Capítulo 8 Gritos desesperados

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— ¿Nunca viniste?

— No tuve la oportunidad — le respondo
— Siempre me pareció un ambiente tranquilo. ¿Puedo venirme a vivir aquí? — Empezar de cero. Con mi familia, mis hijos.

Solo nosotros , sin problemas de ciudad.

— Podrías... — No quedaría mal vivir por aquí. — ¿Quieres dejar todo atrás?

— Si , porque eso estoy pensando cambiar de casa — Hablar con él, es como si hablará con un familiar. Con alguien parte de tu familia — Quiero todo fuera... De mi vida... — Y aquel último suspiro era de que no estaba del cien por ciento segura.

— Tendrás mi apoyo niña — Desprevenida , Roberto tomo mis manos entre las suyas. — Están muy frías... — Musita en momento que yo levanto la mano. Se levanta de mi lado y suelta mi mano.

Creí que se iría, pero no lo hizo , sino que se paró delante mío y se arrodilló para quedar mas o menos a la altura en que estaba yo.

Puso su mano derecha en la parte baja de mi ojo derecho, donde se encontraron mis ojeras.

Por su rostro pasó aquél manto de temor.

— Tranquilo... No estoy enferma, aún me mantengo en cuidados de parte de mi ginecóloga. Tuve principios de anemia, pero me he mantenido bien alimentado — Le aclaro para que no se sienta preocupado. — Tranquilo, estoy en las mejores condiciones. Estoy mejor y eso mi ginecóloga lo dice — Muevo mis hombros en forma de que le quite la importancia. Estos días me he vuelto una persona muy , pero muy comelona.

Mis antojos, traía a Alexis loco , al veces de madrugada. Sin querer queriendo levanto con el deseo de comer un locro, un masaco y eso no se pilla a casi tres de la mañana.

— ¿Tus vitaminas? ¿El ácido fólico?  — asiento en señal que si , si estoy yendo a pie de la letra lo que me ordenado hacer estos nueves meses, y me siento bien. Estaba apunto de hablarle unas cosas pero el tono de mi celular interrumpe. — Un momento — Hago un movimiento con mis dedos de que esperé. Él se levanta y sacude lo poco de tierra que trae.

Llamada

— ¿ Estás bien?

— Si , solamente que vinimos a Porongo un momento con Roberto, además que estabas fuera, no quise preocuparte Miguel —  escucho un grito de que él se apuré.

— Australia está muy frío. No sé cuántas colchas tengo envuelto en mi cuerpo, aunque hay calefacción en el hotel donde estoy —  se ríe tras decir todo — Prometo que estaremos dentro de tres días. Paul me dijo que te saludos y que no te olvides del ácido fólico, tienes que estar muy cuidada — Esta vez soy yo la que se ríe. Y aunque miro disimuladamente a Roberto, este esta un poco alejado con una llamada también

— Espero que no tarden...

— No lo haremos , te dejo tengo que dormir para levantarme más tarde...

— ¿Qué hora es allá?

— Media noche. ¿Y allá?

— Casi las nueve de la mañana — entonces es mucha la diferencia de hora entre nosotros. Duerme loquingo, te veo en tres días — Y le mando un beso.

— ¡Ay! Que melosa estás hoy — Y cuando estoy por darme la vuelta por un árbol y despedirme, noto como alguien esta a una distancia no tan lejana viéndome. Al momento que se da cuenta que estoy atento a él, se hace quien tiene el móvil en mano.

— ¿Todo bien? — Me pregunta.

Miro rápidamente a Roberto, que seguía con la llamada, pero más lejos.

Manipulado por mi Secretaria © [COMPLETA ✔️]Where stories live. Discover now