Capítulo 84: Honor - Quinta parte

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Los chicos habían llevado a los cachorros a dar un paseo por el Receso de las Nubes antes de que comenzaran las clases de ese día. Lan Wangji era el encargado de dar la introducción, así que se había marchado un poco más temprano para hacer los últimos arreglos con Lan Qiren. La cabaña estaba demasiado silenciosa y demasiado solitaria.

Wei Wuxian ya había probado la enésima combinación de almohadas para poder estar cómodo en la cama y dormir un poco más como le habían recomendado, pero ya no había una posición en la que estuviera cómodo a menos que Lan Wangji lo estuviera sosteniendo y masajeara su espalda hasta que se quedara dormido.

—Ya tengo hambre otra vez —suspiró y se resignó a ir a la cocina por su cuenta, tomar su refrigerio y volver a la habitación. En lugar de optar por la cama se acomodó en el diván junto a la ventana y comenzó a comer. No era cómodo sostener el pequeño plato, pero tampoco tenía un lugar cercano donde colocarlo. Después de pensarlo un poco, lo apoyó con cuidado sobre su barriga y sonrió satisfecho al ver que se sostenía bien.

Ya casi había terminado cuando una patada del bebé por poco vuelca el plato, lo que hizo reír a Wei Wuxian. Volvió a colocarlo, vigilante de que no cayera y el resultado fue el mismo de nuevo.

En ese instante, los tres chicos regresaron de pasear a los cachorros. Wei Wuxian llamó a Jin Ling.

—Préstame tu campanilla, solo un momento.

—¿Qué? ¿Para qué?

—No protestes y hazlo, te estás perdiendo de algo interesante.

Jin Ling le entregó lo que pedía y Wei Wuxian puso la campanilla sobre su pronunciado vientre. En un instante se comenzó a mover y sonar, hacia un lado y hacia al otro. Los muchachos comenzaron a reír y siguieron observando hasta que la campanilla se quedó quieta.

—Creo que ya sé aburrió —Wei Wuxian tomó la campanilla y se la devolvió a su dueño— ¿Cómo les fue con los cachorros?

—Bien. Aún son muy pequeños, pero ya están aprendiendo a caminar al mismo ritmo de nosotros. Fairy también está ayudando a entrenarlos —respondió Jin Ling.

—Me alegra. Cuando Jiang Cheng se los lleve le será más fácil cuidar de ellos.

—Tía Meilin no debe tardar en venir. Nosotros ya debemos irnos —advirtió Sizhui—, o vamos a llegar tarde el primer día de clases y es demasiado pronto para que nos castiguen.

—Tengan cuidado con Señor Lan. Si alguien lo altera suficiente, los rollos de pergamino comenzarán a volar —advirtió Wei Wuxian

.

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Después de que Qi Meling se marchó, Lan Wangji llegó a relevarla cerca de la hora de la comida. Los chicos comerían ese día con el resto de sus compañeros, pues no podían permanecer siempre aislados con Wei Wuxian y parte del objetivo de tener discípulos invitados era el poder formar lazos con los chicos de su generación.

Había una lección más por la tarde y luego podrían retirarse a realizar actividades propias de su secta. Lan Sizhui y Jingyi pasarían la tarde practicando la espada, luego volverían a la cabaña para una lección privada de música y ya podrían reunirse con Jin Ling y el resto de sus amigos para hacer lo que quisieran.

Después de la comida, Wei Wuxian comenzó a quitarse la parte superior de su ropa, se sentó en la cama y se quejó. —Lan Zhan, ¿dónde quedó el aceite? Necesito un masaje, me está doliendo el pecho...

—Yo lo hago. —Lan Wangji tomó el frasco de la estantería y se arrodilló frente a su esposo que ya había abierto su camisa. Su pecho lucía más hinchado, pero sobre todo sus pezones eran un poco más oscuros. Después de untar bien sus manos con el aceite comenzó a masajear como Mu Qianhao le había enseñado. Wei Wuxian estaba mucho más sensible en esa área desde que inició el embarazo, pero siempre que Lan Wangji lo tocaba de alguna forma se sentía a todo gusto y lo expresaba gimiendo quedito.

La esperanza de un anheloWhere stories live. Discover now