❝ Cuando te das cuenta de que quieres pasar el resto de tu vida con alguien, deseas que el resto de tu vida empiece lo antes posible ❞
Una semana enteramente dedicada a Rubius y Vegetta, donde estos inician con su gran aventura marital.
¿Qué sorpres...
¿Cómo puedo amar si tengo miedo de caer? Pero viendote ahí parado Todas mis dudas Se desvanecen de pronto
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Mangel y Lolito observaban atentamente al joven de traje que se hallaba frente a ellos, caminaba de un lado a otro murmurando cosas sin sentido alguno mientras que en su mano mantenia una pequeña cajita de terciopelo color morado con pequeños toques dorados que contenia un objeto que uniría a dos amantes de por vida, un anillo de compromiso hecho de plata.
Estaba más que claro que Rubius estaba más que nervioso ya que el día había llegado, le pediría matrimonio a su amado Vegetta y con tan solo pensar en su querido pelinegro temía aún más la reacción que este podía tener ante aquella pregunta decisiva.
—Rubius —llamó Mangel—. ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?
Ante esa pregunta, el de máscara de oso volteó a ver a su mejor amigo confundido (aunque su mirada demostraba inseguridad), sonrió con nervios y asintió para después sentarse en el suelo de madera, frente a sus únicos cómplices (ya que Mangel y Lolito eran los únicos que sabían sobre el futuro compromiso).
—Si no lo estuviera, estaría con los huevos en la garganta.
—Y lo estás —afirmó su mejor amigo.
El de cabellos castaños bajó la mirada ante aquella afirmación y cubrió su rostro con pesar al mismo tiempo que soltaba un quejido de desesperación.
—No es por nada tío —esta vez fue Lolito quien habló—. Pero siento que Vegetita aún sigue pensando en Will-...
—Cállate joder —susurró Rubius—. Ese asqueroso fue el ex de mi novio, ¿tú crees que no piensa en él? Lo tocó tan profundo que hizo añicos su corazón.
Mangel aún no estaba tan convencido de lo que iba a realizar su mejor amigo ya que estaba dudando de la fidelidad de Vegetta aunque ya pasaron casi cinco meses del comienzo de su noviazgo. No quería ver a ese alegre muchacho de orbes verdes llorar por un intento de matrimonio fallido, no lo merecía, no después de todo lo que hizo por Vegetta.
Pero era su mejor amigo y tenía que apoyarlo aún así si no esta de acuerdo.
Mangel se arrodillo frente a Rubius y colocó una mano en su hombro, demostrándole apoyo y confianza, sonrió levemente cuando hizo contacto visual con su contrario para después comenzar a hablar.
—Si Vegetta tiene el corazón hecho mierda, puedes llegar tú y reparar ese corazón pieza por pieza ¿no crees, Rubius?
Y ahí es cuando el de cabellos castaños se dio cuenta que no importaba que este rechazara su propuesta de matrimonio, él seguiría junto a él, apoyándolo y amándolo como el primer día de su noviazgo.
Maldita sea Vegetta, ¿qué haz hecho con Rubius?
—Gracias chavales, necesitaba armarme de huevos para atreverme a cometer esta maravillosa locura.
