—Tal vez, pero no lo ha hecho. Si sigo insistiendo, estoy segura de que me va a echar hasta del autobús —suspiré, sonriendo tristemente.

Él apoyó ambas manos en la fría barandilla de su balcón, provocando que sus bíceps se tensaran al instante.

Tragué saliva, obligándome a mí misma a mirarle a los ojos.

—¿Qué autobús? —preguntó, confuso.

Oh, era verdad, nadie sabía que el hombre con más dinero de Francia iba al trabajo en transporte público.

—El de antes de las ocho. Cada mañana sube al mismo bus que yo y fue allí donde le conocí, sin saber quién era él.

—¿Narcisse Laboureche, el dueño de la empresa de moda que más dinero mueve en todo el mundo, se mueve por París en autobús?

Soltó una contagiosa carcajada que me hizo sonreír a mí también. Realmente era cómica la situación, aunque debía de tener sus razones por aparecer en el transporte público, pese a que ni Bastien ni yo pudiéramos verlas en aquel momento

—De hecho, Lady S saltó sobre él hace un par de semanas, justo antes de la prueba de Selección.

Bastien dejó de reír tan exageradamente para mostran tan solo aquella radiante sonrisa que era capaz de derretir corazones al instante.

—Oh, así que por eso no te eligió.

Me encogí de hombros. Era lo más lógico.

—Supongo que es un niño inmaduro y rencoroso —me burlé, aunque tampoco me hacía demasiada gracia.

—Menudo imbécil —dijo, insultándolo de nuevo.

Le ofrecí una pequeña sonrisa a Bastien, más a modo de despedida que nada, pero él tenía la vista fija en un punto indeterminado entre las ramas colgantes que ocultaban mi balcón.

Lady S se apretó contra mí, disfrutando de mi compañía, recordándome que seguía en mis brazos y que estaba a punto de agujerearme la camisa con sus afiladas uñas, las cuales tenía intención de cortar en el próximo baño que le diera.

Me di la vuelta lentamente, esperando a que aquella conversación hubiera terminado ya. Era la segunda vez que era testigo de mis desgracias en Laboureche y ya era suficientemente ridículo que me hubiera visto al punto del coma etílico para que me viera llorar como una inestable aquella segunda.

Por alguna razón, me importaba lo que Bastien pensara de mí.

—¿Por qué tiene que ser Laboureche? —preguntó, interrumpiendo mi huida de nuevo.

Le miré, porque estaba segura de que era lo que estaba demandando.

Sus ojos azules analizaban mi rostro con interés, esperando mi respuesta, y sentí un pinchazo en el corazón cuando se encontraron con los míos.

—Supongo que era mi sueño. Desde pequeña he sabido que los Selectos son la élite de la moda, el puesto de mayor prestigio para un diseñador, y, con los años, he aprendido que, desde luego, es el único trabajo al que he querido aspirar desde que tengo uso de razón.

Él chasqueó la lengua, antes de apartar la mirada, pensativo. ¿Por qué se interesaba tanto de pronto en mi carrera? Es decir, hasta hacía unas semanas no sabía de mi existencia y jamás había demostrado interés para que hubiera ocurrido lo contrario.

—¿Confías en mí? —preguntó, interrumpiendo mis pensamientos.

«No», respondió mi subconsciente casi al instante. ¿Cómo podría hacerlo si ni siquiera le conocía?

—¿Por qué debería de hacerlo? —murmuré, confusa, acariciando el suave pelaje de mi ardilla.

Bastien ladeó la cabeza como un cachorro. Realmente era irresistible.

—Porque voy a conseguir que seas una Selecta —soltó, sin previo aviso.

Fruncí ligeramente el ceño, todavía más confundida que antes.

¿De qué estaba hablando?

—¿Cómo vas a...? —Empecé, aunque ni siquiera yo sabía formular la pregunta.— Narcisse me prohibió la entrada a Laboureche —repetí, intentando excusar lo que él acababa de decir.

Fue entonces cuando Bastien se separó de la barandilla, irguiéndose en todo su esplendor, regalándome una amplia y encantadora sonrisa que me desubicó por completo una vez más.

—Que intente echarme a mí, y verá —dijo con toda la seguridad del mundo, antes de guiñarme un ojo y desaparecer tan rápidamente que ni siquiera me dio tiempo a reaccionar.

* * *

Annyeonghaseyo!

I know que me echabais de menos porque publico más o menos con la misma frecuencia con la que escucho en clase de marketing, así que una vez al mes, aproximadamente xd

Independientemente de eso, espero que tanto a los nuevos como a los repetidores (JAJAJA como en el cole) os esté gustando la versión editada de la historia :) He leído la anterior y había cosas que eran una mi****.

¿Qué tendrá Bastien de especial para creerse tan divo de la vida como para que Narcisse no le vaya a echar como a una rata de su edificio así como ha hecho *más de una vez* con Agathe? Jujuju se viene lo bueno.

Que nadie se lo pierda o patada en el morro. Avisados estáis.

Annyeong!

Querido jefe NarcisoМесто, где живут истории. Откройте их для себя