||capítulo 8||

4.3K 300 8
                                    

-Esta bien mami. ¿Cuanto tiempo te quedarás?- Pregunté.

-Un mes. Quería pasar el mayor tiempo posible contigo- Dijo.

-Pues me alegro mucho de que te quedaras conmigo- Dije volviendo a abrazarla.

-A mi también-

En eso la puerta se abre y entra Piter sin mirarnos, parece apenado.

-Makyla, yo... - Cuando decide levantar la mirada y ver a mi madre pues se queda callado.

-Piter, ella es mi madre. Eliza. Mamá, el es Piter, mi guardia y mi amigo- Dije.

-Un gusto Piter- Dice mi madre.

-El gusto es mío, señora- Dice haciendo una reverencia.

-Ay por favor, nada de eso. No soy la Luna de Lunas aquí- Dijo mi madre.

-Bueno, yo las dejaré solas. Con permiso- Piter se va y mi madre me mira.

-Bien, ¿me mostrarás la manada y a tus amigos?- Pregunta.

-Emmm... mamá. Papá jamás me dejó salie del castillo-

-¡¿Como que no?! Ya verá ese idiota- Se levanta y camina hacia la puerta. Yo la intentó detener pero no funciona.

Está decidida.

-Tu- Apunta a mi padre.

-yo- Dice mi padre sin entender.

-¡¿Como es eso que nunca la dejaste salir del castillo?!- Pregunta.

-Pero sale a cazar- Dice mi padre intentando excusarse. Mi madre avanza y mi padre retrocede asustado de ella.

Ja! Jamás vi a mi padre así.

-¡Con guardias que si le hablan, tu les cortarás la cabeza supongo!- Dice mi madre.

-Y si la verdad- Dije yo y mi padre me mira mal.

-Ahora mismo me llevo a mi hija a pasear por la manada y si haces algo. Te va mal- Dijo mi madre y mi padre asiente repetidas veces.

Mi madre me sujeta de la mano y sonriendo salimos del castillo.

-Eres genial- Le dije.

-Lo sé-

Vi la manada y me quedé embobada. Jamás había visto desde este ángulo a la manada. Siempre salía con guardias, con mi padre. No podía hacer nada.

Todos nos quedaron mirando y se inclinaron.

-Ven vamos a divertirnos- Dice mi madre y me jala con ella.

La manada era hermosa. Visitamos muchos lugares y ayudamos en otros.

Fuimos al orfanato y me dio tanta pena ver a tantos niños sin familia y sin nada. Pero parecían felices. Estaban jugando todos los unos con los otros y eso me dejó encantada.

Hasta que senti un jaloneo en mis jeans.

Miré y vi a un niño muy pequeño, algo timido.

-Hola pequeño- Dije sonriendole.

Él se queda callado pero sonrie. De su espaldera saca su manita y me entrega una flor súper linda.

-Para ti princesa- Me dice.

-Muchas gracias- Le dije y me coloqué la flor en el cabello -¿Como te llamas?- Pregunté.

-Ankor princesa- Responde y yo le doy un beso en la mejilla.

Él se pone rojo y sonríe pero después se va corriendo con sus amigos. Yo me quedé enternecida.

-Que tierno- Le dije a mi madre.

-Si, la primera vez que vine aquí también me pareció muy tierno- Dijo ella.

-¿Como hay personas que no los quieren y los abandonan?-

-Existe todo tipo de personas. No todos tienen tu blando corazón- Dice abrazandome.

-Como quisiera que si-

Salimos del lugar y vamos a una heladería.

-Jamás había probado los helados- Dije.

-Diosa mía, ese tu padre es idiota. Tendrás que hacerme una lista de todo lo que te prohibió y yo con gusto la cambiaré- Dijo.

-Hm. Gracias mamá. Me encanto pasar el día contigo- Dije.

-Por nada hija, igual me encantó volver a convivir contigo-

The Two Kingdoms // ESPAÑOL //Where stories live. Discover now