◆18◆

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El heredero se sentía dichoso. Las palabras que habían salido desde la profunidad de su mente y corazón fueron del gusto de la criatura.

La mejor respuesta que había escuchado hasta ahora, según sus propias palabras.

Cerró los ojos mientras saboreaba su pequeña victoria. Para otros no significaría mucho, pero para él significaba un gran progreso.

Jeongguk estaba progresando. Constantemente cambiando y evolucionando en la mejor versión de sí mismo. El joven heredero que se había adentrado en el bosque prohibido con aires de grandeza esa mañana no era el mismo joven que se encontraba sentado cómodamente encima de su capa aquella tarde. Había sido él, por supuesto. El Jeongguk de antes y el de ahora compartían el mismo cuerpo, pero ya no la misma mentalidad.

Había cambiado, pero para mejor.

- Gran Monarca...-dijo mientras sentía el viento golpear suavemente su cara.

La criatura carraspeó y en consecuencia el heredero abrió los ojos para observarlo.

- Puede omitir el 'Gran'. No es necesario.

¿Omitirlo? ¿Podría él hacer eso? ¡No! ¡Jamás! ¡Era el Monarca! Hasta Jeongguk pensaba que el 'Gran' se quedaba corto, pero era lo más cercano que podía utilizar para describirlo. Así que se rió, no pudiendo controlar las ganas que le habían embargado al escuchar tal petición. La diversión marcando su rostro por completo.

- ¿Entonces podría usted dejar de utilizar el "joven", por favor? Ya cumplí la mayoría de edad -contraatacó el Príncipe, con tono divertido, pero aún así, pidiéndolo con honestidad.

De verdad le gustaría que dejase de llamarlo 'joven' cada cierto tiempo. Tenía 18 años ya. La edad suficiente para asumir su responsabilidad como Rey. El término 'joven' no era adecuado.

Sin embargo, la criatura se cruzó de brazos y alzó una ceja, cuestionándolo.

- ¿La mayoría de edad, dice? -sonrió, ya se había vuelto costumbre para ese entonces, pero su voz le sonó un tanto extraña, ya que contenía un deje de... ¿sorna en su tono? Jeongguk estaba sorprendido-. ¿Debo recordale el punto de "la verdad" que hablamos en un principio, alteza? -y el heredero dejó de reír al recordar su significativa charla. No podía alegar contra ello-. Eso creí -entonces el que rió fue el Monarca, para segundos después parar abruptamente y decir con suma educación-. Pero, ¿decía?

El heredero quiso burlarse por el repentino cambio de ambiente, sin embargo, recordó el principal motivo por el que había llamado a la criatura anteriormente, requiriendo su atención. 

- ¿Es este el momento dónde debo expresar la gratitud del Reino de Miracles para con usted y las peticiones tradicionales? -preguntó tranquilamente.

Era increíble la facilidad con la que podía cambiar de humor y comportamiento estando en presencia del ser místico. En un momento estando a punto de perder los nervios, y al siguiente, como si nada hubiese pasado.

- ¿Realmente quiere hacerlo? -respondió con otra pregunta la criatura. Sus oídos atentos a la posible contestación del Príncipe.

- Es mi responsabilidad -acotó bastante serio él.

- ¿Entonces? -la criarura giró la cabeza, en señal de confusión-. La ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue, joven Príncipe.

Y a pesar de ser consciente del tono burlón por parte del Monarca al pronunciar el 'joven', Jeongguk no le siguió el juego, y en su lugar, procedió a dar las gracias por la década tan fructífera en el Reino de Miracles, por sus ganancias, protección y prosperidad, seguidas de las peticiones que había preparado en su diario con tanta dedicación.

El ser místico escuchó, atento y curioso por su discurso. Jeongguk le había tomado rápidamente la palabra cuando habló sobre que debía crear la ocasión y no esperar a que llegase. Así que cuando finalizó, se levantó y aplaudió una vez, generando una oleada de viento que se expandió por todo el lugar.

- Un gran plan el que tiene usted -elogió.

El heredero negó, tomándose de las manos para jugar con sus dedos. Un poco nervioso después de haber compartido sus peticiones, y en gran parte, pensamientos, con el glorioso ser.

- Es bastante sencillo en comparación al que escribió el Primer Consejero, he de admitir -confesó el Príncipe, dejando de jugar con sus dedos y tomándose de la muñeca izquierda para apretar su agarre mientras hablaba.

- ¿Es así? -la criatura pensó-. El pesimista se queja del viento -y Jeongguk fue transportado a aquel día en el que se encontraba en la oficina de su padre, leyendo los anteriores discursos de peticiones en compañía del Primer Consejero con expresión cansada. Había sido un día de nunca acabar-;  el optimista espera que cambie -luego pasó al día en que sugirió al Consejero cambiar unas cuantas cosas en su discurso, recibiendo una negativa casi inmediata por su parte-; el realista ajusta las velas -hasta finalmente hallarse en sus aposentos, escribiendo, reflexionando y analizando lo que diría al Monarca en su presencia-. Usted pasó por cada uno de esos procesos hasta finalmente ajustar sus velas.

Y sí, definitivamente, lo había hecho. Jeongguk se había quejado en un principio, también sido optimista poco después, pero al final había llegado a una realidad: no podía tapar al sol con un dedo; no podía esperar resolver todos los problemas del reino en diez años. Era poco probable. Así que debía ser concreto, marcar prioridades. Y ajustar las velas de su barco había sido sólo el comienzo.

Monarch [Jikook/Kookmin]Where stories live. Discover now