☆Capítulo 30: Personalidades.

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Enfermos Mentales. Capítulo 30: Personalidades.

(Advertencia de contenido sensible)


Noviembre 03, 2009

Tras 9 meses de espera y estrés después, por fin estaba en el hospital, pujando para sacar al ser humano que había estado creciendo dentro de mí por casi un año. Dicho así, sonaba tétrico. Pero tras pujar varias veces hasta que el pequeño y frágil bebé saliera de mis paredes vaginales y verlo ahí, afuera, sabiendo que esa vida la había creado yo, juro que fue el sentimiento más lindo que jamás había sentido. Ni siquiera podía explicar mis emociones al tenerla entre mis brazos; llorando, manchada de sangre, pero conmigo. Era mi pequeña Arabella, mi hija.

Sí, me había convertido en madre a los 15 años. ¿Pero que más da? No sería la primera ni la ultima. Lo que sí sabía era que sería la mejor madre de 15 años que Arabella pueda tener. O eso creí hasta que sonreí mirando en dirección a mi padre y madre adoptivos. Esperé ver felicidad en sus rostros, pero solo vi ojos que no se atrevían a mantenerme la mirada.

Tras haberme recuperado, papá se comportaba el doble de amable y amoroso que siempre. Aunque solo lo hacía para que olvide el hecho de que trató de deshacerse de mi. Mientras a la mujer a la que debía llamar "madre" ni siquiera me dirigía la palabra salvo para darme órdenes. Era una maldita bruja que convenció a mi padre de tirarme a la calle, lo que casi lo logra. Ahora que lo pienso, no fue tan malo haber sido secuestrada por mi novio y terminar embarazada. Así pude volver a casa y arruinar sus planes. Su cara de enojo por haber perdido lo había valido todo.

—¿Qué pasa? ¿No están felices de tener una nieta?

—No eres nuestra hija —escupió Marcy con las manos detrás su espalda. Thomas, mi padre, la regañó disimuladamente antes de dirigir sus ojos a mí. Los observé frunciendo el ceño con la bebé en mis brazos—. Y si lo fueras, de todas formas esa niña ya no es tuya.

—¡Marcela! —regañó Thomas.

—¿Qué? Papá, ¿A qué se refiere? —pregunté confundida. Conseguí respuestas de inmediato al sentir como una de las enfermeras arrancaba a Arabella de mis brazos—. No, espere, ¿A dónde se la llevan? —pregunté mirando a las demás enfermeras y al doctor en busca de respuestas.

—Thomas y yo concordamos en que eres muy pequeña para cuidar a una bebé, da nuestro sueldo a penas da para mantenerte a ti. Tampoco queremos otra pequeña psicópata en nuestra casa. Esa niña y los fallos con los que venga son problema de otra familia. La familia que la adoptó.

—¡¿Qué?! ¡Papá! —reclamé observando a Thomas asustada. Él desvió la mirada.

—Tu madre tiene razón. Eres muy pequeña para cuidar a esa niña y nosotros no podemos darnos ese lujo. Sam, cariño, lo mejor es darla en adopción.

—¡No pueden hacer eso! ¡Soy su madre!

—Y eres menor. No necesitamos tu permiso para darlo en adopción. Lo siento, Sam, pero esto es lo correcto.

Enfermos Mentales: Edificio del terror. [Libro 2]Where stories live. Discover now