¿Como diste con él?

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➤ Aquél pelinegro de ojos vacíos y negros soltó un largo suspiro algo inseguro, puesto a qué no sabía cómo trataría de hacer qué la persona qué estaba tras esa puerta iba a reaccionar con las preguntas que le haría.

Puppet, era un hombre de veintiocho años de edad. Desde sus primeros años de niñez comenzó a tomar interés por las cosas relacionadas a leyes y crímenes, y como era un chico bastante estudioso consiguió becas para entrar a muy buenas universidades dónde trataban con la criminología. A pesar de tener muy poco tiempo trabajando para la ley como oficial, ya era bastante experto en casos delicados qué tuvieran que ver con algún tipo de violación a los derechos humanos de un individuo, pero está vez se sentía inseguro y con algo de presión, pues tenía miedo a lo qué aquélla persona detrás de esa puerta pudiese reaccionar con tan sólo verle. De hecho, hace momentos atrás esa persona se había puesto un tanto agresiva.

—Puppet. —El nombrado fue sacado de sus pensamientos preocupantes al escuchar esa voz, y al voltear a ver vio a nadie más ni a nadie menos qué a la psicóloga Ballora, una mujer de casi unos veintiséis años de edad, delgada, con una figura que marcaba una cintura de avispa muy bien cuidada. Dicha mujer siempre solía vestirse de manera formal para su trabajo, y su cabello violeta era recogido en una coleta alta a la qué después daba vuelta alrededor de la liga qué le sostenía sus mechones, aparte de qué su rostro siempre mostraba un comportamiento pacifico. —Está confundido, y no quiere aceptar la realidad, tratará de evadir tus preguntas lo mejor posible. —Le dijo al contrario. —Tu estate tranquilo y trata de escucharle. —La de cabellos violeta le dio la espalda al pelinegro y comenzó a caminar dejando escapar sonidos de suela de tacón por el suelo del pasillo. —

Puppet, después de pensarlo unos pocos segundos, se armó de valor e introducio las llaves en la perilla de la puerta del interrogatorio. Hizo girar dicha perilla y se dispuso a entrar a aquélla sala y cerró con llave la puerta.

—Me alegra ver qué ahora estás tranquilo. —Habló de manera amigable mientras se acercaba a la mesa qué estaba en el centro, aún lado estaba aquélla persona sentada. —Espero y no vuelva a ocurrir lo de hace una hora, Springtrap.

Springtrap, un adolescente de diecisiete años había comenzado a estudiar en la universidad hace pocos meses. El no era cómo muchos adolescentes, muy apenas y hablaba en clases no tenía amigos, socializar jamás fue de su agrado, y anteriormente tuvo algunos problemas emocionales. Este joven sería interrogado. El ocre no podía creer que es lo que estaba pasando o dónde estaba. Su cuerpo temblaba, ni una sola palabra podía salir de su boca, miles de pensamientos pasaban por su mente, y su mirada estaba cabizbaja, tenía miedo a lo que podía suceder.

—Bien, comencemos. —Dijó el mayor de aquélla sala, y tomó una silla de una de las esquinas de la sala, y se sentó de manera qué quedara frente a frente con el contrario. —Springtrap, recuerda qué aquí hay cámaras, y todo lo que digas o hagas se quedará filmado. —

—Solo se dedicó a escuchar al contrario, pero no habló ni se movió. —

—Hey, se cómo te sientes, pero tienes qué decirme las cosas como son. Nosotros queremos ayudarte.

— . . . Yo no necesito ayuda. —Al fin habló, su voz de escuchaba un tanto destrozada y nerviosa. Su mirada aún la mantenía mirando al suelo. —

—Si que la necesitas, nosotros sabemos que no estás bien.

—Por un demonio . . . ¡¿Solo piensan eso por cómo me puse hace rato?! ¡¿Tú cómo te pondrías si te enterarás que el amor de tu vida acaba de ser arrestado?! —Levantó su mirada, dejando ver sus pupilas grises, sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar hace momentos atrás, sus mejillas estaban empapadas. —

" nυeѕтro aмor anтeѕ qυe nada "  ˗ˏˋ៚┋nιgнтrapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora