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Un silencio casi sepulcral reinó por todo el comedor. La mano de Jake jugaba con la de Tom, por que estaban nerviosos.

Era tonto, o tal vez no, pero se sentían intimidados por la mirada de Paddy.

–¿Eres un alfa verdad?– preguntó llevando más comida a su boca
–En realidad, Jake, aún no se define mi casta – contestó con suficiencia

–Basta Paddy, no puedes tenernos así ¿Qué planeas?– dijo desesperado
–Presentalo a mamá y papá – miró determinado a su hermano mayor

Y de nuevo, pasaron 30 minutos explicando por qué no le diría a sus padres aún. Todo el tiempo diciendo que por la rapidez, la situación, los niños.

Pero la verdadera razón era él, Heath.

Muy dentro de Tom tenía miedo de no "llenar" aquel lugar, de no ser un buen omega para Jake. Inseguridad; celos de un fantasma.

Sólo después de sobornarlo con un helado, lo llevaron a casa.

Jake notó que el chico estaba pensativo, así que le detuvo frente a la misma heladería donde compraron el helado de Paddy.

Compró helado y lo llevó a ver una película en casa de Tom. Estaba tranquilo por que los niños estaban con Maggie, y había pedido un día libre en el trabajo.

Tom tenía ganas de llorar por su inseguridad, y justo cuando veían una escena dramática se soltó a llorar. El mayor le abrazó, intentando consolarle.

*

Los días pasaban rápido. El otoño estaba cerca. El frío recorrió su espalda por tenerla desnuda.
La ronda en el hospital había terminado y sólo le quedó ir a casa, después de ir al parque a ver como jugaban los cachorros de su pareja.

Estaban con Maggie, una alfa que daba un poco de miedo.

Quería convivir con ellos como su papá omega, pero todavía no conocía a Maggie.

Llegando a su casa se duchó y sólo se vistió con un boxer. Acostado, mirando una película de superheroes.

Una llamada lo hizo alarmarse; al atender se dio cuenta de que era Jake. Hacía más de una semana que no se habían visto.

Así que se vistió y fue a la casa que le quedaba a unas cuantas calles. Caminaba ansioso, emocionado y con frío.

Pasó por un poco de donas y café, aparte de palomitas de maíz para hacer, ya que tenían planeado una noche de películas por que los niños estaban en casa.

Pero todo terminó de una forma diferente. Después de una hora del film Tom estaba arriba de Jake.

Las manos del mayor comenzaron a acariciar su torso mientras su boca atacaba su cuello, ese bendito cuello que lo enloquecía.

El chico comenzó a moverse encima de él simulando que era penetrado.
Los gemidos salían a la par, mientras se repartían caricias. Jake tomó los dos glúteos de Tom para amasarlos con devoción, además que no quería que se separaran.

Deseaban el toque de piel con piel, así que se desvistieron rápidamente. Estando desnudos siguieron con ese ritual. Tom no paraba de morder el pecho de Jake. Tomó al chico por la cintura y lo tiró en la cama poniendose encima de él.

Lo separó de su pecho, para después comenzar a hacer lo mismo, morderle y darle placer como si no hubiese mañana. El castaño abrió sus piernas al sentir la barba rozar en la pelvis.

Sostuvo la cabeza del mayor cuando empezó a jugar con su entrada, estimulando con la lengua. Apretaba su cabello para indicarle que lo hacía muy bien.

– Sigue por favor – suplicó cuando Jake se alejó
– Cariño, voy a hacer algo mejor – lo besó dandole pequeñas mordidas en sus labios que tenían mejor sabor del mundo.

Volteó con cuidado su cuerpo y comenzó a besarle la espalda, contando cuantos lunares tenía, repartiendo un beso a cada uno. Tom entonces supo, que si existía el cielo, debería sentirse así.

Entre más pasaba el tiempo, su entrada se humedecía más, esperando que el miembro de Jake lo llenara.

Para cuando ambos se dieron cuenta, el chico estaba sostenido por sus dos manos y sus dos piernas en la cama, recostando el pecho y alzando las caderas. El ojiazul estimuló a su amado y a él para comenzar con el final de el acto sexual.

Comenzó a penetrarlo, lento, saboreando cada parte de él. Quería grabar esa hermosa escena: Tom aferrado a las sabanas, pidiendo más, mientras cerraba los ojos con cada estocada.

Buscó su miembro y comenzó a acariciarlo asegurandose de llevarlo al éxtasis. En ese momento, el joven se sintió suficiente, se sintió seguro.

El cuarto olía a fresas, chocolate, y con un ligero y casi imperceptible olor a mantequilla, gracias por las palomitas que se encontraban en el suelo.

Holland, sintió el éxtasis llegar, manchando la cama. Dejó caer su cuerpo, pero sus caderas fueron sostenidas. Al cabo de unos minutos se recuperó y comenzó a moverse; sabía muy bien que aún quedaba por disfrutar.

Después de un buen rato, ambos estaban de rodillas en la cama, la espalda de Tom contra el pecho de Jake, dandose placer mientras ambos se movían.

–Tom – mordió su oído – eres lo más hermoso de mi vida – soltó su cintura, y quedaron en la posición anterior.

Apretó con fuerzas la delgada cintura, dejando ir todo el esperma que había guardado en esos días.

Para cuando ambos se acordaron, ya era tarde.

El nudo comenzó a formarse, llenando de esperma. Esa sensación lo llevó de nuevo a ver estrellas.

Estando unidos, se acostaron de costado, esperando a que el nudo terminara.

–Perdón– habló a su oído
–Tranquilo, no estoy en celo

La película seguía reproduciendose, llegando casi a su final. Jake estaba dando caricias al cuerpo del otro, intentando grabar todas sus texturas y variantes.

Se abrió la puerta dejando entrar la luz del pasillo.

–¿Quien es él? – preguntó Maggie sorprendida
–¿Qué haces aquí? – preguntó Jake separandose de Tom para buscar su ropa
–Te estuve llamando... ¿tuviste sexo con un niño?– el mas joven detuvo sus actos al instante

"Niño"

Siempre le acomplejó el hecho de tener una cara que no denotara madurez, y con ese comentario se sintió peor.

–Vamos a la sala, querida.

Los gyllenhaal desaparecieron de la habitación. El chico cerró la puerta y se acostó en la cama tapandose con las sabanas todo el cuerpo.

Mistery Of LoveWhere stories live. Discover now