó una carcajada para después dirigirse a donde Willy y colocarse a un lado de él para después ofrecerle una bebida y sentarse en el suelo de madera sin terminar.
A lo lejos se oía la música resonar, así que nadie sabia que ellos estaban solos admirando el paisaje nocturno de Karmaland. Cualquier persona que se cruzara accidentalmente podía mal interpretar la situación.
—Sabes Vegetta —esta vez fue el de boina verde quien rompió el silencio, llamando la atención del azabache—. Terminamos muy mal.
—Y mucho, diría yo.
—Jaja, si... Pero quiero remediarlo —las palabras dichas por Willyrex dejaron atónito a Vegetta—. Te hice muchísimo daño, me arrepiento bastante de heririte de tal manera. Fui un egoísta al dejarte de lado cuando tú me requerías y aunque dejarte por Fargan no fue un error créeme que dejarte solo y sin explicación fue... Un terrible error.
Ante aquellas palabras que tanto necesitó el de orbes violáceos en su vida, solamente se dedicó a agachar la mirada y dejar a un lado la lata donde contenía su bebida. Soltó un fuerte suspiro para reflexionar sobre las palabras dichas por su antigüo amor.
