Capítulo 8.

22.7K 1.6K 217
                                    

No podía parar de sonreír.

Definitivamente sentía que algo había cambiado dentro mío, no era el mismo Alexander después de que salí de esa casa, ya no debía pensar tanto en mí, dejar de ser tan egocéntrico y egoísta para ahora ser un buen padre, hay prioridades y Matheo es una de ellas.

Cuando me enteré de su existencia por Owen miles de ideas pasaron por mi cabeza fue como si reconstruyera cada pieza de ese año, no había sido muy bueno y sensato con Amy después de todo lo vivido esa noche, ella rompió mi corazón de la peor forma y no podía mostrar eso, esa mañana cuando me dejó en claro que todo fue un error inclusive estar nosotros solos sentí un gran dolor que rápidamente lo cubri siendo mucho más cruel con mis palabras dejándole bien en claro que era muy insignificante para mí y había sido una más en mí larga lista de mujeres con las que me acosté, ví el dolor en sus ojos antes de salir de esa habitación pero no me gaste en seguirla para pedirle perdón porque todo nos se había dicho.

Ahora tenía un nuevo desafío y era de como ser padre del cual no tenía idea como serlo, anoche cuando salí de su casa pasé por una librería a comprarme libros para leer para que me ayuden pero definitivamente todos eran una mierda, ninguno decía que debía hacer lo que me era realmente frustrante lo cual me indicaba que debía observar a los padres que había en nuestra familia, primero estaba el mío, Julian De Luca es bastante especial digamos que tiene su lado sensible pero a la vez es muy exigente con nosotros, lo cual le agradezco porque ha creado a un maestro de la perfección, después tenía a mis tíos uno más loco que el otro empezando por el abastecedor de condones hasta llegar al que es un enfermo de los celos no había términos medios lo cual me hacía recaer en pensar en mis primos, Ethan, Dante y Owen eran buenos padres de esos que son un poco de todo y de los cuales quería aprender un poco también tenía a los esposos de mis primas ellos eran mejores padres desde mi punto, capas era hora de meterme a ese raro grupo que ellos tienen.

¿Seré un buen padre?

Cómo persona todos podían asegurar que era lo peor que había en este mundo, malo, hiriente y verdaderamente cruel cuando me lo proponía y yo no quería mostrarle eso a mi hijo quería ser una buena personas para él y su vida.

- ¿Mamá? - digo confundido al verla entrar por mi departamento.

¿Cómo carajo tenía una llave de mi casa?

- Alex, cariño - dice sonriendo.

- ¿Por qué tienes una llave de mi casa? - inquiero mientras recibo un abrazo de su parte.

- Por las dudas además Fran me recomendó está idea y no es nada mala - afirma sonriendo mientras me observa divertida.

- No puedes hacerle caso a la tía Fran, ella está loca - aseguro suspirando.

Mi tía tenía un don especial para meterse en las casas ajenas y vaya que soy testigo de eso o de las inmensas quejas que tiene Eric sobre ella que invade su intimidad pero su madre no entendía y ahora había convencido a la mía para que haga lo mismo, definitivamente le quitaré esas llaves sin que lo note.

- No podía aguantar más - se sienta a mi lado súper ansiosa. - ¿Lo viste? - pregunta sin rodeos.

- Si - sonrío recordando la primera vez que estuve frente a frente con mi hijo. - Es tan pequeño, dulce, inocente y muy ... -

- Parecido a tí - termina la frase súper sonriente. - Cuando lo ví esa tarde caminar con ella sentía que retrocedía unos años y te recordé igual a él - mamá me mira con esos penetrantes ojos verdes. - tus gestos, esa forma tuya de sonreír, la mirada todo me recordaba a cuando eras pequeño - agrega acariciando mi mejilla.

Alguien tiene que ceder (11° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora