"EL ELEGIDO A QUIEN NO ELIGIERON"
En el día más importante de su vida, el gran Harry Potter es traicionado por la mujer que ama. Sin saber muy bien que hacer, va en busca de un escape. La humillante situación lo orilla a buscar ayuda de una slytheri...
Draco no me ha dicho si en algún momento tendremos que quitarnos las máscaras. Espero que no sea obligatorio. Sé que para él esta noche también es crucial. Incluso más que nosotros. Harry es un héroe, si el regresa, puede que genere alboroto, pero no pasará de unos cuantos chismes.
En cambio, Draco, a él y a Hermione les espera un par de meses muy fuertes. Espero que sepan sobre llevar todo esto juntos. Empezando por los amigos de ella. Mientras que pienso todo esto, no puedo evitar mirar a Harry, se está afeitando para la velada. Creo que quiere lucir renovado o algo por el estilo.
Quisiera decirle lo que va a pasar. Quiera pedirle que abra la mente, y que no se deje llevar por los fantasmas del pasado. Que hay una persona muy especial para él que necesita de su apoyo total para esta noche y los días venideros.
Rentamos un auto para la ocasión, estuvimos muy de acuerdo en que no sería nada ostentoso. Y ya está esperando afuera.
El pecho se me comprime y me obligo a salir de la casa. Ambos traemos las máscaras puestas. No queremos dar ni una sola pista a nadie. La gravilla truena bajo mis pies, pero no escucho más que mis propios pasos. Entonces, me doy vuelta y veo que él se queda plantado en la puerta. Solo nuestros ojos se asoman, los suyos están clavados a los míos.
Regreso en mi camino y le extiendo la mano.
—ven, Harry, no temas, esta noche... está hecha solo para los valientes—
Trato de convencerme de que así será. Su cálido toque me llena de valor, pero lamentablemente es pasajero. Mi estómago gruñe un poco de nervios.
De camino al lugar, nos mantuvimos abrazados. El chofer tenía la dirección y no nos molestó en todo el camino. Era un castillo a las afueras de Londres, nada menos para tratarse de Malfoy.
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Ninguno de los dos dejaba de contemplar el lugar. Era encantador, con arcos de flores alrededor. E infinidad de luces por todos lados. Lleno de las peculiares rosas inglesas. Todas de un suave tono rosa. Algunas incluso salpicadas de blanco. Todo tan angelical.
No sé a qué fantasma se ha invocado Malfoy, pero esta noche no hay nubes, ni una sola. El cielo está tan salpicado de estrellas, como la cara de Granger lo está de pecas. Hace apenas un poco de frio. Harry me rodea con su brazo cuando salimos del auto.
Hay unas cuantas personas, es obvio que no nos reconocen, pero miran en nuestra dirección y no podemos evitar ponernos nerviosos.
Me preocupaba que mis manos empezaran a sudar como es habitual, pero para mi sorpresa, las de Harry también lo hacen. Presiona las mías un poco. Llegando a la entrada, un hombre nos preguntó nuestros nombres para buscarlos en la lista.
—_________ Peek, y su acompañante—
El tipo ni siquiera se molestó en buscar, apenas escuchó mi nombre, abrió la puerta y nos llevó personalmente a una sala vacía. Se dio media vuelta y salió sin decir palabra.
Sobre la puerta se podía leer salón gardenia.
No tengo idea de lo que sigue ahora.
Me suelto de la mano de Harry porque necesito más espacio personal para poder tranquilizar mi respiración con calma. La sala es algo espaciosa, lo suficiente como para que él de una mirada por las pinturas. Casi al otro lado de donde estoy yo.
De una puerta contraria de la que nosotros entramos, sale una persona. Un hombre, con mascara puesta, alto, con cabello platinado. No hace falta su presentación.
Mira a Harry y lo recorre completamente con la mirada, como si se asegurara de que es él. verdaderamente él. Harry me mira por un momento, y no puedo decir nada, me he quedado muda con la presencia de nuestro acompañante y por quien viene detrás.
Malfoy se dirige hacia mí y no hiso falta decirnos nada. Una silenciosa conversación de miradas explicó todo. Me tomó gentilmente por él hombro y me sacó del salón a otra habitación. Sin decirle nada a Harry.
Sin despedirme de él.
Cerro después de entrar y se descubrió.
—por un momento no lo creí—Yo solo asentí. Sin darle respuesta—gracias—
Yo quería golpear algo, romper lo primero que encontrara a mi paso. Quería llorar de rabia. Y desquité mi coraje con un pesado florero que posaba sobre la mesa de centro. Se estalló contra la pared y un regadero de agua salpicó la alfombra.
Malfoy me sujetó firmemente por los brazos y me trajo hacia él. Abrazándome fuerte.
—tranquila... _______, tranquila...—me decía—todo saldrá bien... tranquila. Tienes que confiar... todo estará bien... lo siento.
Podía sentir su barbilla sobre mi frente. Mientras dejaba descargar mi tristeza en forma de lágrimas tibias.
