Capítulo 13.

21.6K 1.6K 147
                                    

¡Carajo!

Todavía podía sentir su cuerpo temblar sobre el mío mientras la masturbaba, ¡Dios! Su dulces gemidos los tenía grabado en mi cabeza, si Matheo no nos hubiera interrumpido no se hasta donde habríamos sido capaz de llegar pero definitivamente habíamos cruzado un límite donde no se podía volver atrás.
Está noche mientras preparaba la cena para mí hijo, me sorprendió escuchar el timbre y sobre todo reconocer su voz, no la esperaba porque sé lo terca que es y cuando tiene una idea fija en la cabeza nada ni nadie la pueden sacar de ahí, pero cuando bajé a buscarla verla con su ropa mojada fue la peor venganza de mundo, mi abstinencia sexual sumado a ella así era un peligro para cualquier sobre todo para mí.

Ambos éramos un acumulo de tensión sexual.

- ¡Papá! ¡Papá! - grita mi hijo haciendo que centre mi atención en él.

- ¿Qué sucede Matheo? - consulto con mi ceño fruncido, su cara de enojado me decía que algo pasaba.

- ¿Po'que no tengo un hemano? - inquiere molesto.

- Porque ni tu mamá y yo tenemos más hijo, sos el único - respondo algo confundido.

- Pelo mis pimos tienen sus hemanitos - exclama cruzado de brazos.

Me rascó la nuca sin saber que responder. - Bueno pero a veces es ser mejor ser uno, no tienes que compartir nada con nadie. Todo es tuyo hasta nuestro amor -

- Bruno tiene a su hemanita Chiara, ella es muy bonita - empieza hablar mi hijo indignado pero sonrío porque si Dante escuchará lo que acaba de decir ya estaría como loco. - Stefano tenda a su hemanita, Oliver tiene dos hemanitos, Elliot tenda dos hemanitas y Camille y Renzo ellos son hemanitos - agrega con su ceño fruncido.

- No se que decirte - murmuro frustrado.

- ¡Quiero un hemanito! - me exige golpeando la mesa.

- ¿Qué te dije de comportarte así? - digo mirándolo mal.

No me gusta para nada cuando tiene esa actitud de niño caprichoso.

- ¿Po'que no tengo un hemanito? - me repite.

Ahora entendía ese pequeña frase que usaban mis primos con respecto a la paternidad porque tenían razón, es difícil criar a un hijo sabiendo que tiene el mismo carácter que uno y es una mini versión nuestra que en verdad solo tiene tres años y me estaba empezando a volver loco con sus preguntas.

Suspiro. - Mira Matheo, no podemos darte un hermano por lo menos de mi parte - comento tocando el puente de mi nariz.

Estaba siendo sincero con él, recién me estaba acostumbrado a la idea de ser padre y todavía no podía con uno no me imaginaba que podría ser mi vida con otro más, en verdad empezaba a valor a mis primos que cada uno tenía más de un hijo y no entendía como demonios se organizan para lidiar con ellos.

En eso Amy aparece vistiendo una remera negra y unos pantalones deportivos míos que me hacen tragar en seco, definitivamente cualquier cosa que se ponga le quedaría extremadamente sexy y vaya que causaba estragos en mi cuerpo.

- Perdón por la demora - acota sin mirarme a los ojos.

Que no quiera hacer contacto visual conmigo solo significaba que otra vez se arrepentía de lo que había sucedido, no se porque no me sorprendía esa actitud de ella.

- Te estábamos esperando para cenar - digo levantándome de mi silla para volver a la cocina.

La tensión de ambos era sumamente notoria pero no me arrepiento del pequeño arrebato que tuvimos en mi vestidor y en verdad me encantaría terminar con lo que habíamos empezado.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Where stories live. Discover now